Prólogo
Comienzo
A veces la tranquilidad que ocurre en mi mente me abruma, no la quiero la desechó. Prefiero sentir el ardiente latido de mi corazón luchando contra algo apetecible, pero, en cambio, se calma tanto que parezco muerto y se encoge bajo cualquier nuevo acontecimiento.
Cambio
Abrazaba el agua y creaba ondas a mi alrededor con cada nueva brazada, me sentía como si estuviera volando, me sentía tranquilo conmigo mismo, satisfecho.
Solo cuando estaba en el fondo podía sentir la vida, en el fondo oscuro admiraba mejor los pequeños destellos de luz considerándolos hermosos, en el fondo frío apreciaba mejor la calidez de la superficie, el ardor del sol en la piel, en el fondo mientras mis pulmones ardían sentía placer de tomar solo una pequeña bocanada de aire. Pensaba en cosas que normalmente en otras circunstancias nunca hubiera imaginado y lo apreciaba, pensaba mucho y eso me calmaba.
Y cuando me liberaba era expulsado a la superficie hasta sentir el límite del agua en mis dedos, en mi rostro y volver a mi realidad.
—Al fin llegas —exclama Darían con los pies sumergidos en el agua.
—¿Nuevo récord? —pregunto acercándome al borde para salir.
Mira el reloj y hace una mueca —casi, pero si te hace sentir mejor si yo estuviera este tiempo bajo el agua me hubiesen salido branquias —dice en tono burlón.
—Eso sería bastante bueno en mi caso —salgo del agua y me envuelvo en una toalla, me dejó caer a su lado.
—¿No se supone que estamos de vacaciones? —pregunta Darían por milésima vez.
—Estamos descansando —aseguro, aunque este no queda muy convencido de ello.
—Estamos entrenando, como hacemos todos los días —se queja mirándome mal—, y mañana empiezan las clases.
—Cierto, conoceremos a esa amiga tuya —recuerdo en parte porque no ha dejado de hablar de ella— ¿Britani verdad?
El rostro de Darian palidece —Si, mañana llega, aunque ella no sabe que estoy aquí. También te presentaré a Richard y a Bella —explica entrando al agua—, podrías salir con nosotros y abandonar tu aburrida vida sedentaria.
—Hemos salido juntos muchas veces —me defiendo, sin poder ocultar mi sonrisa.
—Si claro a la librería —se queja salpicando agua.
Que más podría desear, esta era mi vida. No tenía otra motivación que en no fuera nadar, todo fluía y me gustaba que fuera así. No tenía necesidad de buscar nada más, estaba completamente satisfecho, aunque a veces reconozco que me gustaría ser un poco más ambicioso y sentir algo nuevo, algo que me cambiara en el mejor de los sentidos.
Y lo encontré, a la mañana siguiente, mientras acompañaba a Darian y a Abel. Ese día Abel estaba especialmente emocionado y me sentí feliz por él, se veía enamorado, me pregunté cómo me sentiría yo si como él hubiese encontrado a alguien en un abrir y cerrar de ojos, pensaba que era ridículo, que solo el soñador de Abel podría creer en tales cosas.
—A penas la conoces y la estás enamorado —me burló en tono irónico.
Abel pone los ojos en blanco —Enamorado, es una palabra muy grande, me atrajo, es solo eso.
—¿Será otro fracasó sentimental? —pregunto haciendo ilusión a los muchos fracasos que ha tenido en el aspecto romántico.
—Yo nunca fracasé —menciona con seguridad—, yo experimento y mantengo el recuerdo. —hace una pausa—, Solo una persona me ha sido imposible de atrapar.
Terminó de recoger mis libros —No lo sabía, ¿quién es la afortunada?
Me mira mal y hace una mueca de fastidio —No te importa, ya sabrás cómo se siente poder encontrar el amor y, sin embargo, fingir que no existe.
Suspiró —Muy conmovedor.
—Abel, tenemos que irnos —grita Darian de manera exagerada.
—Ve, quizás encuentra a tu amor —menciono lo bastante fuerte para que me escuche mientras se aleja.
La vida me dio una bofetada en ese instante en qué la vi y supe que era en ella, en dónde quería vivir, que se convertiría en mi nuevo oxígeno, en mi vida, en mi deseo.
—Hola, mi nombre es Bella —me mira de manera segura, me sentía como si me estuviera estudiando con la mirada, me hacía sentir inferior.
Mire a mi alrededor buscando a mis amigos, pues había perdido el habla, esta vez estaba solo y me sentía aún más solo al ser observado por ella, mantenía una simple sonrisa de pie frente a mí. Esperaba una respuesta, aunque en estos momentos no podría obtenerla, quizás cuando saliera de mi sueño podría responder y actuar como un hombre normal. Ahora estaba enamorado, estaba seguro de ello, me enamoré en un abrir y cerrar de ojos, me enamoré de la manera que solo ocurre en las historias de niños o en la manera en la que Abel siempre lo imagino, solo me enamoré.
—Me llamo Noha —mi voz salió temblorosa, no quería verme inseguro, pero no podría conseguir algo mejor.
—Bonito nombre, me ayudas a buscar la cafetería. Soy nueva y me encontraré con mi amiga en ese lugar —explica ella golpeando suavemente la punta de su zapato con el suelo.
Muestras hablaba, yo plasmaba en mi mente cada pequeño rasgo de su rostro, labios finos, ojos dorados y cabello castaño. Era hermosa, sin duda alguna hermosa, cualquier hombre y mujer lo hubiesen notado. Lo supe con mucha seguridad, estaba enamorado de la chica de los ojos dorados. Mi vida había cambiado.
Deseo
Las cosas habían cambiado sin duda, lo habían hecho para todos desde la llegada de Bella. Su personalidad afectaba a más de uno de nosotros, siempre sabía qué decir o que hacer, aunque claro, nunca simpatizó con Abel o con Richard. Aunque el sentimiento de ellos hacia ella eran similares ambos tenían razones muy diferentes para no sentirse cómodos a su lado. Darian, en cambio, se mostraba desinteresado, ya que estaba enfocado en Britani y esta era como una madre para Bella, a pesar de tener la misma edad, Britani era más paciente y reservada.
Bella me abrió los ojos, decía lo que pensaba y como se sentía, hacía lo que le apetecía y eso para mí estaba bien. Éramos muy diferentes, pero yo ya la amaba e intenté demostrárselo en todo momento.
—¿No dirás nada? —pregunta al pie de las escaleras balanceando sus caderas.
Estaba con un hermoso vestido rojo que se ajustaba a su cuerpo, su cabello caía en gruesas ondas. Los labios rojos me llamaban para ser besados.
—Estás hermosa, como siempre —mi seguridad con Bella iba en aumento, ya no era tímido, ya no disfrutaba tanto de la soledad.
—Gracias —se acercó y dejo un suave beso en mis labios, lo cual me sorprendió mucho—, creo que ya es hora de que me beses, ¿no crees?
Habíamos salido juntos estos últimos meses, pero jamás me atreví a besar sus labios, quería esperar a que fuera el momento adecuado y aunque la deseaba mucho no veía nada romántico en besarla justo en la puerta de la residencia femenina, aun así la bese. Coloqué mis manos en sus caderas y la apreté a mi cuerpo, podía sentir cada detalle de su cuerpo junto al mío, la besé en los labios de manera calmada, quería disfrutar de este primer beso, en cambio, Bella me atrajo de la nuca y enredando sus dedos en mi cabello me atrajo aún más exigiendo todo de mí. Solo se escuchaba su respiración y la mía, el roce de mi mano con la tela de su vestido o algunos gemidos que soltaba de satisfacción mientras incrementaba el beso.
—Te deseo Noha, te deseo ahora mismo —jadea Bella separando a penas nuestros labios—. La cena puede esperar
¿Puede esperar? Claro que puede, pero no siento que yo pueda esperar mucho más, mi excitación ya era notable, la necesitaba y la deseaba tanto como ella a mí, aunque algo en el fondo me decía que no era correcto que debía esperar un poco más y conocerla, aun así acepte su mano y al seguir cambio a la habitación.
Entre beso y beso logramos llegar sin ser notados, Bella me despojo sobre la cama y tirando de la cremallera de su vestido lo dejo caer a sus pies, era hermosa, me tomé mi tiempo para admirar cada curva de su cuerpo, pero impaciente se tumbó sobre mí y se encargó ella misma de mi ropa.
—He deseado esto desde que te vi, ¿tu también verdad? —peguntaba mientras besaba mi cuello y tiraba de mi camisa.
Por supuesto que lo deseaba, pero era más que esto, yo sentí y siento mucho más que esto.
—Yo te amo —confieso escondiendo mi rostro en su cuello.
El cuerpo de Bella de tensa sobre el mío, se separa un poco y me mira con algo de sorpresa en su rostro. Me apresuré, no debí decirlo y menos en esta situación. Me relajo cuando sonríe y me besa, eso no podría significar nada malo o incluso podría significar que ella se siente igual.
—Eso es muy lindo, Noha —exclama aún agitada.
Sentí que había vuelto a nacer, no me había sentido más feliz en mi vida. La besé y acaricié sus caderas quería hacerlo más real, quería hacer la mía y conocer cada parte de su cuerpo. Besé sus pechos, su abdomen y el centro de su deseo, quería sentir el sabor de su piel, quería sentir la calidez, lo quería todo.
—Noha, por favor —suplicaba ella de tanto en tanto.
Yo me tomaba mi tiempo, disfrutaba de este tiempo, hasta que no pude más y me hundí en ella, el cuerpo de Bella se agitó y se adaptó a mí de una manera perfecta, se movía a mi ritmo, aún aprisionada bajo mi cuerpo y se arqueaba dispuesta a recibirme, hasta que ambos caímos exhaustos y más que satisfechos.
Evolución
La vida se trata de una constante evolución que se forma y deforma en nuestro interior.
La miraba desde la barra bailar, ya se había hecho habitual nuestras visitas a estos antros, tanto que extrañaba un poco la tranquilidad a la que estaba acostumbrado, pero Bella disfrutaba más de esto, no quería que se sintiera aburrida a mi lado, no querría discutir nuevamente con ella. Ya hacía unas semanas que todo andaba genial entre nosotros y así quería mantenerlo, más que nada porque la amo, solo estábamos evolucionando y adaptándonos a la relación.
Se acerca a mí sin dejar de moverse con una nueva copa en sus manos.
—Es un poco tarde, deberíamos volver a casa —solo lo sugerí, pero el rostro de Bella se deformó de la molestia.
—No seas aburrido, iremos a casa luego de quemar este puto lugar —grita llamando la atención de todos—. ¿Cuándo te volviste tan aburrido?
Toma mi rostro y lo aprieta de manera brusca para luego echarlo a un lado. Ya no puedo más, estoy agotado de sobrellevar a Bella, de los entrenamientos y de todo lo que está pasando.
Bella enciende un cigarro sin importarle su vea mal que fume estas cosas, se vuelve estúpida cada vez que consume. Toma una bocanada y me lanza todo el humo en la cara.
—Ya relájate amor, bebé un poco —aprieta él vaso de whisky en mis labios.
Lo tomo con rabia y lo lanzó aún lado causando que se rompa, los ojos de Bella se abren aún más, están rojos al igual que su rostro, su molestia es notable y yo estoy igual, tanto que no me importaría hacer otro espectáculo.
—¡Ya basta! Iremos a casa ahora mismo, estás ebria y drogada, ¿sabes lo peligroso que es? ¡Conduzco una moto, no puedo hacerlo con una loca en mis espaldas! —grito tan fuerte que la garganta me quema.
Bella no entra en razón con ninguno de mis métodos, no razona y no es parcial. Ninguno de mis intentos la hace cambiar de parecer, cuando discutimos tiende a lastimar y no importa si soy cariñoso, si me enfado o si la dejo, ella nunca cederá en nada.
—¡Pues vete! Abel me vendrá a buscar en su coche, él es mejor que tú en muchos aspectos —lo dice sin pensarlo y me gusta creer que hay mucho más en sus palabras.
—¿Qué carajos dijiste? —pregunto con rabia apretando los puños a cada lado de mi cuerpo.
Ella solo sonríe satisfecha, otra vez lo ha vuelto a hacer, me ha vuelto a lastimar y lo ha hecho a sabiendas. Abel es mi mejor amigo y no soporto que vea esos comentarios como una broma.
—Vete a la mierda Bella —la hago a un lado y me largo.
Después de una hora dando vueltas decido ir al apartamento de Richard, con suerte estará ahí.
No tarda mucho en recibirme, pero por su aspecto sé que estaba durmiendo. Me examina preocupado.
—¿Volvieron a discutir? —pregunta invitándome a pasar.
—Es inevitable —me lanzó en el sofá e intento tranquilizarme—, podrías pedirle a Darian o a Abel que pasen a por ella, se niega a regresar conmigo.
—Claro, quizás Britani la controle —menciona Richard enviando el mensaje.
Últimamente, ni siquiera Britani puede controlar a Bella.
—Has cambiado mucho, digo cuando te conocí, eras el chico perfecto de este lugar, no te soportaba…, ahora —se queda en silencio.
—¿Ahora qué? —pregunto exasperado.
—Ahora tienes cara de mierda, estás destruido, es ella —niego con la cabeza al escucharlo.
—Estamos intentando encajar, debemos acostumbrarnos —explico frotando mis ojos, me duele la cabeza.