La vida puede ser comparable con una montaña rusa, llena de altos y bajos, cambiando con gran rapidez; negando la posibilidad de acostumbrarse a una cosa u otra, llena de curvas mortales que dejan una horrible sensación de vacío en el pecho.
También podemos pensar que es como la rueda de la fortuna, en un momento podemos estar en la cima y al siguiente podemos estar abajo, en el fondo; no deja de dar giros, cambiando de forma constante.
Los cambios pueden ser buenos o malos, traerte alegría o lágrimas; ella lo sabia muy bien.
¿Su nombre?: Mónic Malvorich, una joven de tan solo 18 años, que había tenido que vivir millas de cosas a tan corta edad, su vida había estado llena de tormentos; cargaba una infancia difícil a cuestas, falta de cuidado del amor y comprensión de una madre, la ausencia de los brazos protectores de un padre; durante mucho tiempo se le habia negado la felicidad.
Hasta que por azares del destino él llegó a su vida: Aquel hombre de profunda mirada gris, con la tormenta dibujada en su mirada, llena de fuego y emociones encontradas.
Nunca pensó que un hombre como ese pudiera visitar un lugar como aquel donde se conoció, unos meses atrás... CopaCabana un bar oculto entre el mundo más bajo que se pudiera conocer, un lugar lleno de tentaciones, donde el dinero es virtud y el placer el principal entretenimiento.
Ella acostumbrada a ser mirada con deseo, mientras se movía al ritmo de la música, seduciendo a todo aquel que la mirara. Nunca pensó que su vida pudiera cambiar de una manera tan abrupta, como lo había hecho...
Todo comenzó con una mirada, de esas que hablan y dicen todas las cosas que los labios callan. Dominick Carbajal; hombre poderoso, profesional, empresario, dueño de una de las compañías más importantes al nivel mundial, había llegado a CopaCabana guiado por su sed de venganza.
Sin pensar que su vida terminaría entrelazada con la de aquella bailarina de media noche: Mónic, niña de mirada inocente pero enigmática...
Sus vidas se habían cruzado de forma inevitable, Dominick la había tomado como una simple transacción, un trato que lo beneficiaria ayudándolo con su venganza; sin imaginar que terminaría perdidamente enamorado de esa niña. Una mujer que deberia haber estado prohibida desde el principio de los tiempos.
Hija de la mujer que más había lastimado a Dominick, Clarisa Medina, aquella que lo había dejado plantado en el altar, la venganza lo había llevado hasta ella... ¿y para que?... para terminar rompiendole el corazón en mil pedazos .
Mónic cerro los ojos, dejando que el aire frío y salado chocará contra su rostro, su cabello ondeaba al ritmo de las olas que azotaban la orilla, el sol poco a poco se ocultaba en el horizonte, abriéndole paso a la imponente luna; que no tardaría en apoderarse de los cielos.
Estaba de pie en la orilla, sus pies descalzos sobre la fina arepa, su vestido blanco y perfecto ondeando a causa del viento que no dejaba de azotar. ¿En qué momento su vida de habia tornado tan fría y vacía?.
Por un momento se había sentido en la cima, en el cielo, su pecho colmado de alegría; de recuerdos y vivencias intensas que quedarían marcadas en su memoria para siempre, y todo por él... Ese hombre al que se había entregado en cuerpo y alma, aquel que la amaba con locura o eso era lo que había creído durante mucho tiempo.
Dominick Carbajal había llegado como un caballero de brillante armadura, salvandola de la bruja malvada que era su madre, aquella que nunca le había mostrado amor y para la que trabajaba bailando cada noche, cómo un hada de la seducción, cuyo trabajo era llevar a los mortales a la perdición, envolviendolos en el deseo carnal, intenso.
Él le había mostrado un mundo diferente, la había hecho sentir amada, había cambiado su vida, llenandolo de color; de alegría, de amor. Había despertado en ella los más hermosos y puros sentimientos, esos que nunca imaginé que podría sentir.
Toda su vida se tornaba perfecta, todo aquello que le había sido negado de pronto llegaba a su vida, cómo si de una recompensa se tratase... A su vida había llegado un padre amoroso, que aunque estuvo ausente durante muchos años, ahora se esforzaba por darle todo ese amor que no le pudo dar durante su niñez.
Su madre había pasado de ser la bruja malvada de su cuento de hadas, a una cómplice incondicional, una que la apoyaba y hacia hasta lo imposible por ganarse su amor y sobre todo su perdón, ahora tenía una abuela que la consentía y se esforzaba por darle todo aquello que por derecho le pertenecía.
De ser aquella niña asustada, recorriendo las calles sin saber que le esperaría el día de mañana, había pasado a ser la heredera de una fortuna, miembro de una de las familias más importantes de la sociedad actual, hija de un empresario que había labrado un camino de fortuna para ella.