Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Novia del Señor Millonario
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
La heredera fantasma: renacer en la sombra
No me dejes, mi pareja
- ¡Felices veintisiete años! –me dice Tania- Tengo un regalo para ti
Conozco muy bien a Tania, no en vano llevamos más de diez años de amistad y sé por experiencia propia que, cuando dice que tiene un regalo, es una señal para mantenerme cautelosa. La mayoría de las veces, los regalos y fiestas sorpresas que ha planeado, no han salido muy bien.
- No tengo ni idea de lo que hablas, recién estoy cumpliendo los veinticinco –le respondo
Tania me sonríe mientras saca de su bolsa un paquete hermosamente decorada y me lo extiende mientras me dice:
- Eso estás diciendo desde hace dos años
- Y lo seguiré diciendo
Le sonrío de vuelta mientras abro mi regalo, frunzo mis cejas al ver lo que contenía el paquete. Saco la prueba de embarazo y me quedo mirándola por unos largos segundos.
- ¿Y esto para qué es?
- Pues ya no somos niñas, ni jóvenes alocadas ¿Recuerdas nuestra promesa de pequeñas? A los veintisiete años nos embarazaríamos las dos al mismo tiempo
Al escuchar sus palabras, un escalofrío me recorre toda mi espina vertebral de arriba abajo, haciendo que me estremezca. En realidad, ya había pensado sobre ese tema. No es que me moleste la idea, es solo que mi vida amorosa no ha sido muy exitosa hasta ahora y ya he perdido todas las esperanzas.
- Tania, me parece que no estás al tanto, pero no tengo pareja
- Bueno, no está de más prepararse, quién sabe, tu príncipe azul puede aparecer en seis meses, una semana o dentro de cinco minutos, de lo contrario siempre puedes buscar un donante
Justo en ese momento, escucho a un hombre aclarándose la garganta interrumpiendo nuestra conversación.
- ¿Se puede saber qué trampa te está preparando Tania ahora?
Giro mi cabeza hacia la derecha y me encuentro a Alejandro mirándome fijamente con la sonrisa más grande y divertida que jamás le he visto. Ale y yo nos hicimos amigos desde el bachillerato y desde entonces hemos sido inseparables.
Los ojos de Ale pasan de mi rostro a la prueba de embarazo que todavía sostengo en mi mano y vuelve a mirarme divertido y a la vez un poco confuso.
Rápidamente, meto el regalo de Tania en mi bolso con mis mejillas encendidas a causa de la vergüenza ¿Olvidé mencionar que desde que conozco a Ale, he estado enamorada de él en secreto? Pues, así es. Lo que menos quiero ahora es que piense que estoy en estado.
En un inicio, intenté por todas las formas hacerle saber que sentía cosas por él, pero, al parecer, captar las indirectas no eran su fuerte, o no lo quiso entender. Luego de un buen tiempo, desistí, estaba cansada de intentarlo y no quería arruinar nuestra amistad.
Desde ese entonces he tenido que verlo con una novia detrás de la otra. Lo he visto bailar, besarse y, hasta en una ocasión, en una situación bastante comprometedora.
Muchas veces sufrí, sola y en silencio, pero, con el pasar de los años, me fui acostumbrando y me olvidé de la posibilidad de que en algún momento podríamos estar juntos.
Lo único que nunca he podido controlar es el latido desbocado de mi corazón cada vez que lo veo. Una de sus cejas se levanta y yo solo ruego por que no piense cosas que no son.
- Bueno, acaba de llegar el alma de la fiesta, dígame usted, señorita ¿a qué bebida le gustaría que la invite? –me pregunta
- Sabes que no tiene ninguna gracia que digas que me vas a invitar a una copa cuando no tienes que pagar por ella
- Ser dueño del bar tiene sus ventajas, no lo puedo negar, pero no tengo la culpa de ello. Lo que si puedo hacer es prepararte el trago yo mismo, sé que te va a encantar
De poco a poco, Ale fue abriendo bares y hoy por hoy, tiene toda una cadena. En verdad lo admiro mucho por ello. Siempre se esforzó por lograr sacarlos adelante, incluso cuando nadie daba un duro por él, pero nunca escuchó a los demás y puso mucho empeño, gracias a eso es un hombre muy exitoso.
- Si no me gusta lo que me prepares, tendrás que darme tragos gratis de por vida
- Hecho, me parece un trato justo, sobre todo porque estoy convencido de que no te gustará –hizo una pausa dramática y luego continuó- te encantará
- Eso lo veremos
- Entonces, dime ¿qué quieres que te haga?
Al escuchar sus palabras me quedo completamente estupefacta. Debo tener una pinta ahora mismo de loca increíble. Sé que mi mandíbula inferior ha cobrado vida por sí sola y ha decidido separarse de la superior, dejando mi boca abierta de par en par.
Sé que estábamos hablando de los tragos, pero, no sé por qué razón, en la expresión de Ale vi algo diferente, como si estuviese sugiriendo algo, algo que provocó que me quedara en blanco.
Él me mostró su sonrisa perfecta y pícara.
- Ana, ¿el ratón te ha comido la lengua? –me quedo mirándolo sin todavía comprender bien de qué estábamos hablando ¿el tema continuaba siendo el trago?- Linda, ¿qué trago quieres que te haga?