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Esposa Virgen

Esposa Virgen

Miky Pérez

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Capítulo

Eleora esta perdidamente enamorada de su esposo Elián desde hace más de seis años. Ella no comprende porque ese hombre se casó con ella si tanto la odia y desprecia. Por mucho tiempo ha tratado de enamorarlo y ganarse su corazón, pero no lo ha conseguido y por eso ha tomado una decisión de huir de su lado. Además él tiene a su bella Adara su perfecta secretaria que solo le recuerda que ella es una mujer sin experiencia en el campo sexual. Ahora, Elián ha regresado a casa y esta haciendo cambios, cambios que dañaran los planes de fuga de la joven esposa virgen.

Capítulo 1 El amante

El repiqueteo de los tacones de los finos zapatos de la joven que camina a toda prisa para llegar al lugar de encuentro con su amante se escucha por la calle llamando la atención de algún transeúnte.

De manera nerviosa ella mira su reloj de pulso el cual está bordeado de pequeñas piedras preciosas muy brillantes y ve que va atrasada unos diez minutos y esto hace que su corazón palpite aún más rápido dentro de su pecho ya que imagina que la persona que la está esperando pudo marcharse al creer que lo ha dejado plantado. Su mirada también cae en aquella argolla de diamantes que adorna su fina mano y que le recuerda que no es una mujer libre.

— ¡Debo llegar pronto! — murmuró la mujer cuando apretó el lazo de su abrigo porque el frío aumentaba cada vez más.

La suave llovizna empeoraba el camino haciendo resbaloso el piso y ella se ve obligada a caminar con firmeza para no resbalar y caer. Siempre que se iba a ver con él dejaba su auto a unas cuadras lejos del lugar para evitar que fueran relacionados ellos dos o sino todo aquello terminaría muy mal para ambos.

Sonrío al ver el lugar frente a ella y tomó una bocanada de aire para relajarse un poco y feliz se dirigió a abrir las puertas corredizas de cristal y ver al hombre sentado en el lugar que siempre la esperaba su corazón se llenó de paz.

La sonrisa iluminó el rostro de la mujer y sus ojos azules resplandecieron a medida que se acercaba a la mesa donde estaba el hombre que al verla se levantó de inmediato y como respuesta le entregó una sonrisa igual de grande como el de ella y esto hizo que el corazón de la joven rebose aún más de alegría. Los ojos masculinos devoraron la figura femenina que venía envuelto en un abrigo de piel de color miel fijado en la cintura. Sus esbeltas pantorrillas se notaban tensas por los altos tacones negros.

Extendió su mano y tomó a la joven por los hombres y la acercó a él embriagando a la chica con el aroma de la loción para después de afeitar.

— Amor ¿Cómo estás?— dijo él cuando la acercó y le dio un beso en los labios de manera amorosa — pensé que ya no ibas a venir. Y no sabía si llamarte o no.

Ella le devolvió el beso sin dejar de mirar esos ojos miel que a ella tanto le gustaban.

—Sabes mejor que nadie que para mí es muy importante que nos veamos hoy cómo lo hacemos siempre los miércoles – le acarició el rostro con cariño después de volver a recibir otro beso prohibido.

El hombre todo un caballero sacó una silla e hizo que la joven se sentará quedando en una parte apartada en la cafetería. Ellos eran amantes y evitaban qué otras personas los vieran juntos.

El hombre pidió algo de comer y esperó con paciencia a ser atendidos cuando quedaron solos nuevamente en la mesa.

—¿Pensaste lo que te propuse? — mientras le hablaba le tomaba la mano a la joven y se la llevaba a sus labios sin dejar de observar aquellos labios rojos y carnosos — muero por estar contigo. Ya tenemos mucho tiempo en esta relación y quiero que lleguemos más lejos. Que avancemos.

La hermosa rubia llevaba su cabello recogido en un moño alto y dejaba caer dos chorritos de cabello a los lados de sus orejas que la hacía ver tan bella y joven. El hombre se desvivía por acariciarle las mejillas con delicadeza y amor.

— Lo he pensado mucho, pero te juro que tengo miedo — dijo la joven mientras jugaba con la mano del hombre— él es una persona muy poderosa y aunque él no me amas tampoco me deja ir. Sin embargo, el sábado se cumple el tiempo para que yo recupere mi libertad. Así que esperemos hasta el sábado y de ahí en adelante tomaremos nuestro camino juntos — dijo la joven sin dejar de ver al hombre a los ojos. Ella estaba convencida de que él la amaba, y ella solo quería huir del hombre que gobernaba su vida.

—No tengas miedo, yo te voy a proteger— dijo el hombre mientras que pasaba su mano por la nuca de la joven y nuevamente se apoderaba de sus labios — Yo estaré siempre para protegerte.

—Vamos a esperar que se cumpla el plazo para pedirle el divorcio— dijo ella convencida que era lo mejor— así evitó que él se niegue a dármelo— aseguró la chica.

Sin embargo, para Basil no era muy buena esa idea. Él la necesitaba casada para poder sacar el mejor provecho de la casa museo de la joven y del prestigio de los esposos Vasileiou.

—Vámonos este mismo viernes— insistió el hombre en su maquiavélico plan — y ya el sábado cuando él venga tú ya no estarás allí para que te vuelva a humillar con su hermosa secretaria.

La rubia apretó los labios y su estómago dio un vuelco de solo imaginar a su esposo en los brazos de su adorada amante Adara

—Te lo confirmo el mismo viernes— dijo la joven pensativa y con cierto dolor en su pecho al pensar en su esposo — yo te llamo y nos ponemos de acuerdo.

El hombre sonrió al oírla y se inclinó y la volvió a besar.

Después de charlar y ponerse de acuerdo si ella decidía huir con él ese mismo viernes. Ellos dos huirían para hacer su vida juntos y así realizar ella su sueño de ser amada y de amar.

Ahora, la joven va en su auto sonriendo al recordar lo que se ha propuesto hacer.

—Sí, sí lo voy a hacer— dijo y suspiró decidida — llevo años enamorada de un espejismo que solo me ha odiado desde el mismo momento que nos casamos. Ahora voy a hacer lo que siempre he querido y me alejaré de su odio.

En esos momentos suena su móvil y ella solo lo mira y no le da importancia. Debía ser Magola la mujer que siempre cuidaba su casa. Lo más seguro que quería preguntar sobre la cena y ella no estaba ahora para tonterías.

Aún tenía su corazón rebosante de alegría cuando llegó a la hermosa y enorme mansión donde vivía en soledad. Una mansión que era de su padre y que al momento de morir dejó como albacea a su flamante esposo ya que ella aún era menor de edad. Un esposo que solo veía cada quince días debido a los numerosos viajes que hacía con su adorada secretaria.

Bajó del auto y caminó hacia la entrada principal y abrió la puerta y fue cuando ella vio en el garaje el Lamborghini gris plata que pertenecía a su esposo.

Rápidamente humedece sus labios que están resecos debido a los nervios que siente en esos momentos.

—¿Qué hace él aquí?— se preguntó ella en voz baja. Ya era costumbre que su esposo apareciera solo los sábados para alguna cena de negocio y se marcha el domingo en la madrugada. Por ese motivo, al ver el auto de su esposo en su casa en esos momentos la llenó de angustia.

Con sus manos temblorosas se secó el sudor que bañaba la parte superior de sus labios, a pesar del frío ella sudaba copiosamente.

El teléfono volvió a sonar y ella con miedo metió la mano en su bolso y miró el número que la llamaba.

Perpleja contestó.

—Bueno— dijo casi ahogándose con las palabras.

—Entra que está haciendo mucho frío y no quiero que mi esposa muera debido a la hipotermia— dijo con sarcasmo.

Ella cerró los ojos y dejó escapar una bocanada de aire de su boca. Un aire que ella no sabía que tenía contenido debido a los nervios que tenía en esos momentos.

Ella iba a tomar el pomo de la puerta y de repente se abrió dejando ver unos hermosos ojos negros que la miraban con reproche y odio.

—¡Vaya! ¡Hasta que por fin llegó mi esposa virgen!— exclamó el hombre con su clásica voz ronca llena de sarcasmo.

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