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Los hermanos D

Los hermanos D

Marglerys

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Capítulo

Luego de ser ignorados por su madre Damián y Daniel incursionan en la calle desde muy pequeños, aprendiendo lo peor de la vida callejera. Sin embargo la ambición de estos hermanos es tan grande que no se conforman con las migajas. Trabajan dentro de una red de delincuencia organizar hasta escalar y ser los jefes de esta organización. Pero se verán acorralados cuando cada uno se enamore de la mujer equivocada. sus vidas estarán ligadas a una rivalidad por el amor de Lorena.

Capítulo 1 Matrimonio

En la vida algunas personas nacen con suerte y otras por suerte. Hay personas que viven con carencias, necesidades y sin ningún tipo de auxilio, simplemente tienen que jugársela, sin un peso en el bolsillo deben recurrir a diferentes métodos y esperar que alguno se adapte a su condición. Sin embargo hay otras personas que nacen en hogares llenos de lujos, con personal de servicio para asistirle en todos los quehaceres del hogar. Con cuentas bancarias a reventar de dinero, son dueños de empresas y negocios prósperos que le permiten llevar esta vida y heredar a sus generaciones futuras.

No sabría como llamarle al tipo de personas como Lorena, no es de familia rica, pero tampoco de familia pobre. Simplemente es una hermosa Joven que ha tenido altibajos pero la vida siempre le sonríe y juega a su favor.

Lorena es la primogénita de Silvia y Rafael. Un matrimonio feliz. Mientras Silvia se encarga del hogar y Lorena también hace trabajos de costura. Rafael por otra parte es Chofer de una familia distinguida, tiene un buen sueldo y se caracteriza por ser amoroso con su familia. A silvia le gustaría tener una vida llena de lujos, es una mujer ambiciosa e inconforme, derrochadora de lo poco que tiene pero tiene apariencias que cuidar, lo cual es para ella bastante importante, pelea constante con Rafael, ella solo piensa en dinero y Rafael hace todo lo que puede.

Lorena creció hasta los 5 años en un hogar consolidado, a esta temprana edad ya era una niña destacada, sus rasgos físicos eran impactantes. Cabello negro y lasio, lavios finos, unos ojos negros llenos de unas bellas pestañas, un carisma increíble. Silvia la involucró mucho en el mundo del modelaje y la danza, estaba segura que Lorena seria una mina de Oro. Rafael en desacuerdo por la presión que Silvia ejercía sobre la niña empezó a oponerse a todas estas actividades.

Los problemas en este matrimonio no faltaban, las quejas de Silvia por la insuficiencia de dinero y la molestia de Rafael por los constantes reclamos. Lorena no se daba cuenta de nada, ella solo imaginaba las pasarelas llenas de luces proyectándose mientras modelaba en línea recta hacia los espectadores, ella en su imaginación de niña quería ser una estrella y siempre brillar.

Silvia se encargaba de confeccionar todos los atuendos de las presentaciones de Lorena, le exige a Rafael las mejores telas para diseñar los vestidos que la niña debe modelar. no obstante todos los accesorios para los peinados y el maquillaje. Cuando Rafael tenía dinero por trabajos hechos con la familia que trabajaba le gustaba llevar regalos a Silvia y su pequeña Lorena. Silvia se emocionaba, le encantaban esos detalles, esto alimentaba su vanidad.

Ellos no tenían amor el uno por el otro un buen día Rafael tomó la decisión de hablarle a Silvia con mucha determinación.

- Tenemos que sincerarnos ya basta de tantas apariencias, no soporto esta relación de amor y odio que llevamos. Dijo él con un nudo en la garganta.

- Que propones Rafael, en esta casa se necesita dinero, tengo que exigir mas y mas cada dia. Es lo que merecemos tu hija y yo. Dijo ella sin sentir compasión.

- Más dinero Silvia, crees que somos millonarios, mi sueldo es suficiente para mantener 3 familias con 2 hijos, el problema es que eres una derrochadora. Ni siquiera tenemos un fondo de ahorros. Trabajo todos los días sin descanso y tu aún te quejas. No aguanto mas esto.-Lloraba Rafae desconsoladamente.

- Quieres que viva limitada, me encanta renovar mi closet, mis perfumes, mis bolsos y zapatos. Sabias esto desde que eramos novios, asi me conociste y me aceptaste. Ahora te toca soportarme.

- Sabes algo, no. No voy a soportar que me uses de cajero automático. Los únicos momentos en los que me tratas bien es cuando tenemos intimidad y cuando llegó con regalos, de resto soy un lacayo y no es justo. Me voy-Dijo Rafael mientras hacía la maleta.

Él lloraba, sentía que su familia se desplomaba pero tenía que hacerlo, estaba convencido de que Silvia no lo amaba, ella ni siquiera le rogó que no se fuera, simplemente lo miraba con frialdad mientras él recogía su ropa llorando sin cesar. Lorena en su cuarto jugaba con las muñecas, ella aun no comprendía las peleas continuas entre sus padres. Tampoco se daba cuenta que su padre se iba de la casa, tanto Rafael como Silvia fueron discretos en el momento que Rafael se marchaba, solo fue al cuarto de su hija le dio un beso y salió.

Silvia sabía que Rafael seguiría cubriendo los gastos de la casa aunque no estuviera viviendo allí, ella no se preocupaba por nada excepto por los temas de dinero. Lo que no sabía es que sus comodidades le duraran muy poco.

Rafael estaba conociendo a otra mujer y le encantaba pasar tiempo con ella, al contrario de Silvia, esta mujer es trabajadora, ahorrativa y con un carácter bastante dócil. Gabriela, además de ser bella trataba con mucho cariño a Rafael, algo que necesitaba para sanar todas las heridas del pasado y superar esas vivencias de desprecio e indiferencia que había sufrido. El estaba encantado y solo esperaba finalizar el proceso de divorcio que había echado a andar con Silvia para proponerle matrimonio a Gabriela. Por supuesto que Silvia desconocía de todo esto, en caso de enterarse entorpeceria todo el proceso del divorcio.

Tras un año y medio el divorcio fue legalmente efectuado. Lorena está cerca de cumplir los 7 años y Rafael no ha dejado de cumplir sus obligaciones como padre de familia, de hecho permite que Silvia organice la fiesta para celebrar a su pequeña. Evidentemente Silvia tenía un presupuesto bastante alto para todos los detalles de la celebración, el salón de fiesta enorme 200 invitados, pasapalos, comida, bebidas y golosinas por monton, todo costeado únicamente por Rafael. Siendo un padre tan amoroso quería que su hija solo disfrutara su cumpleanos.

LLega el dia y todo está listo a Silvia no se le escapó detalle alguno, vistio a Lorena de princesa, toda la decoración iba acorde al motivo de la fiesta, la comida bien distribuida por los mesoneros, colchones inflables para la diversión de los niños, el pastel enorme, no hacía falta nada para que fuera una grandiosa fiesta.

Por su parte Lorena, disfruto al máximo su fiesta, estaba feliz de ver a sus amigos y familiares reunidos festejando, además que recibió muchos regalos.

Como era de esperar Rafael no emitió comentario alguno acerca de la ostentosa fiesta, simplemente dejó que Silvia complaciera sus caprichos, dado que el esperara después de la fiesta para hablar con ella sobre su matrimonio con Gabriela. En armonía transcurrieron los días y Silvia sin sospecha alguna recibió la visita de Rafael en casa.

- Hola Silvia. -Dijo Rafael.

- Hola Rafael, ya busco a Lorena. -Dijo Silvia.

- Espera, necesito hablar contigo y seré breve.-Le comento Rafael mientras le tomaba su brazo.

- Rafael no me digas que te hago falta y quieres volver, también me haces falta pero ya nos divorciamos, recuerdalo.-dijo ella con una picardía en sus ojos.

- No cambias, siempre tan vanidosa y un tanto ilusa. Estás tan convencida que el mundo gira a tu alrededor que no te das cuenta que las demás personas tenemos una vida. Me voy a casar. Llevo tiempo conociendo a una persona y tomamos la decisión de estar juntos. -Le dijo Rafael riendo irónicamente.

- Que, acaso es una broma. No nos puedes hacer esto. Ademas tu me amas.

- Por favor, no seas ridícula. Sabes que no te amo y tu no me más, solo amas las comodidades que te doy. Espero tengas dinero ahorrado. Vamos a establecer legalmente la manutención de Lorena y el monto que corresponda será exactamente lo que te dare.- Le indigo Rafael seriamente.

- No te has casado y esa mujer te está lavando el cerebro, te manipula. Date cuenta.-LLoraba Silvia sin parar.

- La única manipuladora eres tú, mírate. Llorando como una mártir, por favor Silvia deja el teatro. Nos vemos en un mes, estaré de luna de miel. Adiós. - Dijo él mientras se marchaba.

Silvia quedó desconsolada, obviamente sabía que había perdido a la gallinita de los huevos de oro, ella sabía que solo tenía dos opciones, irse a trabajar o buscar otra gallinita. Es de suponer que encontró otra gallinita, pero veinte años mayor que ella, se mudo a vivir con él y estableció un hogar para Lorena.

Lorena Creció, a pesar del divorcio entre sus padres tuvo una infancia feliz, a sus doce años Silvia tuvo otra niña con su nuevo concubino llamado Augusto y le llamó Lucia. Augusto tenía una fábrica de pantalones, sin embargo era muy desordenado en las finanzas de la empresa y contar con una mujer como silvia tan derrochadora no era muy conveniente para el negocio, ninguno de los bienes materiales de Augusto estaban a su nombre, en el pasado había estado casado y su ex esposa intentó quitarle varias propiedades. Por lo tanto, todo estaba a nombre de una amiga de él para evitar que le volviera a suceder en el futuro lo mismo, era un hombre decepcionado del matrimonio, jamas se caso con Silvia. Le complacía sus caprichos, los de sus hijas, mantenía la casa, pero no creía en la idea de volverse a casar.

Lorena llegó a la edad de tener novio a sus quince años empezó a conocerse con Victor un niño de aspecto presentable, buen estudiante, sin embargo de bajos recursos, de origen humilde, ella estaba enamorada, era su primer novio, su primer amor, ademas que la relacion que llevaba con él era tan bonita que lo creía perfecto. Silvia al enterarse se opuso inmediatamente. Le dijo a Lorena que debía tener mejores prospectos, personas de otra clase social, que debía cambiar su estandares.

De manera obediente Lorena le hizo caso a su madre, terminó el noviazgo con Victor el dijo que su madre no le daba permiso, ella no quiso herirlo dando detalles de la manera de pensar de su madre, aunque no compartía las mismas ideas sentia que debia hacerle caso a su madre.

Lorena culminó sus estudios de secundaria y empezó hacer una especialización como técnico medio en área administrativa, dejó el modelaje, sentía que ese mundo no era para ella, quizás en su niñez disfruto un poco de todas estas atenciones que recibía cuando modelaba sin embargo al pasar del tiempo sentía que no encajaba en este plano. En la ejecución de este curso Lorena llegaba en horas de la tarde a la residencia donde vivía con su familia. un día en el ascensor conoce a Enrique, el nuevo vecino. Un muchacho bastante guapo, de buena familia, con aspiraciones ambiciosas. Todos los días coinciden en las instalaciones de la residencia. Enrique rompe el silencio y le dice.

- Hola me llamo Enrique, me doy cuenta que siempre llegamos a la misma hora. qué coincidencia no crees.

- Me llamo Lorena, un gusto.-responde ella con cierta odiosidad.

- Me gustaria conocerte.-Dice él con tono conquistador.

- No, gracias. - Le responde ella haciendo gestos con su cara.

- ¡Oye! no seas odiosa, dame tu teléfono.-Le dice él sonriendo.

- No te puedo dar mi teléfono, me quedaría incomunicada. Ahora si te refieres a mi numero tampoco te lo puedo dar.-Le contesta Lorena muy segura de sí.

- Que odiosa. Deberías ser un poco más amable, solo me gustaria conocerte y saber quien te tiene tan consentida para que seas asi, seguro tu novio.- Le dijo enrique.

- No es tu problema. -Le dijo Lorena y se fue.

Realmente ella no quería ser tan grosera con este muchacho, ella estaba nerviosa y fue su reacción más rápida, le parecía tan guapo que estaba esperando que el tomara la iniciativa de hablarle algun dia, ese dia llego y ella actuó de la peor manera. Sin embargo esto generó bastante interés en Enrique.

Laura siempre ha tenido buena comunicación con su madre, así que llegó a casa y le contó lo sucedido con el muchacho.

- Me paso algo bueno hoy.-le dijo Lorena a su madre.

- ah sí. Cuéntame.-Le respondió Silvia.

- Sabes que en el piso 5 hay una familia nueva, bueno el muchacho me habló hoy. Me dijo que me quería conocer, es tan lindo mami.-Respondió Lorena tocándose las mejillas.

- Se de quien me hablas es un muchacho bien simpático, si me gusta para ti, su familia está muy bien posicionada.

- Por favor, no empieces, la clase social de la gente no importa, lo que importa es el valor de cada persona.- Respondió Lorena molesta.

- Te voy a dejar un día ir a la calle sin comer, con la ropa sucia y sin un centavo en el bolsillo, vas a ver que la gente vale por lo que tiene y no por lo que es. Vas a regresar y me darás la razón.

- De igual manera solo me quiere conocer, no le di mi numero, tampoco es que voy a planificar una vida con él. Vamos a ver si conoce el significado de perseverancia.-suelta una carcajada Lorena.

- Tampoco te pongas tan difícil que las muchachitas deben andar tras de él.-Dijo Silvia.

Enrique entendio que debia se mas insistente, que Lorena no era un chica facil de convencer, ella contaba con excelentes atributos, una silueta de modelo, cabello largo, negro y lasio, su rostro hermos, siempre vestida muy coqueta, perfumada y con accesorios combinados con la ropa. De piel morena y bastante llamativa . Mientras que él también por su parte era guapo, de ojos claros, piel blanca, alto y con un estilo de universitario estadounidense. Así que espero volverse a topar con ella para abordarla y lograr un acercamiento, lo cual sucedió un día en una fiesta de un vecino.

-Nos volvemos a ver. -dice Enrique.

- Si, que rápido te estás integrando en la comunidad. -dice Lorena.

- Así soy, me integro rápido. Y tú decidiste no ser tan odiosa hoy por lo que veo.-comenta él

- Bueno, hoy tengo buen ánimo y veo que no eres tan superficial como pensé.-Le contesta ella sonriendo.

- Bailamos...-Le invita Enrique a la Pista de baile.

Transcurrió la noche y ellos estaban encantados el uno con el otro, bailaron, hablaron, compartieron con el resto de los invitados e intercambiaron de número para verse y salir. Lorena estaba bastante emocionada, esperaba con ansias salir con Enrique, ella consideraba que era un sueño hecho hombre, y sus expectativas hacia él eran muy altas. Sucedió con el pasar de los días que ambos se frecuentaban mucho, salían, comían, iban a la casa de cada uno y se llevaban muy bien entre sí. Enrique le pidió a Lorena y ella aceptó, era lo que se esperaba entre tanta cercanía.

La situación económica en la casa de Lorena está siendo un poco afectada por los problemas de inflación del país, los costos de los materiales para la fabricación de los pantalones estaban muy altos y su padrastro tuvo que reducir personal. Por lo tanto el nivel de producción era estándar, sólo alcanzaba el dinero para cubrir, gastos de personal, gastos de servicios, gastos de impuesto y los gastos en la casa, que fueron reducidos para lo estrictamente necesario. Lorena se vio obligada a buscar empleo, con dieciocho años cumplidos tenía que autosustentarse, al menos para complacer sus caprichos y sus gastos personales. Al enterarse Enrique de la situación se opuso rotundamente y le ofreció su ayuda, para él era muy importante que Lorena no se distrajera de sus estudios, en sus adentros no quería realmente que Lorena se exhibiera en algún lugar, pues sabia que tenia una novia excesivamente hermosa y cualquier hombre podría llegar a ser competencia. Así que le ofreció una cantidad de dinero mensual, el trabajaba en una de las tiendas de venta de productos tecnológicos, de las cuales era dueño su padre y le indicó que podía compartir su sueldo con ella. Sin titubear Lorena aceptó y siguieron muchos meses más construyendo una relación sólida.

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