Mi nombre de pila es Camila Gonzales, pero todos me conocen como Maddie, que es como mi Amo me había nombrado al darme mi collar de propiedad.
Sí, soy una sumisa en propiedad lo cual significa que tanto mi cuerpo como mi alma les pertenecen a mi amo Belcebú, claro que, como podrán suponer, ese tampoco es su nombre real, su nombre de pila es Antonio Suarez, pero la verdad es que una vez que uno empieza a vivir de lleno en el mundillo, tu nick empieza a ser tu nombre social, todos o, al menos la mayoría, de la gente que conoces te llama así, te acostumbras tanto a el que incluso se te hace raro que te llamen por el nombre que aparece en tu cédula de identidad, más de una vez me había pasado que cuando me llaman para hacer un tramite, ir al doctor o cualquiera de esas cosas mundanas, me demoro unos minutos en reaccionar, como si olvidara mi verdadero nombre, algo así como “cierto, yo soy camila”.
Como sea, llevo con mi amo 3 años de relación y hace 1 y medio que me dio mi collar de propiedad, cumplió muy bien el protocolo, primero fue el de consideración, 2 meses después el de entrenamiento y el día de mi cumpleaños, cuando ya llevábamos 18 meses de relación me tomó como suya definitivamente. Para quienes aún no lo saben, el collar de consideración se considera un símbolo de que ambos tienen la intención de llevar una relación seria, se podría decir que es como “andar” con alguien, el collar de entrenamiento se considera como un símbolo de una relación formal, el equivalente vainilla de un pololeo o, aún más un anillo de compromiso como novios, por último el collar de propiedad es un simbolismo similar al de las argollas de matrimonio, solo que (a mi parecer) es aún más intenso. Nunca olvidaré ese día, así como una novia nunca olvida el día de su boda.
*flash Back*
Estaba en mi fiesta de cumpleaños número 30, mi Amo y todos mis amigos estaban ahí, todos pertenecían al mundillo, Dominantes, sumisas y switch, claro que en el día a día éramos casi como cualquier otra persona.
-Cami, ven aquí- dijo mi Amo en medio de la celebración, señalando el piso frente a él, lo cual yo sabía muy bien lo que significaba, me quería de rodillas en el lugar señalado.
-si Amo- respondí al instante y me arrodillé frente a él con la mirada baja.
-hoy estamos celebrando el día en que naciste, hoy eres una mujer fuerte, hermosa y entregada, por eso quiero hoy tomarte como mi propiedad definitivamente- Dijo y sacó un collar de acero con una argolla al frente, tenía una grabación que no alcanzaba a leer desde mi posición… ¿Aceptas someterte a mi una vez más?
-Claro que sí Amo, soy suya hoy y siempre- respondí, él sonrió complacido.
-Entonces hoy olvidarás tu nombre y renacerás como maddie, mi sumisa, mi propiedad, mi tesoro más preciado- dijo, me puso el collar ajustándolo a mi cuello y lo selló con llave, luego se colgó la llave al cuello con una larga cadena.
-muchas gracias mi Amo- dije inclinándome en posición humilde.
-Ya puedes levantarte maddie.
Lo miré como si fuera una obra de arte, la cosa más perfecta creada en el mundo, o incluso algo similar a un semidios, algo muy superior, lejos de los parámetros mortales.
-¿Me permite abrazarlo?
-Claro que sí perrita Mía.
Con su autorización me lancé sobre él y lo rodee con mis brazos, creo que nunca me había sentido más feliz en toda mi vida. Luego sellamos nuestro pacto con un apasionado beso.
*Fin del flash back*
Claro que ser sumisa no es lo único en mi vida, Soy Chef de cocina internacional de profesión, también tengo una especialización en banquetearía y hace 5 años que tengo un pub restorán con temática BDSM, aunque no puedo negar que el camino para llegar a lograr todo eso no fue nada fácil, tuve que hacer muchas cosas de las que no me enorgullezco, sí, fue difícil sacarlo a flote por mi misma, no había nadie que me apoyara, pero valió la pena, con el tiempo se fue haciendo muy popular en la comunidad, por ende yo también pasé a formar parte del “Jet set” del mundillo, todos me conocían y hablaban cosas lindas sobre mi, bueno, casi todos, pues no faltaban los envidiosos mala leche. Pero la realidad era que incluso en comunidades BDSM de otros países que venían a conocer mi propuesta con curiosidad y entusiasmo.
Fue en mi propio local que conocí a mi Amo, venía todas las noches sin falta y siempre intentaba hacerme conversa.
-sácame de una duda- me dijo un día.
-Dígame
-¿Cuál es tu rol?
-Vaya… y yo que pensé que era tan obvia- contesté irónicamente.