Estaba empezando la primera semana de verano, y el clima ya hacia estragos en la zona, era tan insoportable el calor que apenas podía sobrellevar quedarme dentro de mi propia habitación. Era una locura.
Por ese motivo, en aquel día decidí abandonar la comodidad de mi horno privado y unirme a Alice en la recepción del hotel de mi familia, donde un ventilador sobre el mostrador trabajaba lentamente para aliviar el calor. Dado que los alojamientos tradicionales no eran populares entre los lugareños y el turismo nunca fue una prioridad para Greeword, el flujo de huéspedes era escaso, incluso durante lo que considerábamos como los meses de mayor actividad. Por esa razón, mis padres no vieron ningún problema en permitirme estudiar allí, en la recepción, siempre y cuando no incomodara a los pocos clientes que teníamos.
-¡Uh, quiero hacer este! -anunció Alice, señalándome un nuevo cuestionario en un sitio web en la computadora del hotel-. "¿Qué tipo de chico es el ideal para ti?" -leyó el título y soltó una risita-. El chico ideal para mí es el nuevo huésped.
-Pensé que estabas saliendo con el chico que vende patas de pollo -dije, echando un vistazo alrededor antes de volver a juguetear con mi celular. Esta era la verdad. Ella simulaba trabajar, yo simulaba estudiar.
Mientras Alice utilizaba la computadora del servicio para realizar pruebas en línea, yo ocupaba el incómodo banco de la recepción, con un libro abierto sobre el mostrador, aparentando que estaba aprendiendo algo cuando, en realidad, estaba navegando por Facebook en el teléfono.
-Mira, estoy saliendo, pero solo porque no puedo salir con Ares Bailey, ¿ok? -respondió, de manera sencilla.
-No sé quién es Ares Bailey, pero espero algún día tener una relación tan intensa y sincera como la tuya con el chico del puesto de comida. -bromeé, y ella se encogió de hombros con cierta despreocupación.
-Por lo menos como patas de pollo gratis. -contestó, demostrando cierta convicción de que la relación valía verdaderamente la pena-. ¡Ahora shh, necesito concentrarme!
La miré por el rabillo del ojo, riendo débilmente. Alice se toma muy en serio estas pruebas.
Así que no me importó interrumpir nuestra conversación improductiva.
-El rendimiento de este módulo es el peor de todos. Aplicar una central de despegue no parece ser la mejor opción. -Escuché a alguien decir mientras intentaba reprimir una risa cuando vi un meme perdido en medio de Facebook.
-No, la mejor opción es cambiar el director de esa filial -dijo otra persona.
-Eres muy radical, Patrick. -El hombre de la primera voz refutó y noté, aun con la cabeza agachada, los pies de dos sujetos cruzando la recepción del hotel-. Oh, buenas tardes -dijo, y escuché a Alice responder tímidamente, lo cual es extraño porque nunca se pone tímida.
Curiosa, levanté la mirada para ver de quienes se trataban, pero lo hice demasiado tarde cuando los dos hombres ya habían cruzado el pasillo que los llevaba a las habitaciones de invitados.
Al sentir un codazo en mis costillas, miré asustada hacia un lado y vi a Alice gruñir de una manera muy extraña.
-¡Es él! ¡El huésped del que hablé, Ares! -Contuvo los gritos en un susurro.
-¿Cuál de ellos? No se ven de nuestra edad. ¿Cuántos años tienen? -pregunté, girando mi rostro para analizar las espaldas de los hombres antes de que desaparecieran de mi vista, pero no hizo mucha diferencia porque no vi mucho sobre ninguno de ellos.
-El más bajo. El otro es un tal Patrick y ya rompió un frigobar, solo Jesús sabe cómo. -Respondió, todavía eufórica-. Además, ¿la edad que importa? ¡Ah, quiero que ese hombre me haga su esposa y darle muchos hijos!
-Santa madre de dios, Alice, no creí que te gustaran los mayores. Esos bebés saldrán de ti como si se resbalaran en un tobogán de agua. -Rezongué, aterrorizada ante la imagen de una persona tan desnaturalizada considerando la posibilidad de ser madre.
Apoyó el codo sobre la encimera y luego la barbilla sobre su mano, suspirando.
-¿Viste esas piernas? ¿Cómo puede un hombre verse tan sexy con ropa social?
Me forcé a dedicarle una sonrisa y le di unas cuantas palmaditas comprensivas en la espalda.
-Probablemente no conseguirás nada con él, hombres de su edad no se fijan en chicas como nosotras, pero no te desanimes, al menos puedes seguir comiendo patas de pollo gratis, ¿verdad?
Alice me dio una mirada poseída, arreglando su postura a una menos apasionada y más agresiva.
-¿Qué tal si le das un poco de apoyo a tu amiga, ¿eh? Maya.
Levanté las manos en un gesto de rendición, riendo.
-Si pudiera sabes que te ayudaría, pero no creo que pueda...
Respiró pesadamente, pareciendo estar de acuerdo, pero luego abrió mucho los ojos y se volvió hacia mí con una expresión espantosa.
-¡Pero puedes!
Sonreí falsamente, un poco asustada también.
-Ok, primero deja de poner esa cara, ¿de acuerdo? Te ves como un villano pensando en su plan malévolo y eso es extraño.
Alice me dio un golpe en la frente.