La sumisa del jeque
Prólogo
Brasil, Sao Paulo
Una semana antes...
Morgana se desliza por la pasarela, su esbelto cuerpo se balancea suavemente con el vaivén de sus caderas.
Un vestido largo, en tejido lurex con detalles de lentejuelas. Tiene una abertura en las piernas, que expone los muslos largos y bien formados. La pieza marca la esbelta cintura, entallada perfectamente delineando la retaguardia de la modelo, y en la parte delantera un profundo escote que deja ver el valle de los senos. La ropa está hecha por el diseñador más famoso del mundo.
La modelo tiene una mirada penetrante y el cabello rizado es parte de su atuendo, sus senos pequeños y firmes se balancean suavemente mientras camina. Siente cómo las boquillas rozan la tela, dando una ligera sensación placentera.
- ¡Divino! Ella es simplemente divina! - Habla Régis, el estilista, aplaudiendo para sí mismo y para la belleza que está en la pasarela con su trabajo más reciente.
Los hombres, incluso los acompañados, no pueden permanecer indiferentes ante la belleza de la deslumbrante pelirroja.
Morgana sonríe, sabe el efecto que tiene en la mayoría de los hombres, acostumbrada a ser seductora, lanza miradas sensuales, las que más le gustan, al parecer hoy escogerá personalmente al hombre que llevará a la cama, ese pensamiento satisface su libido enseguida. .
Alexandre Aguiar, es un conocido empresario en Brasil y en el mundo. El padre de Morgana, un hombre de familia, todos saben que quien lastime a su hija lo mínimo que le puede pasar es encontrarse con él en los tribunales.
Alexandre es capaz de armar el infierno a la princesa de sus ojos.
Morgana tiene una apariencia delicada. Creció mimada, siempre tuvo todo lo que el dinero podía comprar. Su padre la mimó durante sus 25 años y está más que presente en su vida.
Probablemente, Alexandre actúa de esta manera, porque su esposa, el amor de su vida, falleció, dejándolo con Morgana aún pequeña. En la inmensa mansión solo viven padre e hija, él no quería volver a casarse.
Ella nunca extrañó el amor. Sus aventuras sexuales la satisfacen.
Alexandre sale con otras mujeres solo para saciar el deseo de su cuerpo.
Alexandre sonríe viendo desfilar a su princesita, entre todas las demás modelos su hija es la más cualificada y la más hermosa.
Los guardias de seguridad están dispersos por el lugar, algunos cerca de Alexandre, otros en el escenario y disfrazados entre la multitud.
Se mejora la seguridad. En treinta años trabajando en la bolsa de valores, y con la moda, se ha ganado algunos enemigos poderosos.
Morgana sale del escenario para otro cambio de modelo por parte del estilista.
Otros modelos realizan una presentación tan emocionante que incluso Alexandre termina prestando atención con gran interés.
Morgana se precipita al vestidor para cambiarse de ropa. Al entrar, estaba aterrorizado. Todo el equipo se ha rendido, y están amordazados y atados con cuerdas, tirados en el suelo, el pánico evidente en sus rostros.
Un hombre la atrapa antes de que intente huir. Ella forcejea con todas sus fuerzas, él la agarra por la cintura, ella tira la cabeza hacia atrás rompiéndole la nariz, él la suelta, intenta huir, pero otro la agarra.
- ¡No! ¡Déjame!
Pone su mano sobre la boca de Morgana para que no grite. Muerde la mano de su agresor sacándole sangre, este grita de dolor y nervioso, el hombre le da una bofetada haciéndola caer.
Él la sujeta por los cabellos haciéndola ponerse de pie, ella grita de dolor y lo golpea en el pie con el tacón de aguja de su zapato.
- ¡Ay, perra! - Dice el hombre con acento dibujado armándose para dar un puñetazo al hermoso rostro.
Otro hombre lo toma del brazo, parece estar peleando con él por el tono de voz, hablan en árabe, lamentablemente no entiende casi nada, los pocos árabes con los que ha hablado en su vida han sido en inglés.
El hombre que evitó que fuera agredida, le toma la barbilla y le pasa un dedo suavemente por la comisura de los labios, limpiando la sangre que manaba, donde se formó un hematoma violáceo.
Ella lo mira a los ojos.