Mi Verdad Contra Su Arrogancia

Mi Verdad Contra Su Arrogancia

Gavin

5.0
calificaciones
53
Vistas
11
Capítulo

El reflector me cegaba, sentía el calor en la piel, pero por dentro estaba helada. Estaba en "El Desafío del Emprendedor" , el reality que prometía lanzar mi aplicación "Raíces Vivas" , mi vida entera, a la fama. Mi proyecto sobre lenguas indígenas era conmovedor, según los jueces. Creí que la inversión que lo cambiaría todo estaba al alcance de mi mano. Pero entonces, Ricardo, el magnate con cero conexión real con nuestra cultura, tosió, su arrogancia llenando el estudio. "La autenticidad es clave en estos... proyectos folclóricos" , dijo, su mirada burlona me taladraba. Me lanzó un reto en zapoteco, deformando las palabras. Le respondí, corrigiendo cada sílaba, con el cuidado que me enseñaron los ancianos de Juchitán. Su risa fue cruel. "¡Qué farsa!" , sentenció, y en un instante, el aire se congeló. El murmullo del público se volvió hostil. Me llamó "fraude" , "oportunista" , "charlatanería" , sus palabras golpes directos al alma. Mis sueños se estrellaron con mi tablet, rota en mil pedazos en el suelo. Los guardias me arrastraron fuera, lejos de las luces, hacia la oscuridad más absoluta. La humillación seguía en los pasillos: Ricardo se burlaba de mi "acento falso" . La rabia me quemaba, ahogando las lágrimas. Desafié al farsante. "Subamos de nuevo al escenario. Llamaré a los verdaderos hablantes. Que ellos decidan quién es el farsante." Hubo un instante de pánico en sus ojos. Javier, el presentador, trajo a seguridad. Me empujaron contra una estructura metálica. Sentí un dolor agudo, una línea roja de sangre apareció en mi brazo. "Deberías tener más cuidado" , se mofó Ricardo. Me arrojaron a un callejón oscuro, sola con el dolor y el eco de sus risas. Al poco, Javier llamó, ofreciendo una "segunda oportunidad" , exigiendo una disculpa pública. Ricardo también llamó: "¿Cuánto quieres por desaparecer?" "No quiero tu dinero, quiero justicia" , respondí. Me amenazó, su voz helada: "Haré que te arrepientas de haber nacido" . El peso de su poder me ahogaba. ¿Rendirme? ¿Vivir sabiendo que un farsante destruyó mi dignidad? "No me voy a rendir" . Colgué. Al día siguiente, regresé al estudio. Mis padres aparecieron en el escenario, manipulados, avergonzados. "¡Sofía, ¿cómo pudiste?!" , me dijo mi madre. ¡PLAF! La bofetada de mi padre resonó en todo el estudio. "¡Pídele perdón de rodillas ahora mismo!" , me ordenó mi madre, las lágrimas corriéndole por las mejillas. Ricardo sonreía, triunfante. Esto era su obra maestra. Me habían dejado completamente sola. ¿Qué harías tú en mi lugar?

Introducción

El reflector me cegaba, sentía el calor en la piel, pero por dentro estaba helada.

Estaba en "El Desafío del Emprendedor" , el reality que prometía lanzar mi aplicación "Raíces Vivas" , mi vida entera, a la fama.

Mi proyecto sobre lenguas indígenas era conmovedor, según los jueces.

Creí que la inversión que lo cambiaría todo estaba al alcance de mi mano.

Pero entonces, Ricardo, el magnate con cero conexión real con nuestra cultura, tosió, su arrogancia llenando el estudio.

"La autenticidad es clave en estos... proyectos folclóricos" , dijo, su mirada burlona me taladraba.

Me lanzó un reto en zapoteco, deformando las palabras.

Le respondí, corrigiendo cada sílaba, con el cuidado que me enseñaron los ancianos de Juchitán.

Su risa fue cruel. "¡Qué farsa!" , sentenció, y en un instante, el aire se congeló.

El murmullo del público se volvió hostil.

Me llamó "fraude" , "oportunista" , "charlatanería" , sus palabras golpes directos al alma.

Mis sueños se estrellaron con mi tablet, rota en mil pedazos en el suelo.

Los guardias me arrastraron fuera, lejos de las luces, hacia la oscuridad más absoluta.

La humillación seguía en los pasillos: Ricardo se burlaba de mi "acento falso" .

La rabia me quemaba, ahogando las lágrimas.

Desafié al farsante. "Subamos de nuevo al escenario. Llamaré a los verdaderos hablantes. Que ellos decidan quién es el farsante."

Hubo un instante de pánico en sus ojos.

Javier, el presentador, trajo a seguridad. Me empujaron contra una estructura metálica.

Sentí un dolor agudo, una línea roja de sangre apareció en mi brazo.

"Deberías tener más cuidado" , se mofó Ricardo.

Me arrojaron a un callejón oscuro, sola con el dolor y el eco de sus risas.

Al poco, Javier llamó, ofreciendo una "segunda oportunidad" , exigiendo una disculpa pública.

Ricardo también llamó: "¿Cuánto quieres por desaparecer?"

"No quiero tu dinero, quiero justicia" , respondí.

Me amenazó, su voz helada: "Haré que te arrepientas de haber nacido" .

El peso de su poder me ahogaba. ¿Rendirme? ¿Vivir sabiendo que un farsante destruyó mi dignidad?

"No me voy a rendir" . Colgué.

Al día siguiente, regresé al estudio. Mis padres aparecieron en el escenario, manipulados, avergonzados.

"¡Sofía, ¿cómo pudiste?!" , me dijo mi madre.

¡PLAF! La bofetada de mi padre resonó en todo el estudio.

"¡Pídele perdón de rodillas ahora mismo!" , me ordenó mi madre, las lágrimas corriéndole por las mejillas.

Ricardo sonreía, triunfante. Esto era su obra maestra.

Me habían dejado completamente sola. ¿Qué harías tú en mi lugar?

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
La Farsa de un Amor Perfecto

La Farsa de un Amor Perfecto

Romance

5.0

Isabella "Isa" Montes, una talentosa cocinera de origen humilde en Medellín, creyó haber encontrado el amor perfecto junto a Mateo Velarde, el apuesto heredero de una de las familias más influyentes de Bogotá. Tras un noviazgo intenso que superó barreras sociales, se casaron y se sumergieron en una vida de ensueño y comodidades, donde cada detalle parecía confirmar un amor idílico. Pero la burbuja se reventó brutalmente: Isa descubrió que Mateo mantenía una doble vida con su exnovia, Carolina Sáenz, con quien tenía dos hijos gemelos. Peor aún, él financiaba secretamente a esta otra familia, transformando su supuesta historia de amor en una farsa calculada. La devastadora revelación no solo le causó un aborto espontáneo sino que desató una campaña de humillación sin fin por parte de Carolina, quien la acosaba con videos íntimos de Mateo, mostrando impúdicamente su doblez. Cada regalo, cada promesa de amor, cada lugar especial compartido con Mateo, era profanado, replicado cínicamente con su "otra" familia. Las frías miradas de la alta sociedad y el silencio cómplice de la familia Velarde solo acrecentaban el tormento, mientras Mateo seguía actuando como si nada ocurriera. ¿Cómo podía alguien, a quien amó tan profundamente, ser capaz de una traición tan vil y sistemática? La mezcla de dolor, asco y una desesperación helada se instaló en su pecho, ahogando su respiración. Un vacío insuperable la consumía, dejando solo la cruda certeza de una mentira insostenible. En el abismo de esta traición, y con la inminente llegada de un hijo que la ataría aún más a la mentira, Isa vislumbró su única salida: fingir su muerte. Un trágico accidente aéreo en el Caribe sería su billete de escape, la única forma de recuperar su vida y romper para siempre con la asfixiante obsesión de Mateo. "El plan sigue en pie, necesito salir de aquí", sentenció con voz firme.

Mi Venganza, Su Prisión

Mi Venganza, Su Prisión

Cuentos

5.0

El rugido del avión de rescate sonaba como la salvación, pero para mí, Sofía, solo aumentaba la ansiedad en aquel sofocante aeropuerto improvisado. De repente, mi esposo, Miguel, me tomó del brazo con una fuerza inusual, su rostro contraído por la frustración mientras gritaba: "¡Sofía, no podemos irnos! ¡No puedo dejar a Carlos aquí!". Alegaba que Carlos era su primo, su responsabilidad, alguien que debía regresar a salvo. Escuché sus palabras, las mismas palabras que retumbaron en otra vida, y un escalofrío me recorrió: no era un sueño, había renacido. El recuerdo de mi vida anterior me golpeó como un maremoto: la epidemia, el avión gubernamental, y Carlos, supuestamente su primo, pero en realidad su amante, la misma que nos retrasó maquillándose para su "triunfal" regreso. En esa vida pasada, yo rogué, los otros voluntarios me acusaron de egoísta, y Miguel, con su falsa rectitud, me obligó a esperar con mentiras, llamándome egoísta. Esperamos. Carlos llegó, perfecto, y el avión partió, directo a mi perdición. Al aterrizar, Miguel me señaló y, con una falsa preocupación, dijo: "Ella tiene fiebre. Estuvo en contacto cercano con un paciente infectado ayer." ¡Era una mentira cruel y calculada! Fui aislada, interrogada, torturada psicológicamente por un sistema que creyó a mi "heroico" esposo. Morí sola, no por la enfermedad, sino por una infección hospitalaria, con mi cuerpo debilitado y mi espíritu roto. Mis padres, rotos de pena, fallecieron poco después, y Miguel, el "viudo afligido", heredó todo. Se casó con Carlos, y vivieron felices sobre mis cenizas y las de mis padres. Pero ahora estoy aquí, de nuevo en este infierno, con el mismo avión rugiendo y el mismo manipulador repitiendo sus mentiras. La rabia pura me invadió, mis puños se cerraron, y al mirar a Miguel, ya no vi al hombre que amaba, sino a mi asesino. "No," dije, mi voz tranquila pero firme, interrumpiéndolo. Miguel parpadeó, sorprendido. "¿No qué?" "No vamos a esperar, Miguel." Me sacudí su mano. Me giré hacia los atónitos voluntarios y proclamé, con mi voz resonando: "Carlos no es tu primo. Es tu amante. Y no voy a arriesgar la vida de dieciocho personas por la vanidad de una mujer que necesita una hora para ponerse rímel en medio de una evacuación de emergencia." El silencio fue absoluto, roto solo por el avión. Miguel palideció, su máscara se hizo añicos. Esta vida, pensé, no será una repetición. Será una venganza.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro