Mi Compañía No Te Sirven Nada

Mi Compañía No Te Sirven Nada

Gavin

5.0
calificaciones
59
Vistas
11
Capítulo

"Estoy encerrado." Esa es la verdad hoy, pero hace no mucho, mi vida era la taquería en Tepito y el olor a felicidad. Durante veinte años, Sofía, mi Sofía, fue el cilantro y la cebolla de mi alma. Era la mujer que me ayudaba a picar, la que reía con mis chistes malos, mi ángel caído en el barrio más bravo. Pero su "muerte" fue el inicio de mi infierno. De repente, llegaron esos "Guardianes", fríos y arrogantes. Me dijeron que todo, ¡TODO!, nuestro amor, nuestros veinte años, habían sido una farsa, un cruel experimento. Yo era solo un mortal, un conejillo de indias en su mundo secreto. Y como "compensación", me dieron un "regalo": la maldita inmortalidad. Pero la verdadera traición llegó después. No solo me había mentido sobre quién era, ¡sino también sobre quién amaba! Su "verdadero" amor era un tal Armando Rojas, "El Diablo". Y luego, ese mismo "Diablo", con su berrinche de poder, arrasó con Tepito. ¡Mi gente! ¡Mis vecinos! ¡Desaparecieron en una explosión de arrogancia! ¿Y Sofía? A un lado de Armando, con ojos de amor y compasión. ¡Usó la esencia de mis amigos, de mi familia, de los inocentes, para curar a ese monstruo! "Eran solo mortales", dijo Armando. "Daño colateral", repitió Sofía, sin una pizca de remordimiento. ¡El amor de mi vida se había convertido en un monstruo! Me condenaron al "Abismo del Tormento", a revivir esa masacre, esa traición, una y otra vez. Pero no lograron quebrarme. ¡Mi odio se volvió mi ancla, mi fuerza! Ahora, no soy el Ricardo Morales de antes. Soy el fuego que arde con la furia de mi gente. Y en este infierno, he descubierto un poder que ni ellos imaginan. Prepárense, Guardianes, porque he vuelto. ¡Por Tepito, por mi gente, su arrogancia va a pagar caro!

Introducción

"Estoy encerrado."

Esa es la verdad hoy, pero hace no mucho, mi vida era la taquería en Tepito y el olor a felicidad.

Durante veinte años, Sofía, mi Sofía, fue el cilantro y la cebolla de mi alma.

Era la mujer que me ayudaba a picar, la que reía con mis chistes malos, mi ángel caído en el barrio más bravo.

Pero su "muerte" fue el inicio de mi infierno. De repente, llegaron esos "Guardianes", fríos y arrogantes.

Me dijeron que todo, ¡TODO!, nuestro amor, nuestros veinte años, habían sido una farsa, un cruel experimento.

Yo era solo un mortal, un conejillo de indias en su mundo secreto.

Y como "compensación", me dieron un "regalo": la maldita inmortalidad.

Pero la verdadera traición llegó después. No solo me había mentido sobre quién era, ¡sino también sobre quién amaba!

Su "verdadero" amor era un tal Armando Rojas, "El Diablo".

Y luego, ese mismo "Diablo", con su berrinche de poder, arrasó con Tepito.

¡Mi gente! ¡Mis vecinos! ¡Desaparecieron en una explosión de arrogancia!

¿Y Sofía? A un lado de Armando, con ojos de amor y compasión.

¡Usó la esencia de mis amigos, de mi familia, de los inocentes, para curar a ese monstruo!

"Eran solo mortales", dijo Armando. "Daño colateral", repitió Sofía, sin una pizca de remordimiento.

¡El amor de mi vida se había convertido en un monstruo!

Me condenaron al "Abismo del Tormento", a revivir esa masacre, esa traición, una y otra vez.

Pero no lograron quebrarme. ¡Mi odio se volvió mi ancla, mi fuerza!

Ahora, no soy el Ricardo Morales de antes. Soy el fuego que arde con la furia de mi gente.

Y en este infierno, he descubierto un poder que ni ellos imaginan.

Prepárense, Guardianes, porque he vuelto.

¡Por Tepito, por mi gente, su arrogancia va a pagar caro!

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
El Precio de Su Ciego

El Precio de Su Ciego

Cuentos

5.0

Mi mano temblaba mientras firmaba los papeles del divorcio, un acto que sellaría el fin de mi matrimonio con Isabella y pondría en marcha un futuro incierto. Pero para mí, Ricardo Vargas, ese no era el final, sino el comienzo de una segunda oportunidad, un milagro inexplicable tras una pesadilla que ya había vivido una vez. Recordaba la ceguera de Isabella, su devoción absoluta por su hermana, Camila, y su sobrino mimado, Mateo, cómo mi hogar se convirtió en una fuente inagotable de recursos para ellos, mientras mi propia hija, Sofía, era ignorada. La imagen más dolorosa, la que me había despertado sudando frío, era la de mi pequeña Sofía, de solo cinco años, ardiendo en fiebre, luchando por respirar. Mientras yo, desesperado, llamaba a Isabella una y otra vez sin obtener respuesta; ella, como siempre, atendía los caprichos de su hermana. Cuando finalmente regresó a casa, ya era demasiado tarde: la vida de Sofía se había apagado en la soledad de su habitación, y con ella, el alma de Ricardo se había roto en mil pedazos. Ahora que el destino me había dado una segunda oportunidad, me di cuenta de que mi esposa ni siquiera conocía a su propia hija. Necesitaba una prueba, un ultimátum silencioso, y así se lo propuse a mi Sofía: "Cuando mamá llegue, si viene a verte a ti primero y te da un beso, nos quedaremos aquí todos juntos; pero si va primero a ver a tu primo Mateo, entonces tú y yo nos iremos de viaje, un viaje muy largo, solo nosotros dos, ¿estás de acuerdo?". Unos minutos después, el auto de Isabella se estacionó afuera y escuchamos su voz melosa y preocupada: "¡Camila! ¡Mateíto, mi vida! ¿Cómo están? Vine en cuanto me dijiste que el niño tenía tos". Y así, la traición se confirmó, fresca y punzante como la primera vez, mientras veía la silenciosa decepción en los ojitos de mi Sofía. En ese momento, la rabia crecía en mi interior, y me di cuenta de que Isabella no había cambiado; ella nunca cambiaría. No sabía que esta vez, yo sí lo haría.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro