Mi Compañía No Te Sirven Nada

Mi Compañía No Te Sirven Nada

Gavin

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Capítulo

"Estoy encerrado." Esa es la verdad hoy, pero hace no mucho, mi vida era la taquería en Tepito y el olor a felicidad. Durante veinte años, Sofía, mi Sofía, fue el cilantro y la cebolla de mi alma. Era la mujer que me ayudaba a picar, la que reía con mis chistes malos, mi ángel caído en el barrio más bravo. Pero su "muerte" fue el inicio de mi infierno. De repente, llegaron esos "Guardianes", fríos y arrogantes. Me dijeron que todo, ¡TODO!, nuestro amor, nuestros veinte años, habían sido una farsa, un cruel experimento. Yo era solo un mortal, un conejillo de indias en su mundo secreto. Y como "compensación", me dieron un "regalo": la maldita inmortalidad. Pero la verdadera traición llegó después. No solo me había mentido sobre quién era, ¡sino también sobre quién amaba! Su "verdadero" amor era un tal Armando Rojas, "El Diablo". Y luego, ese mismo "Diablo", con su berrinche de poder, arrasó con Tepito. ¡Mi gente! ¡Mis vecinos! ¡Desaparecieron en una explosión de arrogancia! ¿Y Sofía? A un lado de Armando, con ojos de amor y compasión. ¡Usó la esencia de mis amigos, de mi familia, de los inocentes, para curar a ese monstruo! "Eran solo mortales", dijo Armando. "Daño colateral", repitió Sofía, sin una pizca de remordimiento. ¡El amor de mi vida se había convertido en un monstruo! Me condenaron al "Abismo del Tormento", a revivir esa masacre, esa traición, una y otra vez. Pero no lograron quebrarme. ¡Mi odio se volvió mi ancla, mi fuerza! Ahora, no soy el Ricardo Morales de antes. Soy el fuego que arde con la furia de mi gente. Y en este infierno, he descubierto un poder que ni ellos imaginan. Prepárense, Guardianes, porque he vuelto. ¡Por Tepito, por mi gente, su arrogancia va a pagar caro!

Introducción

"Estoy encerrado."

Esa es la verdad hoy, pero hace no mucho, mi vida era la taquería en Tepito y el olor a felicidad.

Durante veinte años, Sofía, mi Sofía, fue el cilantro y la cebolla de mi alma.

Era la mujer que me ayudaba a picar, la que reía con mis chistes malos, mi ángel caído en el barrio más bravo.

Pero su "muerte" fue el inicio de mi infierno. De repente, llegaron esos "Guardianes", fríos y arrogantes.

Me dijeron que todo, ¡TODO!, nuestro amor, nuestros veinte años, habían sido una farsa, un cruel experimento.

Yo era solo un mortal, un conejillo de indias en su mundo secreto.

Y como "compensación", me dieron un "regalo": la maldita inmortalidad.

Pero la verdadera traición llegó después. No solo me había mentido sobre quién era, ¡sino también sobre quién amaba!

Su "verdadero" amor era un tal Armando Rojas, "El Diablo".

Y luego, ese mismo "Diablo", con su berrinche de poder, arrasó con Tepito.

¡Mi gente! ¡Mis vecinos! ¡Desaparecieron en una explosión de arrogancia!

¿Y Sofía? A un lado de Armando, con ojos de amor y compasión.

¡Usó la esencia de mis amigos, de mi familia, de los inocentes, para curar a ese monstruo!

"Eran solo mortales", dijo Armando. "Daño colateral", repitió Sofía, sin una pizca de remordimiento.

¡El amor de mi vida se había convertido en un monstruo!

Me condenaron al "Abismo del Tormento", a revivir esa masacre, esa traición, una y otra vez.

Pero no lograron quebrarme. ¡Mi odio se volvió mi ancla, mi fuerza!

Ahora, no soy el Ricardo Morales de antes. Soy el fuego que arde con la furia de mi gente.

Y en este infierno, he descubierto un poder que ni ellos imaginan.

Prepárense, Guardianes, porque he vuelto.

¡Por Tepito, por mi gente, su arrogancia va a pagar caro!

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