El aire en el invernadero de orquídeas era mi refugio, mi santuario. Ahí, la "Alma Doble", la orquídea más rara y preciosa del Jardín Botánico, florecía bajo mis cuidados. Pero a solo dos días de San Valentín, un grito ahogado rasgó el silencio. La vitrina destrozada. La orquídea, mi obra maestra, ¡había desaparecido! Mi sangre se heló al descubrir que los ladrones eran Sofía, mi esposa, la que supuestamente estaba de viaje de negocios en Monterrey, y un tipo de traje caro a su lado. Mi mundo se vino abajo. Era una pesadilla: mi Sofía, una ladrona, ¡con otro hombre! "¡Ricky! ¡Mi amor, qué bueno que estás aquí!", su cínica voz intentó actuar. "Fue un accidente, se nos cayó la vitrina, ¿verdad, Alex?". Nunca antes había sentido tanto desprecio. Su mentira, su descaro, su manipulación... me apuñalaron en el alma. El director del jardín reveló el valor de la orquídea: medio millón de pesos. Un delito grave. Y entonces, Sofía, sin un ápice de remordimiento, me lo pidió: "Paga la multa. Tú trabajas aquí, seguro te hacen un descuento. Luego te lo pago, te lo juro". "¿Que yo pague?", mi voz, llena de veneno, resonó en la oficina. "¿Que yo pague por la orquídea que le estabas robando a tu amante para el Día de San Valentín?". Salí de ahí, el alma destrozada, pero con una certeza. Ya no había vuelta atrás. Días después, mi abogada me soltó la bomba: Sofía estaba embarazada del amante y dispuesta a abortar a cambio de dinero. ¿Qué clase de monstruo usaría la vida de un inocente como moneda de cambio? ¿Podría yo, Ricky Morales, el jardinero que con tanto amor cuidaba cada brote, encontrar la fuerza para plantar una nueva vida entre las ruinas de mi pasado?
El aire en el invernadero de orquídeas era mi refugio, mi santuario.
Ahí, la "Alma Doble", la orquídea más rara y preciosa del Jardín Botánico, florecía bajo mis cuidados.
Pero a solo dos días de San Valentín, un grito ahogado rasgó el silencio. La vitrina destrozada. La orquídea, mi obra maestra, ¡había desaparecido!
Mi sangre se heló al descubrir que los ladrones eran Sofía, mi esposa, la que supuestamente estaba de viaje de negocios en Monterrey, y un tipo de traje caro a su lado.
Mi mundo se vino abajo. Era una pesadilla: mi Sofía, una ladrona, ¡con otro hombre!
"¡Ricky! ¡Mi amor, qué bueno que estás aquí!", su cínica voz intentó actuar. "Fue un accidente, se nos cayó la vitrina, ¿verdad, Alex?".
Nunca antes había sentido tanto desprecio. Su mentira, su descaro, su manipulación... me apuñalaron en el alma.
El director del jardín reveló el valor de la orquídea: medio millón de pesos. Un delito grave.
Y entonces, Sofía, sin un ápice de remordimiento, me lo pidió: "Paga la multa. Tú trabajas aquí, seguro te hacen un descuento. Luego te lo pago, te lo juro".
"¿Que yo pague?", mi voz, llena de veneno, resonó en la oficina. "¿Que yo pague por la orquídea que le estabas robando a tu amante para el Día de San Valentín?".
Salí de ahí, el alma destrozada, pero con una certeza. Ya no había vuelta atrás.
Días después, mi abogada me soltó la bomba: Sofía estaba embarazada del amante y dispuesta a abortar a cambio de dinero.
¿Qué clase de monstruo usaría la vida de un inocente como moneda de cambio? ¿Podría yo, Ricky Morales, el jardinero que con tanto amor cuidaba cada brote, encontrar la fuerza para plantar una nueva vida entre las ruinas de mi pasado?
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