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La Llave Negra

La Llave Negra

Lulu

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Capítulo

PARA CONSTRUIR UN NUEVO MUNDO, VIOLET DEBE DESTRUIR SU PASADO. La Sociedad de la Llave Negra está preparando su ataque contra la realeza. Violet se encuentra en medio de esta guerra, pero ella arriesga algo mucho más personal: la Duquesa del Lago tiene a su hermana Hazel como prisionera. Violet tendrá que hacer todo lo posible por regresar a la Joya para salvar la vida de su hermana y el futuro de la Ciudad Solitaria. ¿QUIÉN GANARÁ LA BATALLA FINAL?

Capítulo 1 ☆Uno☆

El pantano apesta muchísimo cuando llueve.

Raven y yo estamos apiñadas bajo un árbol moribundo del lado exterior de los

muros de la Puerta Sur. Las gotas gordas de lluvia caen con fuerza sobre las capuchas

de nuestros abrigos, suavizan la tela áspera y convierten la tierra dura que tenemos

bajo los pies en lodo suave que succiona nuestras botas.

La lluvia no me molesta. Quiero sacarme la capucha y dejar que el agua me salpique

las mejillas. Quiero unirme a ella y sentirme caer del cielo en millones de pedacitos.

Pero ahora no es momento de conectarse con los elementos. Tenemos trabajo que hacer.

Esta es la tercera vez que venimos a la Puerta Sur en los últimos meses, desde que

se llevaron a Hazel. Como la fecha de la Subasta se adelantó de octubre a abril, los

miembros de la Sociedad de la Llave Negra –la fuerza rebelde local de la Ciudad

Solitaria, liderada por Lucien– estuvo trabajando sin parar para sumar más personas a

nuestra causa, almacenar armas y explosivos e infiltrar las fortalezas reales en los

círculos más alejados.

Pero nada de eso importa si la realeza permanece escondida, acurrucada detrás del

muro inmenso que rodea la Joya. Ahí es donde nosotras entramos en juego. Las

sustitutas somos más fuertes cuando trabajamos juntas, y necesitaremos a todas las

chicas que podamos reunir para hacer pedazos esa muralla gigante. Para quitarle a la

realeza su protección principal. Para dejar entrar a todos a la Joya.

Raven y yo viajamos a los cuatro centros de retención, junto a otras sustitutas que

Lucien salvó de la Joya: Sienna, Olive e Indi. La Puerta Norte fue la peor: todo de

hierro frío y pisos de piedra, uniformes aburridos y ningún artículo personal permitido.

No sorprende que Sienna odiara tanto el lugar. No le gustó volver ahí tampoco, pero

necesitábamos una sustituta que conociera las instalaciones y a las chicas.

Les estuvimos mostrando la verdad a algunas por vez, las ayudamos a acceder a los

elementos y así las transformamos en algo más. Raven tiene una habilidad única e

intangible: puede acceder a un lugar especial, un acantilado frente al océano, y puede

llevar a otros con ella también. Es un punto de ensueño, mágico, donde las chicas

como nosotras crean una conexión instantánea con los elementos. Estuve ahí en estos

meses más veces de las que puedo contar.

Debemos ser cuidadosas con quienes elegimos: solo las chicas que van a la Subasta,

las que van a estar en los trenes que ingresan a la Joya. Lucien nos consiguió las listas.

No hay una puerta escondida que lleve a la Puerta Sur, como en la casa de

acompañantes de Ash, ni soldados que merodeen por ahí, tampoco. La Puerta Sur es

una fortaleza en medio de un mar de ranchos de ladrillos hechos de lodo. El Pantano

es incluso más triste de lo que recordaba. El olor sulfuroso del lodo que tengo bajo los

pies; los árboles raquíticos, tristes; los hogares destartalados... Todo transmite pobreza

de una forma que nunca había entendido de verdad, hasta que viví en la Joya.

Ni el Humo ni la Granja son tan terribles como esto. La injusticia aquí es como una

bofetada. Gran parte de la población de la Ciudad Solitaria vive en la miseria y a nadie

le importa. Peor, nadie lo sabe en realidad. ¿Qué saben los ciudadanos del Banco o el

Humo sobre el Pantano? Es un lugar lejano donde viven las personas que les palean el

carbón o les limpian las cocinas o les manejan los telares. No es real para ellos. Es

como si no existiera.

–Nos falta mostrarles los elementos a apenas tres chicas aquí –dice Raven–. En unos

días volvemos a la Puerta Oeste.

Volvió a llevar el cabello corto y los ojos le brillan como fuego negro bajo la capucha.

No es la misma Raven que dejó conmigo este centro de retención en octubre para ir a

la Subasta, ni es la cáscara vacía en la que la Condesa de la Piedra la había convertido

tras tanta tortura cuando la rescaté de la Joya. Está en algún lugar en el medio. Tiene

pesadillas sobre el tiempo que pasó encerrada en una jaula dentro de los calabozos del

palacio de la Piedra. Todavía oye partes de los pensamientos o sentimientos de las

personas –susurros, los llama ella–, un efecto secundario de los cortes sucesivos que le

hizo el doctor de la Condesa en el cerebro.

Pero le volvió la risa y la inteligencia, en especial cuando habla con Garnet. Y

entrena todos los días con Ash, y así empezó a fortalecer el cuerpo débil, hasta que su

figura delgada se volvió saludable y fuerte.

Levanta la mirada al muro inmenso que está sobre nosotras. Treparlo nunca fue una opción. La superficie de piedra es perfectamente lisa, sin grietas ni rajaduras de donde

sostenerse. Pasamos horas sentadas en la mesa del comedor con Sil debatiendo las

mejores maneras de meternos en los centros de retención. Al final, fue Sienna quien

tuvo la idea. No podemos pasar por arriba de los muros ni atravesarlos (al menos, sin

atraer atención para nada deseada).

Pero podemos pasar por debajo.

El poder de los elementos se volvió más fuerte en mí durante los últimos meses. Ella

está más fuerte también, así como Indi, la sustituta de la Puerta Oeste. Sienna puede

conectarse con la Tierra y el Fuego; Indi, solo con el Agua. Hasta ahora, ninguna otra

sustituta, además de Sil y yo, tiene el poder de acceder a los cuatro elementos. Olive,

la chiquita de rulos de la Puerta Este, es la única que todavía tiene dificultades para

usar los elementos con los que se conecta, el Aire y el Agua. Es la única de nosotras

que todavía usa los Augurios. Y es la única persona de la Rosa Blanca que tiene algo

bueno para decir de la realeza.

Pero Olive, Indi, Sienna y Sil están lejos, en la casa de ladrillos rojos de la granja que

ahora llamo hogar. Es probable que estén durmiendo ahora, cómodas en las camas

tibias, seguras en el bosque salvaje que protege la Rosa Blanca.

–¿Violet? –pregunta Raven.

Asiento con la cabeza.

–Estoy lista –digo cerrando los ojos.

Conectarse con la Tierra es tan fácil como sumergirse en un baño caliente. Me

transformo en la Tierra; dejo que el elemento me llene hasta que nos volvemos una

unidad. Siento las capas de tierra bajo los pies, un peso en el pecho. Lo único que

necesito hacer es dar una orden, y la tierra responde.

Cava, pienso.

La tierra en el Pantano es diferente a la de la Granja; es áspera, fina e insalubre. El

martilleo de la lluvia tapa el sonido de la tierra que se agrieta bajo nuestros pies. Llego

más lejos con la mente y le pido a la tierra que cave un túnel en sí misma de más,

más, más profundidad, hasta que siento el suelo suave y color café oscuro. Creo un

pasaje con facilidad; la Tierra está más que feliz de satisfacer mis necesidades. Cuando

me raspo con piedra, sé que he llegado al fondo de los cimientos del muro. Empujo mi

túnel más abajo; el muro es grueso y debo asegurarme de pasarlo.

Es una sensación tan extraña... estar tan consciente del túnel y a la vez estar

físicamente sobre el suelo. Como si tuviera dos pares de ojos, manos, orejas, orificios nasales. Me pregunto si se parece un poco a la manera en que se siente Raven cuando

oye los susurros, cuando tiene los pensamientos de otra persona en la cabeza junto a

los propios. Me doy cuenta de que la piedra queda atrás y no hay más que luz y tierra

sobre mí. Mi túnel trepa, la Tierra y yo cavamos un espacio juntas hasta que, con un

estallido pequeño, salimos del lodo al patio que está del otro lado de este muro.

Una vez que el trabajo está terminado, me desconecto del elemento y abro los ojos.

Raven me está mirando, preocupada.

–Tu rostro se vuelve tan extraño cuando haces eso, ¿sabes?

–A Ash le parece hermoso. Inquietante, dice, pero hermoso.

Pone los ojos en blanco.

–A Ash le parece hermoso todo sobre ti.

De todas las personas que dejamos atrás en la Rosa Blanca, es probable que Ash sea

el único que esté despierto ahora. Aunque hicimos esto tantas veces, en los cuatro

centros de retención, todavía se preocupa. Lo imagino en nuestro entrepiso mirando

los listones del techo del establo, preguntándose dónde estamos, si lo logramos, si nos

van a capturar, cuándo volveremos a casa.

Pero no debo pensar en cómo Ash se preocupa por mí. Bajo la vista al túnel oscuro.

–Vamos –digo.

El túnel es angosto; el ancho nos permite entrar de a una por vez. Es imposible asirse

de la tierra que se despedaza, así que Raven y yo nos dejamos deslizar por las paredes

resbaladizas hasta que llegamos al fondo.

Tras lo que parecen unos tres metros bajo el muro, quedamos cubiertas por la

oscuridad total durante un minuto y luego estamos del lado de la Puerta Sur, con la

vista hacia arriba, hacia el túnel que lleva al patio. Parecen kilómetros desde este punto

de vista.

Subimos con dificultad y salimos al patio de la Puerta Sur, cubiertas de lodo y sin aliento.

Aquí es donde está el verdadero peligro. Fuera, en las calles del Pantano, nadie nos

reconocería jamás, con excepción de nuestros familiares directos. Nadie nos ha visto

desde los doce años. La familia de Raven está lejos, al este, y la mía, al oeste, pero

solo queda mi madre para reconocerme. Mi hermano, Ochre, es parte de la Sociedad

ahora, porque trabaja en la Granja. Y a mi hermana, Hazel, se la llevó la Duquesa del

Lago para reemplazarme.

No. No tengo que pensar en Hazel ahora. No tengo tiempo para distraerme. Haré esto por ella. Para salvarla. Para salvar a todas las sustitutas.

De todos modos, es imposible no preocuparse. Lucien dijo que la Duquesa hizo un

arreglo con el Exetor. Un compromiso. Entre el hijo del Exetor y la futura hija de la

Duquesa. Dijo que la sustituta –mi Hazel– está embarazada.

Y si eso es cierto, entonces Hazel está muerta. El parto mata a las sustitutas.

No. Sacudo la cabeza y miro a Raven. Ella estaba embarazada cuando la rescaté de

la Joya en diciembre. Sobrevivió. Hazel va a sobrevivir también. Voy a asegurarme de eso.

Pero ahora tengo que concentrarme en la tarea que estoy haciendo.

El edificio se alza, imponente, frente a nosotras; un contorno rígido en medio de la

lluvia. Parece más pequeño que cuando vivía aquí, aunque quizá sea porque pasé

mucho tiempo entre los palacios inmensos de la Joya. Además, la Puerta Sur es el

centro de retención más pequeño. La Puerta Norte era enorme. Incluso la Puerta

Oeste y la Puerta Este son más grandes que esto. La Puerta Oeste tiene un jardín

gigante alrededor y un solárium en el centro. En realidad, es bastante lindo.

–Vamos –susurra Raven. Bordeamos el montón de tierra que removí para hacer el

túnel (la voy a reponer cuando nos vayamos, para no dejar rastros) y nos dirigimos al

invernadero.

La estructura de vidrio brilla en la lluvia; nos escabullimos dentro y nos quitamos las

capuchas. Raven se sacude el cabello y recorre el lugar con la mirada.

–¿Llegamos temprano?

Tomo el reloj de bolsillo de Ash. Treinta segundos para la medianoche.

–Ellas vendrán –digo. Hace calor dentro del invernadero, el aire está pesado por el

aroma a cosas que crecen: tierra, raíces y flores. La lluvia golpetea suavemente

mientras Raven y yo esperamos.

Exactamente cinco segundos después de la medianoche, percibo unas figuras

encapuchadas que se apresuran a través del patio. Luego, la puerta del invernadero se

abre y el grupo de chicas que estábamos esperando entra en tropel.

–¡Violet! –susurran algunas mientras corren a saludarnos a Raven y a mí.

Amber Lockring da un paso adelante mientras se quita la capucha; los ojos le brillan.

–Justo a tiempo –dice, sonriente.

–Cinco segundos tarde, en realidad –aclara Raven.

Amber no era nuestra amiga aquí, aunque vivía en nuestro piso. Raven confesó que

ella había dicho que yo era un bicho raro el primer día que pasé en la Puerta Sur y Raven le dobló el brazo detrás de la espalda hasta que Amber dijo que lo sentía.

Nunca se gustaron después de eso. Cuando recibimos la lista de las chicas que irían a

la Subasta, Raven eligió a Amber de inmediato para que fuera la primera a la que le

reveláramos este secreto. Cuando le pregunté por qué, achicó los ojos y dijo: "Odia a

la realeza tanto como yo. Y era la única chica de nuestro piso, además de mí, que

usaba pantalones".

Tuve que sonreír ante eso. Si no se hubieran odiado tanto, tal vez habrían sido amigas.

–¿Las trajiste? –pregunto.

Amber señala con orgullo a las figuras todavía apiñadas cerca de la puerta; tres

chicas con una expresión de miedo y sospecha en el rostro.

–Tawny, Ginger y Henna. Son las últimas. Somos todas las que vamos a la Subasta.

Hago un recuento rápido. Solo nueve de setenta y siete chicas de la Subasta de este

año son de la Puerta Sur. Y están delante de mí ahora.

–¿Las vio alguien? –pregunta Raven.

Amber resopla.

–No. Claro que no. Hice esto antes, ¿sabes?

–Gran trabajo –digo.

–¿Listas? –pregunta Raven entre dientes.

Doy un paso adelante.

Es tiempo de mostrarles a estas chicas quiénes son en realidad.

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