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La Llave Negra

Capítulo 5 ☆Cinco☆

Palabras:3934    |    Actualizado en: 04/04/2021

lo lo interrumpe el lati

arnet sobre esto –re

pera y no hagas n

cioso. Lo levanto y lo soste

y me hundo en el sofá. Rav

nte sola.

Sil con suavi

ante lo que parecieron ho

nte, me

–anuncio–. Debe estar p

bien la noticia. Cuando m

a en e

me dijeron que planeas

ico–. Tengo que estar ahí. T

alc

ponde él–, porque justo co

ando si

erio?

sponde–

iamos una mirada cur

ama de compañía personal

. Coral ha intentado contra

da si Coral tiene una dama de compañía o no. Pero ahora parece que necesitamos una. De modo que mañana voy a informarles a todos que te he contratado a ti. Es una juga

Estoy seguro de que viene u

los preparativos para la Su

era

rnet –digo,

s. Ey, ¿est

olvidado de preguntar –d

e, son

a diversión, siempre. ¿T

en

ca y la madre autoritaria. Te

no es precisamente una cubet

deprisa antes de

porche delantero. Le doy las

l establo a contarle

cabras; una de ellas le ac

cuando entr

do en el lugar y lo miro:

ad de las caricias que le hace

egras. Respiro en la c

–digo c

grito débil cua

..? ¿V

paso adelante. Se acerca y

on un poco de asombr

–pregunta. Yo as

el que se encuentra Hazel, y cómo Garnet me contratará

y pasa a mostrar

s a dejar la Rosa Blanca. V

la Joya, en el co

ag

S

las escaleras de madera y t

loj de bolsillo, la foto de s

e Curio. Luego, baja las

o, Ash,

un millón de soldados que

uidar de mí.

ropia en la revolución –dic

us cosas en una pequeña mochila–. Todos en est

la al hombro y m

cuándo te va

respire más calmado. Lueg

mej

go–. No podrías ir

alvo todo el tiempo, cuando

misma –las gallinas cacare

re me dices que me quede aqu

lo que yo quiero? ¿Y si quie

irte a la Joya así sin más p

amos. Bueno, yo no entie

en peligr

–grita Ash, y Turnip se qu

calmarla–. ¿Ni siquiera ves

puedas poner todo en ries

. Son mi gente y están suf

entonces, ¿a quién le impor

y la manipulación? Son cositas lindas que solo sirve

a de Hazel, Ash. Mi hermana.

e doy cuenta de inmediato.

ada tan dura que hace

ce con

an las

decir es que todos tenem

puestos a s

let? Tú, nadie más que tú –s

, piensas que eres la únic

s elecciones afectan a otras

os antes de sacudir la cabe

a oscuridad

stablo para devolverme el

est

masiado la pelea con Ash.

Mueve a un lado el muñeco d

ular a alguien o darle golpe

me pasa el br

tá enojado –dice–

si no tuviera noción del pel

digo que no

o me está juzgando, pero

s fo

ue diga sí, Ash, gran idea

que nadie t

d por las que él se preocup

utas. Nunca hablamos de los

lado–. Todos tenemos nuestras propias batallas. Yo tampoc

contigo –me da un empujonc

cuides a Hazel. Y vi

e la pelea aú

señ

o cómo será

que nos contó –Garnet trata

En especial,

del fardo d

sirvienta. Bueno, tal vez se

descontento en las Casas re

tra

yudar, de ser pos

una pausa–. ¿Sabes si.

aven–. No s

da y me preparo para ir a l

ochila llena de cosas de Ash

ero todo lo que veo es a la

ontratando a alguien para que

ientras d

ir a Hazel de todas maner

u confinamiento para

ones en el techo en un intent

hos. Siempre pensé que sería

e hacer, al menos fácil de i

por algo repentino y pens

o a mí

en las escaleras

cuando se pone encima de mí–.Lo

e los míos con delicadeza y

ia reconfortante, el calor de

o discuti

tamp

uello, me pasan por la clav

la piel de gallina cuando s

ez en... después? –pre

presto atención a medias

tán alcanzando la cad

labios me besan el cuello

derribar los muros. Después

s visto. Imagina si ganamos.

dad. ¿Qu

pellizca el muslo con la m

pec

tienes la más mínima idea

iento que va

ás asustada

iene en la base del cuel

tu plan pa

mano a la altur

sponde, y se

alerta de

o para pasarle los dedos po

tenue brillo de luz de luna

es c

njero –responde lu

la explicación,

nto sin querer ofenderlo, pe

pido? –dice–. ¿No crees qu

s acceso personas como tú

yo querrí

refinadas que tuvimos tuv

o volver a ver vestidos de o

dentro de la Gra

mi lado, con la cabe

la villa del Silbador. Ochre me lo mostró una vez. Es

es? Un día o dos antes de l

ajar. Pero pensé... pensé que

y una cabra. Conseguiría a

me gustan los animales. Me

omida, hacer mis propias cos

n los ojos cuando me doy

de esa pintura

un tono áspero

ando? –pregu

siado deprisa y me

el cerebro le h

no te quiero

ro es claro que

vida –responde–, pero nun

. Tienes el derecho a ele

do para mí también? –digo

uesto a que puedo convencer

de todas formas. Y podría te

en la ventana de la cocina.

s y el Agua para cuidarlas

invierno y el Aire para ma

nte que es un verdadero do

lleno de flores alrededor.

a tierra, terminar el día can

o felices. Tener

e a hablar, tien

ena...

n tendría que v

net, t

I

Si

ero no

sh riéndose

sobre la manta grues

sh. La quiero tanto

bién –m

dando vueltas, la dejo i

con miedo de su propio cu

o lo fuerzan a trabajar una

ciudad integrada, las persona

os labios de Ash sobre los

or que danzan

embargo, el buen humor de A

tá y, en su lugar, hay ten

de ocultarlo, pero tiene ci

un dejo filoso e

á tenso. Incluso Indi está

icarme qué tren debo toma

pto por una fo

el carro de Sil y le doy

volveré a ver pronto y les r

a con fuerza y me susurr

ten cuidado.

rometo –

nera de decirle a

me reconocer

ón del nuevo cabello r

Además, está muy ocupad

atención a un

ndría que deci

o –la mandíbula de Ash se tens

que dormir con ella bajo

Es más astuta y más int

arla por completo –digo. No q

antes de que Sil suba al ca

do de despedida. Ash se qu

o los árboles y la Rosa Bla

otr

armar un lío

r contigo, Sil –

de las riendas una vez más.

preguntarme: ¿y si es tarde?

hora? El andar de Turnip es

mo un mar de olas de un ca

nti

estación Barlett, la espald

o hasta que l

egunta, y yo le muestro l

nco. Tengo que tomar tres tre

tido color café, el que se par

mantes de más, por si acas

garganta así que asiento co

en se detiene y las puertas

rto, pero

il –susurro

se frota los ojos y da med

ra abordar. Cuando subo, b

il ya están volvien

paso de este viaje comienza

una de las terminales p

o esto? ¿Será el peligro qu

ome este

pasan a toda velocidad

óximo mes, tan lejos de ell

sola cosa: es mi culpa

sonas. Encuentro mi tren, un monstruo gris enorme, y elijo

aria. En primer

ten celebraciones espectacula

otro artículo, de un solo

en un bombard

dad de la L

ómago durante el resto del

a fábrica en el Humo, cerca

s. Hay llaves negras dibu

e en la calle. Luego, el tr

erturbad

te por el resto del viaj

. He oído historias, de Luci

he visto los resultados d

erente leer un titular en e

as que dej

ón en el Banco, nos indican

tantos nudos en el estóm

ando bajo los brazos y en

grupo de sirvientes recién

ombreros de hongo y m

ierto. Salen chicas en fila;

unas son unos años más jóven

ujer a cargo las está h

re la muchedumbre y me ub

. Esperamos con paciencia

que va

me toma

a chica de unos veinte año

–digo. La mentira se me sa

ven c

da un gorro blanco con lo

. Ten cuidado de

gracias

llegado a la Joya así –dice

s sirvientas están entrand

as de las personas que vie

con las chicas nuevas. Po

no quiere

o la

Casa te

go –re

e sorprende–. No sabía

o me contrató –digo, con e

leto–. Para

onsiguió una dama de compa

e tuviera una –se pone una

repitas eso. No,

o en un tono más bajo par

ad–. No voy

nr

aci

que no es más que un siti

rse. El tren hace un chillid

s, nos sacude

ya antes, ¿verdad?

–mie

tada, porque su forma de

o te

la palabra sale por sí so

a mi amiga rubia de la Puert

el Ban

mientras mira las elegante

stás por tener una ex

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