La Llave Negra
lo lo interrumpe el lati
arnet sobre esto –re
pera y no hagas n
cioso. Lo levanto y lo soste
y me hundo en el sofá. Rav
nte sola.
Sil con suavi
ante lo que parecieron ho
nte, me
–anuncio–. Debe estar p
bien la noticia. Cuando m
a en e
me dijeron que planeas
ico–. Tengo que estar ahí. T
alc
ponde él–, porque justo co
ando si
erio?
sponde–
iamos una mirada cur
ama de compañía personal
. Coral ha intentado contra
da si Coral tiene una dama de compañía o no. Pero ahora parece que necesitamos una. De modo que mañana voy a informarles a todos que te he contratado a ti. Es una juga
Estoy seguro de que viene u
los preparativos para la Su
era
rnet –digo,
s. Ey, ¿est
olvidado de preguntar –d
e, son
a diversión, siempre. ¿T
en
ca y la madre autoritaria. Te
no es precisamente una cubet
deprisa antes de
porche delantero. Le doy las
l establo a contarle
cabras; una de ellas le ac
cuando entr
do en el lugar y lo miro:
ad de las caricias que le hace
egras. Respiro en la c
–digo c
grito débil cua
..? ¿V
paso adelante. Se acerca y
on un poco de asombr
–pregunta. Yo as
el que se encuentra Hazel, y cómo Garnet me contratará
y pasa a mostrar
s a dejar la Rosa Blanca. V
la Joya, en el co
ag
S
las escaleras de madera y t
loj de bolsillo, la foto de s
e Curio. Luego, baja las
o, Ash,
tú
un millón de soldados que
uidar de mí.
ropia en la revolución –dic
us cosas en una pequeña mochila–. Todos en est
la al hombro y m
cuándo te va
respire más calmado. Lueg
mej
go–. No podrías ir
alvo todo el tiempo, cuando
misma –las gallinas cacare
re me dices que me quede aqu
lo que yo quiero? ¿Y si quie
irte a la Joya así sin más p
amos. Bueno, yo no entie
en peligr
–grita Ash, y Turnip se qu
calmarla–. ¿Ni siquiera ves
puedas poner todo en ries
. Son mi gente y están suf
entonces, ¿a quién le impor
y la manipulación? Son cositas lindas que solo sirve
a de Hazel, Ash. Mi hermana.
e doy cuenta de inmediato.
ada tan dura que hace
ce con
an las
decir es que todos tenem
puestos a s
let? Tú, nadie más que tú –s
, piensas que eres la únic
s elecciones afectan a otras
os antes de sacudir la cabe
a oscuridad
stablo para devolverme el
est
masiado la pelea con Ash.
Mueve a un lado el muñeco d
ular a alguien o darle golpe
me pasa el br
tá enojado –dice–
si no tuviera noción del pel
digo que no
o me está juzgando, pero
s fo
ue diga sí, Ash, gran idea
que nadie t
d por las que él se preocup
utas. Nunca hablamos de los
lado–. Todos tenemos nuestras propias batallas. Yo tampoc
contigo –me da un empujonc
cuides a Hazel. Y vi
e la pelea aú
señ
o cómo será
que nos contó –Garnet trata
En especial,
del fardo d
sirvienta. Bueno, tal vez se
descontento en las Casas re
tra
yudar, de ser pos
una pausa–. ¿Sabes si.
aven–. No s
da y me preparo para ir a l
ochila llena de cosas de Ash
ero todo lo que veo es a la
ontratando a alguien para que
ientras d
ir a Hazel de todas maner
u confinamiento para
ones en el techo en un intent
hos. Siempre pensé que sería
e hacer, al menos fácil de i
por algo repentino y pens
o a mí
en las escaleras
cuando se pone encima de mí–.Lo
e los míos con delicadeza y
ia reconfortante, el calor de
o discuti
tamp
uello, me pasan por la clav
la piel de gallina cuando s
ez en... después? –pre
presto atención a medias
tán alcanzando la cad
labios me besan el cuello
derribar los muros. Después
s visto. Imagina si ganamos.
dad. ¿Qu
pellizca el muslo con la m
pec
tienes la más mínima idea
iento que va
ás asustada
iene en la base del cuel
tu plan pa
mano a la altur
sponde, y se
alerta de
o para pasarle los dedos po
tenue brillo de luz de luna
es c
njero –responde lu
la explicación,
nto sin querer ofenderlo, pe
pido? –dice–. ¿No crees qu
s acceso personas como tú
yo querrí
refinadas que tuvimos tuv
o volver a ver vestidos de o
dentro de la Gra
mi lado, con la cabe
la villa del Silbador. Ochre me lo mostró una vez. Es
es? Un día o dos antes de l
ajar. Pero pensé... pensé que
y una cabra. Conseguiría a
me gustan los animales. Me
omida, hacer mis propias cos
n los ojos cuando me doy
de esa pintura
un tono áspero
ando? –pregu
siado deprisa y me
el cerebro le h
no te quiero
ro es claro que
vida –responde–, pero nun
. Tienes el derecho a ele
do para mí también? –digo
uesto a que puedo convencer
de todas formas. Y podría te
en la ventana de la cocina.
s y el Agua para cuidarlas
invierno y el Aire para ma
nte que es un verdadero do
lleno de flores alrededor.
a tierra, terminar el día can
o felices. Tener
e a hablar, tien
ena...
n tendría que v
net, t
I
Si
ero no
sh riéndose
sobre la manta grues
sh. La quiero tanto
bién –m
dando vueltas, la dejo i
con miedo de su propio cu
o lo fuerzan a trabajar una
ciudad integrada, las persona
os labios de Ash sobre los
or que danzan
embargo, el buen humor de A
tá y, en su lugar, hay ten
de ocultarlo, pero tiene ci
un dejo filoso e
á tenso. Incluso Indi está
icarme qué tren debo toma
pto por una fo
el carro de Sil y le doy
volveré a ver pronto y les r
a con fuerza y me susurr
ten cuidado.
rometo –
nera de decirle a
me reconocer
ón del nuevo cabello r
Además, está muy ocupad
atención a un
ndría que deci
o –la mandíbula de Ash se tens
que dormir con ella bajo
Es más astuta y más int
arla por completo –digo. No q
antes de que Sil suba al ca
do de despedida. Ash se qu
o los árboles y la Rosa Bla
otr
armar un lío
r contigo, Sil –
de las riendas una vez más.
preguntarme: ¿y si es tarde?
hora? El andar de Turnip es
mo un mar de olas de un ca
nti
estación Barlett, la espald
o hasta que l
egunta, y yo le muestro l
nco. Tengo que tomar tres tre
tido color café, el que se par
mantes de más, por si acas
garganta así que asiento co
en se detiene y las puertas
rto, pero
il –susurro
se frota los ojos y da med
ra abordar. Cuando subo, b
il ya están volvien
paso de este viaje comienza
una de las terminales p
o esto? ¿Será el peligro qu
ome este
pasan a toda velocidad
óximo mes, tan lejos de ell
sola cosa: es mi culpa
sonas. Encuentro mi tren, un monstruo gris enorme, y elijo
aria. En primer
ten celebraciones espectacula
otro artículo, de un solo
en un bombard
dad de la L
ómago durante el resto del
a fábrica en el Humo, cerca
s. Hay llaves negras dibu
e en la calle. Luego, el tr
erturbad
te por el resto del viaj
. He oído historias, de Luci
he visto los resultados d
erente leer un titular en e
as que dej
ón en el Banco, nos indican
tantos nudos en el estóm
ando bajo los brazos y en
grupo de sirvientes recién
ombreros de hongo y m
ierto. Salen chicas en fila;
unas son unos años más jóven
ujer a cargo las está h
re la muchedumbre y me ub
. Esperamos con paciencia
que va
me toma
a chica de unos veinte año
–digo. La mentira se me sa
ven c
da un gorro blanco con lo
. Ten cuidado de
gracias
llegado a la Joya así –dice
s sirvientas están entrand
as de las personas que vie
con las chicas nuevas. Po
no quiere
o la
Casa te
go –re
e sorprende–. No sabía
o me contrató –digo, con e
leto–. Para
onsiguió una dama de compa
e tuviera una –se pone una
repitas eso. No,
o en un tono más bajo par
ad–. No voy
nr
aci
que no es más que un siti
rse. El tren hace un chillid
s, nos sacude
ya antes, ¿verdad?
–mie
tada, porque su forma de
o te
la palabra sale por sí so
a mi amiga rubia de la Puert
el Ban
mientras mira las elegante
stás por tener una ex