La luz del día me cega por un momento, me levantó con mucha flojera aún con ganas de seguir durmiendo; pero no puedo tengo que arreglarme antes de que todos se levanten en la gran casa donde nací y he crecido. En eso alguien toca a mi puerta.
-Leo. ¿Ya estás despierto....?
Antes de responder aclaré mi garganta y le respondí.
-En un momento madre. Ahorita bajo.
-Esta bien hijo, no olvides ser indulgente en tu vestuario. Todos de la familia te espera.
-Si madre lo sé.
Me levanté de la cama, mirándome al espejo toda perpleja con un simple blusón. Tome una ducha tibia y volví al mismo espejo quitándome la toalla alrededor de mi cuerpo. Entonces tome las vendas y me las coloque fuertemente sobre mi pecho abultado con dos pequeñas montañas hasta que quedaron completamente aplastadas, suspiré y me coloque lateralmente para verificar que hayan quedado planas. Tome una camisa de algodón que quedaba pegado a mi cuerpo, suspiré y me miré con una pequeña camisa y trusa de varón que me quedaban pegadas. Volví a suspirar y me cambié con ropa de vestir oscura, me peine mi cabello corto a un lado mirando que sea perfecto como un caballero.
Me rocíe de perfume de caballero no tan fuerte pero ligero, y unos pupilentes cafés oscuros cubriendo mis ojos verdes oscuros. Me miré en el espejo y mis cejas estaban completamente pobladas y mis ojos los endurecí para no dar sensación de debilidad y verme completamente como mi hermano desaparecido.
Tome un último suspiro arreglando la corbata, Abriendo la puerta que siempre cierro con llave. Y al salir la volví a cerrar, mi madre ya venía subiendo las escaleras. Con su cara de precaución como siempre.
-Leo...Te has tardado más de lo habitual, todos te han estado esperando para empezar a desayunar.
-Madre....no les va a pasar nada si me esperan unos minutos, no soy yo el que les mantengo sus lujos, entonces no deberían de reprocharme.
Baje pasando a un lado de mi madre para sentarme sin emociones y mirando a cada miembro de esta pobre y patética familia.
Sherry mi prima hermana, con grandezas de princesa consentida por mi tío hermano de mi padre. Fue la primera en bufar y mirarme con desprecio.
-¿Tienes alguna objeción en que me haya tardado en bajar?....Sherry
Me miró con un poco de miedo cuando me dirigí directamente hacía ella.
-No hay ningún inconveniente Leo, solamente teníamos un poco de hambre.
-No les pasa nada con esperar unos minutos, ya que vives todo el día aquí sin hacer nada no te perjudica.
La miré con desprecio y luego mi tío me miró.
-Leo. No seas tan indulgente con tu prima es la única mujer de la familia y la tenemos que cuidar, la hemos tratado como princesa y es obvio que es un poco caprichosa. No te lo tomes personal y de que es mantenida no lo es, por eso yo trabajo junto contigo también para mantener a mi propia familia.
-Vaya tío, eres uno de los directivos y parte de las acciones de la compañía. Pero que no se te olvide que yo soy el jefe y director principal de la compañía. Y lo de la única mujer y princesa, sino fuera....
En eso mi madre me interrumpió.
-¡Leo....ya es suficiente!....Hay que comer tranquilos y sin discutir.
-Lo sé madre. Me disculpan tengo mucho trabajo que hacer.
Me levanté sin mirar la mesa y salí de la casa. Fred mi asistente corrió hacia mi vehículo abriendo la puerta.
-Señor...Buenos días.
-Buenos días Fred.
Subí a mi vehículo y nos dirigimos a la empresa sin esperar a mi tío. La verdad no tenía ganas de esperarlo.
Al llegar al estacionamiento subterráneo, me subí por el elevador privado para no ver a nadie en mi camino, desde hace tiempo aborrezco a la gente hipócrita.
Junto a mi estaba mi asistente Fred.
-Señor, ¿necesita algo?
-Si la verdad si. Tráeme del hotel Estrella un desayuno ligero, no comí nada y la verdad tengo un poco de hambre.