¡Hola! Esta es mi primera historia, mi primera escritura y más importante aún... La primera vez que me abro emocionalmente.
¡¡Este libro es introductorio!! Puede que que llegue a ser un poco lento para ti (Sobre todo si no es tu tipo de lectura), pero es necesario. Dale la oportunidad💕.
Este libro lo escribo para desahogar todo lo que reprimo y llevo dentro. Aprenderemos y creceremos Juntos.
Sin más que decir. ¡Que empiece este viaje!
***
¿Merezco ser feliz?
¿Por qué soy un estorbo para todos?
¿Por qué todos se alejan de mí? Cuando lo único que hago es dar lo mejor de mí... Siempre termino sola.
¿Por qué nadie me AMA como yo sé AMAR?
¿Cómo puede alguien desear con todas sus fuerzas, morirse, desaparecer, simplemente no existir? Preguntas que a lo largo de mi vida no he sabido responder.
¿Por qué? Pues a ello vamos...
Viajemos unos cuantos años atrás, para ser exactos, once años atrás.
Una niña de cinco años. Padres recién divorciados y ahora un padrastro. A partir de ahora mi vida cambia 180°.
Mis padres se acaban de separar y agradezco que así sea.
Se preguntarán... ¿Por qué una niña de cinco años desearía y agradecería que sus padres no están juntos?
Bueno, no es muy agradable la historia.
Desde que tengo uso de razón mis padres —Ismenia y Alexander— se han llevado muy mal; a veces pienso que me hicieron con tanto amor que se les acabó el de ellos.
Puesto que muchas veces, bueno no. La mayoría de las veces terminaban agrediéndose entre ellos, golpes llovían de ambas partes. Todo era un caos y yo no entendía que estaba pasando, no comprendía nada a esta edad.
Una noche en casa de la abuela —Madre de mi madre— Eglys. Mis padres empezaron a discutir muy acaloradamente, en estos momentos no tenía ni idea de por qué. Era muy niña para saberlo. Ha sido una de las peores peleas que he presenciado en mi vida, no logro olvidar esa noche por más que lo desee.
Mi madre —Ismenia— me dice muy eufórica y molesta que me suba al auto, que nos vamos. Yo obedezco con mucho miedo, de las reacciones que estoy viendo y presenciando de mis padres. Ambos suben al auto, aun discutiendo.
Escucho a mi abuela parada en la acera aun lado del auto decir: "no es buena idea que se vayan así, están muy molestos, no pueden conducir así, la niña va con ustedes".
Mi madre cegada por la rabia le contesta que no se meta en sus asuntos.
Mi padre —Alexander— enciende el motor del auto y pone en marcha.
Unas cuadras más arriba de la casa de la abuela, se encuentra un colegio, vivimos en un pueblo muy pequeño y todo queda muy cerca.
Una vez pasando por delante de este, la pelea y discusión que llevan mis padres se acalora aún más.
Como si eso pudiera ser posible. —Sarcasmo
Siento temor por mí, como si hubiese hecho algo malo y esa fuera la razón por la cual se están peleando, pero ese no es el caso. Aunque mi miedo es real de tan solo verlos discutir y gritarse.
Mi padre detiene el auto justo en frente del colegio y se baja del auto. Lo miro caminar hacia la acera y tomar una bocanada de aire, pienso que es para calmarse, tratar de relajarse un poco porque la tensión es muy grande.
Mi madre baja también del auto y arremete contra el con la misma discusión. Está claro, que para ella no ha sido suficiente y no ha dado por terminada la discusión. Mi padre ya cansado levanta aún más la voz.
Sigo observando todo desde el asiento trasero del auto muy asustada, sin comprender que es lo que estaba pasando.
— ¡YA BASTA! ¡cálmate! Esperem... —intentó terminar mi padre, pero no pudo.
Muy furiosa y cegada por la rabia mi madre se abalanza contra mi padre, él toma de ella detrás de la cabeza, enredando sus dedos en el cabello de mi madre, ejerciendo fuerza y tomando el control que este acto le concede. La arrastra hasta la puerta trasera del auto y la estampa con la carrocería, su cabeza golpea el cristal de la puerta trasera del auto.
Observando todo a detalle, miro justo el momento en que la cabeza de mi madre se estampa contra el cristal y este mismo se agrieta.
Mi miedo se hace notar, ya no logro estar callada, sino que suelto un grito muy agudo. Mi madre se voltea como puede para verme y supongo que mi cara de espanto la alarmó muchísimo porque pude ver en ella mi propio miedo.
Como si algo hubiera hecho "clic" en su cabeza. Parpadeó varias veces y se giró nuevamente hacia mi padre que ya se había apartado de ella al momento en que me escuchó gritar y me observó con cautela, es como si ambos no se acordaran que yo aún seguía allí.
Mi madre con una mirada furiosa buscaba algo en el suelo. Mi padre le decía que se calmara que ya las cosas habían ido muy lejos. Justo en ese momento mi madre encontró lo que estaba buscando. Una botella de cerveza. Y claro, no sería difícil encontrar botellas vacías en la calle, gracias a los borrachos nocturnos.
Mi madre golpea la botella contra la acera, se le forman unas puntas muy afiladas. se lanza hacia mi padre apuntándolo con la botella rota y sus puntas afiladas en la mano.
Mi padre abre muy grande los ojos y sube las manos en señal de redención. Mi madre aún decidida de abatir contra él no se detiene, a pesar de las señales de rendición de mi padre, de su vulnerabilidad.
Mi padre logra reaccionar, tratando de quitarle el arma que ha creado mi madre. Logra forcejear con ella, todos los movimientos son grotescos, por parte de ambos. Mi padre la presiona de espalda contra el auto haciendo que el quede de frente a ella y tratar de liberar el arma. Mi madre en un movimiento brusco y por tratar de soltarse, le hace un corte un poco profundo en el antebrazo a mi padre.
Mi padre grita de dolor y la sangre empieza a correr, se hace un pozo de sangre en cuestión de segundos.
Yo estoy en shock por todo lo que estoy presenciando. No me puedo creer lo que acabo de ver, ni siquiera sé que es lo que acabo de ver. Mi madre acaba de hacerle una herida a mi padre y él podría morir.
Lloro aún más, pero esta vez para mí. Porque me siento culpable, siento es que mi culpa por lo que le ha pasado a mi padre. Tal vez si yo no hubiera gritado esto no hubiera pasado, tal vez si hubiese logrado reprimir todo mi miedo, esto no hubiera pasado.
Mi madre está muy quieta mirando la escena, lo que acababa de hacer. Ha entrado como en un shock, no se mueve, parece que ha dejado hasta de respirar, está muy quieta con los ojos muy abiertos.
Mi padre se tumba al suelo, quejándose del dolor y tomándose del brazo. Esto hace que mi madre logre reaccionar.
Le ayuda a mi padre a levantar del suelo, se pasa el otro brazo de mi padre por encima del hombro para que mi padre pueda levantarse y entrar en el auto. Escucho decir algo de llevarlo al hospital. Como puedo les ayudo tratando de abrirles la puerta del auto, para que mi madre pueda apoyarlo en el asiento del copiloto con más facilidad.
El camino al hospital es en silencio absoluto, excepto por mi padre que interrumpe el silencio por dolor o cuando se giraba hacia el asiento trasero para mirarme y gesticular con sus labios: "que todo iba a estar bien".
Una vez llegados al hospital. Mis padres se bajan del auto y me dicen que me quede en el auto, que no hable con nadie, que ellos van a la zona de urgencia y allí no pueden ir niños.
Yo asiento con la cabeza y me recuesto en el asiento trasero del auto para esperarlos.
Luego de tanta espera había quedado dormida, en sueños escucho que forcejean con la cerradura del auto, me despierto de inmediato, asustada y alarmada.
Son mis padres, ya han vuelto. Mi padre lleva vendado el antebrazo, su herida necesitó de sutura y fueron dieciocho puntadas.
Luego de esta traumática escena, mis padres toman la mejor decisión que han tomado en su vida. Deciden separarse.
Y gracias a dios. Porque casi se matan. Toda esta discusión y agresión fue gracias a que mi padre tenía una amante. Mi madre se enteró y le hizo lo mismo. Lo engañó, con el que ahora es mi padrastro —Papá Alonzo—, mi padre se enteró y le estaba reclamando su infidelidad y mi madre no se quedó atrás reclamando también de la infidelidad de él.
A mí nadie me preguntó como estaba, si me encontraba bien después de lo que había visto y vivido, sé que no me agredieron a mí, pero también me perjudicaron, no físicamente, pero si psicológicamente, desde ese día no volví a ver a mis padres igual, de alguna manera sentía que eran unos desconocidos.
Digamos que quedé traumada con esa imagen de mis padres. Quienes ahora serán solo Ismenia y Alexander en mí vida.
***
Han pasado unos meses desde aquella temerosa pelea. Desde entonces, vivimos Ismenia y yo con la abuela, el abuelo y la hermanita menor de Ismenia.