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Capítulo 1 1

-Tristán, tú y Esther llevan tres años casados. Es hora de considerar la posibilidad de tener un hijo.

La voz sincera de Sean llegó desde la sala de estudio, que estaba entreabierta.

Entonces Tristán dijo con frialdad: -No voy a tener un hijo con una mujer a la que no quiero.

Esther, que estaba a punto de llamar a la puerta, se detuvo de repente y su rostro entristeció.

Tristán continuó con impaciencia: -Abuelo, te digo que Esther y yo no vamos a tener hijos, así que puedes dejar de pensar en ello.

-¡Mocoso! -Sean maldijo con rabia y tiró una taza de té al suelo. Luego salió.

Esther se escondió a toda prisa en el baño de al lado. Estaba tan nerviosa que su cintura estaba fuertemente arañada.

El dolor desgarrador se extendió desde su cuerpo hasta su corazón, y sus ojos se llenaron de lágrimas de dolor.

Hacía unos días que había recibido un aviso de embarazo de Avery Steele, el primer amor de Tristán.

También estaba la burla de Avery.

«Esther, Tristán no se ha enamorado de ti desde que te casaste con él. Eres tan patética.»

«Aunque estés con él todos los días, sigue sin quererte. Eres tan patética. Si yo fuera tú, ya habría saltado a la muerte.»

Esther se enteró después de la boda de que Tristán ya estaba enamorado de otra mujer.

La noche de la boda, vio en las noticias que Tristán, su marido, y Avery, la popular actriz, entraban en el hotel.

En ese momento, ella todavía esperaba estar enamorada de él. Incluso dejó su trabajo.

Sin embargo, tres años después...

Justo cuando se escondió en el baño, la puerta se abrió a la fuerza y ella retrocedió unos pasos.

Con lágrimas en los ojos, vio entrar al hombre frío. Era Tristán Flynn, su marido.

Parecía aún más frío con un traje negro. Le agarró bruscamente la mandíbula cuando entró. -Le echaste huevos al abuelo para que me instara a tener un hijo contigo. ¿Verdad? Buen truco.

Antes de que Esther pudiera hablar, sus ojos se volvieron aún más fríos. -Hace tres años, hiciste una estupidez para convertirte en mi esposa. Ahora, ¿quieres confiar en tu hijo para vivir aquí para siempre?

-¡No lo hice! -La expresión de Esther cambió mientras se mordía los labios.

-Si no lo hiciste, ¿por qué escuchaste mi conversación con mi abuelo?

Tristán se burló. -De acuerdo. Lo has oído y conoces mi actitud hacia ti. ¡Tú y yo no tendremos hijos! ¡Eso nunca va a suceder!

Al oír esto, Esther apretó los puños, clavándose las uñas en las palmas de las manos.

Siempre había sabido que Tristán no la amaba, pero cuando le dijo esto en la cara, le dolió mucho.

Durante tres años, había sido una esposa responsable y nunca había aflojado.

Pensó que podría conmover a Tristán, pero ahora descubrió que era demasiado frío para conmoverlo, sin importar cuánto pagara.

-Tristán, ¿te he gustado un poco en los últimos tres años?

Habló en voz baja, reprimiendo el temblor como si hubiera agotado todas sus fuerzas y su valor.

Una pregunta tan humilde dejó a Tristán con una extraña sensación, pero ésta desapareció al instante.

-¿Qué te parece? -preguntó él, con los ojos llenos de indiferencia.

Su respuesta despectiva hirió mucho a Esther. Se sintió desconsolada.

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