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Sol  De Medianoche... Luna de Plata - Libro l

Sol De Medianoche... Luna de Plata - Libro l

Rossie Pr'z

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Capítulo

Emma Blaskov no era de las mujeres que lo tenían todo. La hija pequeña de la familia Blaskov, Una familia con un linaje de alfas fuertes capaces de matar a sangre fría si es necesario, incluyendo a su propia familia. La muerte de la madre de Emma fue el detonante para que su padre, actualmente el alfa de la manada la odie y la haga sufrir. Un día huye sin mirar atrás, sin familia, sin amigos, sin su igual, pero aún así es como el ave fénix resurgiendo de entre las cenizas y descubriendo poco a poco que en su futuro depara mucho más que algo de sufrimiento.

Capítulo 1 Prólogo

15 AÑOS ATRÁS . — 1999

A la diosa de la luna le sobraba los licántropos para esta unión, pero ninguno le parecía el correcto, ya no sabía hasta donde llegar para poder encontrar a lobo correcto para esto, las dos especies tenías que estar juntas, ya era hora que esas dos especies se unieran y dejaran de un lado el conflicto entre especies. Para eso tendría que encontrar a la loba indicada, la híbrida perfecta.

Los lobos eran sus bebés más preciados, la diosa los amaba con su vida, porque ellos la veneraban de una manera única, pero estaba tan decepcionada de sus decisiones territoriales que tenía que hacer algo.

Sentada a la orilla de la laguna llego a sus preciosos oídos el nacimiento de otro cachorro. Ya estaba un poco cansada, había visto a cada licántropo desde adultos, jóvenes, niños y ahora los cachorros; ya estaba cansada de ir de manada en manada para ver si ese cachorro la convencía, pero tenía que hacerlo… era por el bien de las razas.

La diosa de la luna era una ninfa hermosa de cabellos plateados, blanca como la porcelana, ojos dorados como el oro, alta y esbelta, que mientras caminaba pareciera que flotaba. Esa noche la diosa no quería seguir buscando pero era necesario, se acercó a la pequeña Villa y el olor de la pequeña llegó a ella.

Bajo la tenue luz de la luna se distinguía esa pequeña cuna color rosa, ella se acercó con sigilo a la pequeña, la niña era preciosa, piel blanca y cabello negro, esta se quedó cautivada con la belleza de esa pequeña cachorra, pero algo no andaba bien ella no era solo una cachorra su olor la delataba, ella era perfecta.

Su olor dejaba al descubierto su corazoncito noble y lleno de ternura, ella era la indicada, la encontró por fin.

—¿Quién es usted?— se escuchó a la espalda de la diosa, esta no le miró, estaba tan embelesada con esa niña que nada la podía distraer, en ese momento la niña abrió los ojitos dejando ver no solo un color si no dos hermosos colores en sus ojos, la diosa supo que así sería como se representaría ante ella, la bebé la miraba atenta y está hizo sus ojos de un color miel, ocultando sus verdaderos ojos, estos se revelarían en el momento indicado, y sin darle importancia al hombre detrás de ella le dio su presagio a la pequeña elegida.

—Yo Emperatriz reina de la luna y de todas las manadas te doy a ti por nombre, Cristal y de ahí te digo lo que de tu vida será, dolor decepción y arrepentimiento de eso contara tu vida, pero aun así tu corazón resplandecerá, alegrara, y derretirá el corazón de todas las bestias. Desde hoy te proclamo reina de todas las manadas del mundo te doy el don de cautivar a los hombre y a las bestias más letales, sufrirás de amor pero aun así amaras a todo lo que camina en este mundo, eres la luz de mi ojos así que desde hoy nunca te apagarás— la diosa se acercó a la pequeña que la veía atentamente como si la entendiera, alargo su mano y toco su pequeña nariz— ahora duerme pequeña, cuando llegue la hora este momento se te mostrara como visión y lo entenderás todo.

—Esa pequeña solo traerá desgracias a esta manada si se queda— la diosa indignada se acercó a él con paso lento— esa cosa se llevó a lo que yo más amaba— freno su paso y lo miro directo a los ojos, y señalándolo dijo

— Y TÚ SERAS SU PRIMER GOLPE, SU PRIMER DOLOR, SU PRIMERA DECEPCION.— dijo y se fue dejando una estela de su olor impregnándose en el cuerpo de la pequeña que aun dormía plácidamente, su padre se acercó y la miro con los ojos aguados.

— Quisiera no odiarte, pero como no hacerlo si eres la viva imagen de ella— dijo mientras le tocaba la mejilla— odio decir que no me enamore perdidamente de ti pequeña, pero me arrebataste a mi igual, a mi luna, a tu madre, eso no te lo perdonare nunca.

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