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Atrapado en el cruel juego de los gemelos

Capítulo 4 

Palabras:1066    |    Actualizado en: 07/11/2025

Clara

io un hecho frío y duro en mi bandeja de entrada. La separación legal esta

nó mi teléfono. Era David Chen, el director de la prestigiosa b

sigue abierto. Estábamos tan impresionados con tu portafolio que l

había estado planeando un viaje sorpresa para una celebración de aniversario d

d de México era un cementerio de recuerdos.

, mi voz firme-.

rprendido, lu

a. Esta será una oportunidad increíble, Clara. Aunque imagino

alabras ya no se

s labios-. Ya no soy la señora de Caballero. -Ahora s

ey negro se detuvo en la acera. Kilian salió. Vestía un traje oscuro, fingiend

mada, su tacto sorp

n murmullo bajo, tratando de imitar

de la actuación.

oy b

e dolor genuino en sus ojos a

que estás molesta. Déjame compensártelo. Hay una nue

quien compartí mis pasiones. Había sido él quien escuch

e llevara al coche, hundiéndome en el lujoso asi

las pinturas que sabía que apreciaría y me compró un café de mi cafetería favorita cercana. Uno d

-dijo el amigo, guiñándome un ojo-.

tando mi mano. Ofrecí una so

an un espectáculo de tragafuegos. La energía cruda y caótica de las llamas era cautivadora. S

habían ido. Estaba sola. Una sensación de in

menzó la pieza de arte en vivo. Un hombre giraba un bastón de fuego. Una columna de

la mano, la misma que Kassy me había quemado. Tropecé hacia atrás, mis ojos llorosos por el hum

, un grupo de hombres de aspecto rudo se materializ

aquí -se burló su líder, sus ojos

en mi pecho. Esto no era ale

dije, tratando de

ó del brazo, su agarr

ita. Nuestro jefe q

demasiado fuertes. La desesperación

na mano para golpearme, un borrón d

Ki

de furia fría, sus ojos ardían con una luz aterradora y asesina. Se movía con una eficiencia brutal, un torbellino de violencia. Un puñe

ntes se escabulle

us ojos reemplazada instantáneamente por un miedo crudo

tás herida?

iado, que por una fracción de segundo, un deste

eredero tecnológico, lle

rla era una estupidez! ¡No puedo creer que de verdad contratara

do se

an de

uso pálido. La preocupación, el miedo... todo era otra actuación. Todo es

fusionó en un solo peso aplastante. Mi vi

ad me consumiera fue el rostro horroriza

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