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Él es mi boxeador

Capítulo 3 2

Palabras:4470    |    Actualizado en: 03/02/2023

pero del otro lado al parecer se escucha perfectamente cuando un «pase» llega a mis oídos como r

a? —pregunta una mujer con el ceño fruncido desde

as gruesas y negras, resaltando el brillo en ellos. Su pelo de color negro azabache cae por sus hombros en hondas muy definidas, de una manera que internamente en

mir lo mejor posible, brotan aún más ante ella y llegan a recorrerme por completo el cuerpo, haciendo temblar mi interior. Ya reprimí mi actitud borde unos minutos ante

recha, sube con lentitud sus gafas por el puente de su nariz respi

er —contesto

toda la clase, a la cual, al parecer, no les importa ninguna de las palabras que

to y busco con la mirada un lugar libre. Hay

entada junto a un ventanal gigantesco que abarca toda una pared del salón, del piso al techo. Puedo jurar que casi los escucho contener el aliento cuando mi trasero se posa en la s

de las que puso sin la necesidad de un libro, pero cuando veo que no podré terminar completamente el ejercicio sin uno, se lo pido prestado a

ada a la hora de trabajar en clase. Siempre entrego a tiempo las tareas y hago bien los exámenes. Soy rápida en entender y no necesito estudiar mucho para las materias, por lo que no creo que en algún momento

s pocas que termin

or que puedo llegar a ver desde mi p

jas de los árboles, dejándolas volar por todo el perímetro hasta desaparecer en la distancia, haciendo un ruido c

osos que me miran fríos y sin emoción alguna. La mano derecha sostiene una mochila sobre su hombro y la otra la mantiene en el bolsillo de su pantalón. Es alto y fornido, hermoso y muy misterioso ant

igr

odos le dan de soslayo. La profesora lo fulmina con la mirada, seguramente por haber lleg

ran como si le

o se confundió de curso. Se me hace extraño que un chico que parece ser mucho más mayor que todos nosotros, con ese cuerpo de todo un hombre,

se con un dedo. La clase repentinamente muda absorbe sus palabras y si no fuese por estar viéndolo fijamente, podría haber notado que algunos se est

uzo de brazos ante su mirada intensa y fulminante. No me encojo ni me acobardo, me prohíbo a mí misma hacerlo porque una de las cosas que me prometí a mí

a casi hace que tiemble y

a

la que se irá serás tú. Es

es y me puse a llorar. Una hora después mis hermanos me encontraron encerrada en el baño de mujeres. Intenté con fuerza no decirles qué me sucedía. Sabía que, si se los decía, ellos habrían intentado arreglar todo como siempre lo hacían y estaba cansada de que constantemente arreglaran mis problema

to furiosa y lo encaro con todo el enojo q

no me das miedo. Ni siquiera te acerques —digo, tocándole con el dedo índice su duro pecho—. Y m

es de que sus pasos se alejen de mi lado mientras la pr

asado. Borro cada cosa sucedida hace menos de unos segundos y dejo que mi mente quede en blanco, y así que mis emociones queden

ídos con una sierra, pero que a la vez es tan seria que te dan escalofríos con tan solo oírle decir cosas con ese tono. Aun así, creo que me dormí la mayor parte de la hora, procurando que la profesora no m

e en toda la hora sentí cómo alguien quemaba mi piel con la mirada desde adelante de la clase sin remordimiento. Decidí no prestarle atención a ese escozor molesto en m

que al día siguiente iría al instituto, no me hubiese quedado viendo la televisión hasta las d

rmas, también aprovecho ese tiempo para ver todo el instituto. Es gigantesco y, tengo que admitirlo, muy bonito. No es para nada moderno y aun así se nota que está muy bien cuidado. En Wesley Chapel High School, mi anterior escuela, ubicada en Wesley

elas fueron renovadas completamente, pero que a la vez se les dejó el t

sona en persona. Noto cómo ahora todos saben que estoy con los chicos, quiero decir, algunos comentan o afirman que estoy con los dos al mismo

se equ

primero que noto de ella. Le toco el brazo con sutileza y voltea para mirarme con los ojos muy abiertos

que no muerdo, no queriendo que crea que soy

engo. Ella asiente con timidez, con los ojos más abiertos que antes y luego baja la mirada h

Su voz es casi un susurro que, si no fuera

n? La verdad es que soy n

el pasillo atestado de personas que van por el lado con

llover en pocos minutos, más o menos, y yo respiro esa brisa fresca y fría que tanto me encanta. Amo cuando llueve y más s

ar una conversación y matar el silencio. Ella apri

a, ¿

e, much

los gemelos? —y es allí cuando comprendo cuál es la verdadera pregunta detrás de la que me hizo. Río

usta uno de

al recuperarme del ataque, para luego tomar una postura seria y hacerle ver que lo que digo es verdad, aunqu

tónita, como si se lo estuviese pr

ror! ¡Son mis

us y la veo retorcer sus dedos en los bordes de sus cuadernos. No digo nada sobre ello. Parece ser común para ella andar nerviosa y definitivamente no quiero decir nada para molestarla. Finalmente, hay alguien que no es falso conmigo, y no des

risa disminuy

os dos te g

nte la mentira, no solo por su voz, la cual de repente es casi

orque te sale mal, amiga

Am

baja la mirada al suelo con tristeza y se encoje

—su

tímida y notar que es sincera con lo que dice, no puedo evitar preguntarme por qué no tiene amigas. Bien, yo tampoco las tengo, pero hay una excusa buena del porqué no. ¿Y ell

seré a partir de ahora —una lenta sonrisa aparece en mis labios mien

ando en todos sus rasgos delicados causando que sus

idida a no tene

nos. Eso sí, si me dejas por uno de los dos y me entero que me u

erpo. Me sorprende la fuerza que tiene, pensaba que apenas sentiría su tacto cuando

ué. ¿Nunca l

ímida y me pongo nerviosa c

arte con eso. Aunque s

aci

Puedo vislumbrar a mis hermanos sin importar que tengan esos cascos que tapan sus rostros y, al parecer

regunta, sino una afirmaci

? —su tono sorp

quí solo ves a Sam, p

tingues? —ella se

n él todo el tiempo. No siento lo mismo cuando veo

afirma con un mov

o

o es así? —me mira y

ía en mí. No soy d

Estamos e

hica que le gusta. Nunca me verí

s de ese tipo —o eso creo, agrego internamente porque a decir verdad no la conozco

na nerd. Soy fea, uso ant

r de parecer con respecto a lo de acostarse con todas —o eso espero—. Él es muy arrogante y muy orgulloso, quiere que

lo

lugar que eso ayuda. Aunque te advierto que no me gusta ir de compras, pero puedo hace una exce

uelve

ría, pero quisiera a

sonreímos mutuamente y miramos a la cancha—. ¿Qué te

me vea luego del cambi

s otras chicas. Te verá por cómo eras antes del cambio y eso causará algún efecto en él. C

la

s se detienen para tomar aire y descansar. Mis hermanos caminan hacia los vestuarios, pero antes de entrar me encuentran en la

ajo y viendo a los chicos perderse en el vestuario.

trozado gracias a las pisadas fuertes de los jugadores. Me encuentro viendo a algunas personas dando vueltas al campo corriendo y ej

bellos desordenados, al tiempo en que se colocan las moch

a, c

áneamente, mirando con

señalándolos a cada uno, ignorando el hecho de que Emma los conoce muy bien. Los mira con una sonrisa leve, casi inexistente, y le estruj

a mí. Mejor dicho, intenta esconderse a mis espaldas, pero yo s

tán hechas, es hora de que va

nos vamos a paso rápido a la cafeter

no me usará para llegar a él y luego dejarme. Odio cuando hacen eso, pero desde que la vi y supe que le gustaba Sam, me di cuenta de que no

tería se encuentra atestada de estudiantes charlatanes y gritones que llegan a ensordecer a los demás. Las risas, mejor dicho, los

gunto para que el ambiente se suavice y no

rte, fu

manita —responde Sam. Ty y él ríen,

ana a quedarse a dormir. Servirá para conocernos mejor. ¿Qué les parece? —ello

allí lo hacen de nuevo. D

et, ¿no? —ella mira a Sam con los ojos abier

sumamente asombrada y con

vemos bailar sola. Que, por cierto, lo haces muy bien —el

mo viéndola con desaprobación y

sí que… —me susurra y yo río como si me

con la cabeza—. Bueno, pues, si llegas a hacer otra

todas las profesoras y los profesores piden que me presente, que diga de dónde soy y por qué estoy aquí. Siempre se sorprenden al escuchar que soy la hermana de los gemelos. Estoy más que segura de que las chicas, la mayoría, antes de saber que

ir de nuevo con ellos, ahora no me siento tan sola como antes. Y justo cuando me deslizo en el asiento trasero, la ansiedad me ataca y estoy casi brincando de alegría todo el trayecto al departamento al recordar

los regalos me encantarán

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