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Él es mi boxeador

Capítulo 5 4

Palabras:3430    |    Actualizado en: 03/02/2023

o con sudor es ligeramente iluminado por las luces colgando del techo. Una bata de tela fina color negro cubre sus brazos y cae abierta a sus costados, dejando a la vista su enorme y precioso

rogancia, todo en uno. Su competidor es un joven de unos dieciocho años, fornido, rubio ceniza y con ojos tan verdes que sorprenden su claridad. No es

r de futbol americano como mis hermanos, un atleta… Sin embargo, no un boxeador. Nunca lo hubiera esperado, pero no quita que haya sido capaz de considerarlo.

s mujeres se encuentran casi sin ropa en el cuerpo, algo que me desconcierta mucho. ¿Por qué se visten así para una pelea? Comprendo que quieran ligar con alguien, pero de esa forma solo conseguirán algo casual. Los hombres, por otro lado, no están un poco

el ring, y finalmente aleja

tira hacia un costado, en donde alguien está para tomarla. Mi mirada no se puede despegar de ellos, ni siquiera cuando suena la

elea. El otro chico le quiere atinar un puñetazo en la cara a Damon, pero

e. Asiento agradecida de finalmente tener un nombre pa

evita y contrataca con la mano contraria hacia su costado izquierdo y luego con la otra a su derecho. Seguidamente, y con agilidad, lo golpea con furia en la cara y en el torso. Es en este momento en el que comprendo por qué lo llaman «La Furia». Es como si él diera bastante de sí mismo en el cuadrilátero,

y mordaz. Feroz. Se acerca peligrosamente a su oponente y este otro por instinto retrocede, cubriéndose la cara a modo de defensa. Entonces me doy cuenta d

ce su escudo y trata de alejarlo, pero solo

o es Steven, quien está lleno de miedo y temblando en medio del ring. Sus ojos se encuentran desorbitados en oc

así? Miro alrededor y noto que muchos son del instituto. Al parecer, soy la única que no sabí

piel se calienta al instante en el que mis ojos se centran en los movimientos de sus brazos y rápidamente mi alrededor baja la velocidad hasta quedar en cámara lenta. Puedo notar cada movimiento de los brazos

El tiempo una vez ralentizado sigue s

os ánimos de seguir peleando, lo golpea dos veces en la cara, una en la mandíb

mira a Steven, esperando a que no se levante para ya terminar. El árbitro cuenta hasta diez golpeando el suelo junto

nte no puedo inhalar ni hacer otra cosa que mirarlo, embelesada por lo oscuros que de repente se volvieron sus ojos azules. Su intensidad es casi palpable. Me mira expectante, como si quisiera q

irarme luego de beber unos sorbos de agua embotellada que alguien le da. Su pecho sube y baja constantemente. No aparto la mirada, no porqu

es r

parado a mi lado tendiéndome la otra mano. Por el rabillo del ojo puedo notar cuando Muchachote se marcha.

ign

ntario. Asiento, pero no tomo su mano. Su flirteo y belleza no me causan nada, aunque n

«La Furia» escrito en cursiva. Entro primera y luego los otros miembros del equipo de Damon, entre ellos, Noah. Miro lo que me rodea y me sorprendo al notar que no tiene ningun

ome una botella de agua. Dudo un segundo, pensando en que podría contener algún

aci

unos blanquecinos dientes casi perfectos, a excepción de u

sto —nos damos la mano

se va a sentar a un sillón con los qu

o las pocas veces que lo vi. Todos se callan cuando él entra y lo miran con alegría impresa en sus rostros. Algunos lo felicitan, pero él solo agradece con un asentimiento de cabeza y repasa toda la habitación con

ver millones de fuegos artificiales solo en sus ojos zafiros. Se acerca, toma

viosa que miro hacia otro lado para no ve

n siquiera preguntarla. Su vos ronca, baja y sexi manda escalofríos por todo mi sistema, haciéndome temblar po

peleabas —digo

e? —parpadeo ante su arrebato ansioso. Parece desesperado

olver loca con todos

las peleas, pero…

te importaba ver sa

eo que peleaste muy bien, aunque no sabría decirlo con certeza porque nunca

de n

regunto c

uevo —gruñ

nzo el ceño, pe

e bien. Él iba a decir algo, pero una ma

sorprendieron cuando Steven no te pudo dar ni un solo golpe —el que habla es un hombre de unos cuarenta años, más o men

ante su tono amenazador y me quedo estática en donde estoy. ¿Por qué se empeña en dar órdenes q

rigiéndose a mí. Volteo y

ro ¿por qué

os espectadores apuestan mucho por él. Tiene qu

iendo por qué —se

la que te pregunto qué te pareció la pelea? —asien

De todas formas, es seguro que nos vean discutiendo todo el tiempo. El primer día que nos vimos, me senté en

regunta muy interesado por mi resp

Así que no era de nadie. Y luego me senté sin dirigirle una mirada —una risita escapa de mi

co mientras se marcha. Intento decir algo, pero Damon

asa —ordena al mirarme, e

rme como

o lle

amon me obser

o si en serio lo estuviese preguntando. Su rostro serio

e significa que le estén persigu

endrás conmigo —d

o irme

la noche, no te

i cuerpo del sillón,

uñe ace

S

a otro

S

por lo que tengo que levantar la cabeza

contrario. Me toma con sus grandes y fuertes manos la cintura y me coloca sobre su hombro con

, dándole un manotazo a mí trase

—lo golpeo de nu

do hacia la puerta. Y de repente, una idea

cido. Todos en la habitación nos miran atónitos y divertidos. Trato de no sonreír cuando toco el suelo con mis pies, pero no lo puedo evitar. Intento salir corriendo, pero Peter grita, avi

a y sale conm

to me saluda con la mano burlonamente. Les sonrío con cinismo y les sa

no se las d

s! —grito antes de que d

ada. Maldita cabezota que soy. Mis dientes tiritan a causa de que estoy prácticamente

enes

de calor, Damon —r

migo, Nat —gruñe fulmi

smo tono que antes. Damon vuelve a gruñir, pero aho

una moto, pero lo raro es que no me sentó en la parte de atrás, sino que en la de adelante. Justo en el frente. Lo miro confundida ante su equivocación, pero este ya se encuentra sentándose

o manubrio. Cierro los ojos para disfrutar el aire en mi cara, el leve cosquilleo que dejó Damon en mí y la tranquilidad de las calles al no haber ninguna persona en el

, mientras paso mis brazos alrededor de esta almohad

ra déjame dormir —respondo medio dormida. Puedo escuchar una

. Me levanta en brazos y comienza a caminar. Puedo escuchar un timbre sonar y luego una voz muy conocida para mis

o? —cuestiona otra voz di

er, salió a correr y llegó hasta ahí. Por su

traerla. Así

obvio

te agradezco por hab

entonces me remuevo incómoda hasta enco

di

andar y me deja en un lugar suave y cómodo, el cual parece el cielo para mi cuerpo. Me estiro lo más que puedo y me pongo cómoda para seguir soñando con pasteles de chocolate que se devoran humanos bañados en caramelos.

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