Al escuchar el ruido en la cocina, Eunice confirmó sus sospechas.

Veinte minutos después, dos platos de pasta fueron servidos en el comedor. En silencio, los dos se sentaron a comer.

Aunque todavía el recuerdo del beso brillaba en sus mentes, procuraron calmarse y actuar como si nada.

Como no estaba tan familiarizada con Rodney, Eunice decidió mantener la distancia y ser educada en la medida de lo posible. Él, por su parte, se prometió que no procuraría apresurar las cosas e intentaría ser más paciente para no intimidarla.