Mimada por mi misterioso esposo
Autor: FELICIANA OLGIN
GéneroRomance
Mimada por mi misterioso esposo
Eunice se sorprendió gratamente al escuchar la respuesta de Rodney.
Asintiendo para mostrar que no tenía ningún inconveniente, la mujer sugirió: "¡Entonces, casémonos!".
"¡Desde luego! ¿Quieres que realicemos los trámites de nuestro matrimonio mañana mismo a las ocho de la mañana?", preguntó el hombre.
"¡Me parece perfecto!". contestó Eunice asintiendo, pues le pareció que la idea era perfecta.
Una vez que estuvieran oficialmente casados, la joven mujer iría a Grupo Frazier para reclamar su herencia, dentro del plazo estipulado por su papá.
Después de llegar a un consenso, Eunice y Rodney intercambiaron datos de contacto y acordaron reunirse al día siguiente a las ocho de la mañana. A continuación, la mujer se retiró.
Mientras Rodney la observaba alejarse, una sonrisa apareció en sus labios. "Por fin podré estar contigo, Eunice", murmuró el hombre para sí mismo.
Inmediatamente después, su celular sonó.
Cuando lo sacó, vio que era una llamada de su buen amigo, Claud Pearson. "Hola. ¿Qué sucede?".
"Rodney, la enfermedad de tu hija ha vuelto". Claud, quien provenía de una familia de médicos, sonaba realmente ansioso. Él y Rodney crecieron juntos, y ahora era un médico de renombre mundial. Además, era propietario de un hospital privado y de un laboratorio médico en el país de Acosta.
"¿Qué?", preguntó Rodney, visiblemente preocupado. Luego, tratando de mantener la calma, preguntó: "¿Cómo se encuentra Kyla? ¿Su condición es grave?".
"Hace un momento la trasladaron al quirófano. Dos médicos y un grupo de enfermeras ya están preparándose para la cirugía. En estos momentos voy a la farmacia por un medicamento", respondió Claud mientras caminaba a toda prisa. "Kyla tiene dolor en todo el cuerpo. Está llorando mucho y quiere verte".
La última oración rompió el corazón de Rodney, por lo que no pudo evitar derramar algunas lágrimas.
Se sentía muy mal por su hija. Sin embargo, como sabía que su ansiedad no iba a ayudar a resolver el problema, se obligó a tranquilizarse. Después de reflexionar por un momento, tomó una decisión. "Claud, por favor ayúdame a cuidar a Kyla. Iré a verla tan pronto como termine un asunto que tengo programado para mañana".
"Está bien. Pero asegúrate de venir lo antes posible para que estés con los niños, ¿de acuerdo?". Claud entendía perfectamente que Rodney estaba muy ocupado. Supuso que el asunto con el que tenía que lidiar era muy importante, pues lo obligó a posponer su viaje a Acosta.
"Desde luego", respondió Rodney. Después de agradecerle a Claud y de decirle algunas palabras más, colgó.
Una vez que Rodney guardó su celular, pensó en los hermosos rostros de sus hijos. Sin embargo, el pensamiento de su hija enferma lo hizo sentirse culpable y triste.
Después de revolcarse en su tristeza durante un rato, por fin logró recomponerse e idear un plan. Y así, sacó su celular y llamó a Julius.
"Hola, señor Lawson", dijo Julius al otro lado de la línea.
"Mañana viajaré a Acosta a ver a Edgar y a Kyla, así que voy a necesitar que hagas varias cosas por mí", respondió Rodney.
"Entendido, señor".
Entre tanto, Eunice acababa de regresar al hotel, a bordo de un taxi. Ya en el vestíbulo, la mujer escuchó que alguien le hablaba.
"Eunice, ¿eres tú?".
Como la mujer no reconoció la voz de inmediato, se detuvo para ver de quién se trataba.
Después de haberse asegurado de que la persona que había visto era Eunice, Rufus Mendez se acercó a ella.
Eunice también lo reconoció.
Debido a que los Moore y los Mendez habían sido amigos durante generaciones, Eunice y Rufus se conocían desde que eran pequeños. Incluso asistieron a la misma escuela primaria privada. Pero después de que terminaran la secundaria, dejaron de verse y no se contactaban con frecuencia. Con el tiempo, se perdieron la pista por completo.
Una vez que Rufus estuvo frente a Eunice y vio lo hermosa que era, exclamó: "¡Guau! ¡Te pusiste aún más bella!".
Habiendo dicho eso, el chico preguntó: "¿Qué te trae por aquí?".
Encontrarse con Rufus no le causó ninguna emoción a Eunice, ni le trajo ningún tipo de alegría. "Acabo de regresar a Orley, y decidí quedarme aquí un par de días", respondió la mujer cortésmente.
Entonces Rufus recordó lo que había sucedido en el pasado. "Aquel año en el que desapareciste, tu papá y tu madrastra dijeron que estabas embarazada de otro hombre y que no merecías casarte conmigo. Luego me pidieron que me casara con Estrella, pero no acepté. Cuando fui a tu casa a buscarte, ya no estabas. Les pregunté a algunos de tus amigos y compañeros de clase adónde podrías haber ido, pero ninguno sabía nada de ti, así que...". Rufus realmente quería saber cómo se encontraba Eunice. "¿Vives con ese hombre?".
"No. Cuido a mi hijo sola", respondió la mujer.
Como Eunice no recordaba al hombre con quien se acostó tres años atrás, no sentía nada por él. A veces trataba de recordar lo que había sucedido aquella noche, pero siempre terminaba confundida, de modo que no se preocupaba por ese hombre en lo absoluto.
Por otro lado, no le importó en lo más mínimo la declaración de Rufus. Si se había casado con Estrella o no, no tenía nada que ver con ella.
Rufus se sorprendió mucho al enterarse de que Eunice era madre soltera. Entonces, visiblemente emocionado y con un aire de expectativa, preguntó: "Aguarda. ¿No estás casada? Si lo deseas, podemos casarnos ahora mismo. Aún quiero casarme contigo".