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La Sombra de un Amor

Capítulo 5 La Confesión

Palabras:2562    |    Actualizado en: 06/01/2023

ados. Alberto empezaba a molestarse, pero se quedaría callado hasta saber algo más sobre el "hermano

no puedo decir lo mismo de tí, se te ve t

? . Pregunto

daron espichado". No podía estar tranquila estando en la misma habitación que su

rabia de ver a la mujer que amo con otro hombre

do la cabeza de un lado a otro. Cuando pensaron que María Elena se callaría,

ue al final acabarían sacándose los ojos o lo que es peor, peleando con un novio celoso y no estaba dispuesto a dar el espectácu

llama?. María Elena se puso nerviosa ante esa pregunta

Respondió con la v

ada vez estaba más seguro de que la niña era su hija y si eso era así y ni

amiga casi hermana la sacara de ese aprieto. Mariana comprendió y pidió que se sentaran, pues ya iban a servir l

io, que lo único que quería hacer era llevársela lejos para hacerla suya. Julio César estaba a su lado y le pellizcó en la pierna para que dejara

recuerda mucho a mi hermana . Se discul

o le preguntase más o acabaría enterándose, pero no podía hacerlo, porque si huía, él lo sabría de igual forma. " No, puedo hacer nada", pensó mientras respiraba hondo y ponía

ella tiene dos años . Res

os. ¿No crees? . Antes de qu

ella, a solas. Ahora pondría toda su atención en el acompañante de la mujer que ama para así poder saber más de él y ver si se merecía tenerla, aunque realmente él no iba a dejar que la tuviera. Ya había pensado en la posibilidad de dejarla ser feliz co

ar ese carácter de ella que tanto amaba y echaba de menos. A Marco Antonio siempre le gustó sacar a María Elena de sus casillas, era como un juego y

ra nuevos momento, nuevos

aquí ¿verdad? -¿Tanto se me nota? Soy Per

a estaba soportando demasiado y encima saber, que el hombre que estaba ante ellos

i ex . Aclaró María

as cosas se estaban estropeando y esa no era su intención. Lo único que quería, era que María Elena se diera cuenta de que él era el único que podía hac

ncomodidad. Dijo Marco An

que veo e

mento llegó Mariana y Julio César con los platos y se encontraron a Marco Antonio levantado, con ambas m

adada estaba, más hermosa la veía. Se sostuvieron la mirada, hasta que María Elena se levantó y se dirigió a él, pidiéndole que la acompañase a la cocina, bajo la atenta mirada incrédula de Alberto. Cuando llegaron a la cocina, ella cerró la puerta y él echó su espalda en la pared, esperando que ella hablase, pu

io?. Preguntó tocándose la p

directa.

so lo único que conseguía era apartarla de su lado, pero era algo

dos veces. No entendía qué quería ahora. Él fue quien no la creyó, quien dejó que se marchara y ahora quería volver como si nada hubiera pasado entre ellos. María Elena

cambiar de opinión. Pidió reprimiendo las ganas de llorar-. Olvídate de

dio varios pasos atrás, hasta que su cuerpo quedó entre la isla y Marco Antonio, teniéndola

rco Antonio en su oído erizándole la piel por completo-. Yo no puedo s

a lejos , esperaba fuera en el salón y encerrarla con él por el resto de sus vidas. La desesperación que ambos sentían era mucho más fuerte que el odio que, según María Elena, decía que sentía por él. Marco Antonio no esperó más y la alzó para sentarla en la isla, mientras se agarraba de su camisa. De

ser un lince para saber que, a ella, le había gustado tanto como a él, vol

tonio ya pensaba que le diría que sí, pero de pronto, la expresión de ella cambió, dejándole ver una muy diferente a la de antes de besarla. Había ¿decepción? María Elena comenzó a negar y separándolo de ella, se bajó de la isla y se dio la vuelta para secarse esas lágri

me, por favor, nunca

i, si me amas como yo te amo a ti. Asegur

y él la cogió por la cintura, pegándola por la espalda en su pecho. María Elena ahogó un gemido, sintiendo como su pecho subía y bajaba rápida

Marco

ún pegado a ella-. No quiero estropearles la noche. -Se separó y la oblig

emos que habla

a subió su mano a su pecho y después se secó las lágrimas con fuerza mientras sonaba

as ganas de cenar y mucho menos de hablar con nadie. Lo único que necesitaba era volver a su casa, encerrarse en su habitación y cobijarse bajo las sábanas para hundirse en su dolor. Miró a todos, buscándole,

ntró en la habitación de Mariana y se sentaron en la cama, una al lado de la otra. Su amiga, cad

a, María Elena?. Rompi

mejor amiga, de hecho, ella sabía todo su pasado, toda su vida, pero le daba miedo que, al decirle lo que había pasado

me pidió otra oportunidad... Y, y. -Hablaba muy depr

as? -Pregu

lo

oportunidad que te pide?. María

ándo estás

o que digo, es que, si tanto le amas y él te ama a ti, p

Marco Antonio. Se suponía que ella debía estar de su lado, que le diría que era una mala persona que no la creyó y que dejó que se marchara.

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