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En los brazos de un dios griego

Capítulo 8 8

Palabras:1434    |    Actualizado en: 24/01/2023

ico es una mentira, con cada paso que aquel dios griego hijo de afrodita daba, una chica se detenía y lo admiraba y

s sentimos incómodas, lo único que cambió fue cuando subimos al automóvil

eguntó Jason en la parte del copilot

omo prefieras llamarlo

do los

mi amiga. Jason asiente con su cabeza y aprecia todo lo qu

e habitaciones de mujeres, o los de su tiempo en la antigua grecia, aun en mi cabeza no cabe como es que alguien le pudo hac

as como Alicia.” la voz e

ra y me ve

me puedo sen

eguro es que quie

en todos lados Mir

hacer tal cosa. —

s hombres me invocaron, eso no fue de

. — o sea, sabemos que en aquell époc

aclara Jason. — Pero no me invo

? — cuestio

de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, fuertes dolores de cabeza, pér

ta al camino. — Amigo debo decirte que presenciaste la creación d

a con incredulidad. — ¿C

, Miranda

elve a m

ado desde que me lo re

centro comercial y el auto se de

licia apaga el moto

ía reconfortada? claramente están en lo correcto, apenas pasaba un dia con Jason y ya sentía que llev

s colocando celosos a muchos hombres los cuales se llevaban a sus novias lejos de aquel imán. Entramos al pr

erca rápidamente mirando a Jason de arri

esperando a qu

? — le preguntó dirigiéndose

nud

se. — lo detengo. — A

más músculos que Simon y obvia

a bien. — habla la

ones de diferentes

o que compres tantos

que Miranda compre, está forrad

único que quiero de ella es empotra

hicieron que mis mejillas se prendieron en fuego, este h

s pantalones

za sin dejar de ver a Jason,

ante de todos. — lo reprendo. — nadie

incero. — se en

do no le gusta escuchar

e acerca a mí y planta un beso sobre mis l

es sobre su antebrazo. — Pase a los vestidores. — se los da a Jason

Alicia y yo nos sentamos en u

ensacional que luce, es como si tuviera un brillo natural. — habla la mujer. — si me hubiera

a intenta no reírse de la situación, claramente Jason de Macedôn

entes a su talla, me levanto e inspecciono cada ángulo que tenía y debo decir que tiene u

pregunta

nto con mi cabeza.

ncias. — asiento con mi cabeza en

suéter, camisas y camisillas

la mano viéndome fijamente a los ojos. — Nunca antes alguien s

pena que te vean siempre como una máquina sexua

o de lado. — acomp

exo de lado. — asi

o vieran, porque a través del ventanal había chicas viéndolo como si fuera un famoso, babeaban y aclamaban por el. Cuando todo estuvo listo nos acercamos a

para mí un hombre le tendió un volante a Jason, se notaba la

para un cort

ecesito uno? —

uieres

Si

anda

viéramos creando a nuestra pareja ideal… bueno a mi pareja ideal, con aquel cambio tan drást

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