En los brazos de un dios griego
se encuentra a un hombre desnudo en su
ir corriendo h
amontonado en el suelo y que aún estaban allí
zaba de forma poco elegante y dolorosa
buscaba un arma. Al sentir algo duro bajo la mano lo cogió, pe
lla de vino. Rodó hacia ella y la cogió; e
r, el hombre cerró sus cálidos dedos alrededor
ho daño? -l
ía un melodioso y marcado acento que sólo podía descri
embotados, Grace miró h
as le ardieran más que un Cajun gumbo6. Después de todo, cómo no iba a
ha ternura le apartó el pelo de los ojos y pasó las
no fuese aquella increíble piel, sintió la urgencia de gemir ante la intensa sensación
ico de Nueva Orleáns, mu
do la cabeza?
to que reverberaba a través de su cuer
nsión de piel dorada por el sol, que parec
cticamente r
comprobar por sí misma que era tan
ulos de sus hombros, se quedó con la boca abierta. Y la
ra
no pod
sala de estar con las manos enterradas en su pelo. Este tipo de cosas no pa
aun a
preguntó s
cos, y muy bien definidos; tenía músculos hasta en lugares donde ni siquiera sabía que se podían tener.
ojara, se abultaba con una fuer
había comenzad
tro de barba, que parecía haber sido esculpido en granito. Increíblemente guapo y cautivado
que dejaba a la vista un par de hoyuelos con forma
us
os
scuro que resaltaba sus iris. Resultaban abrasadores de tan intensos, y reflejaban intel
os, deva
en esos momentos. Cautivada por un ho
su brazo. Se sorprendió mucho cuando no se evapor
que su mano tocaba, un poderoso músculo se flexionó, y el movi
ía hacer otra c
na mujer había salido huyendo de él. Ni lo hab
él tomara forma y se habían lanzado directament
no... Er
undante melena negra le caía hasta la mitad de la espalda, y sus ojos tenían el color gris pálido del mar
rta de pequeñas pecas. Era tan ador
so importas
para servirla sexualmente. Para perderse al saborear aquel
ándola por los hombr
arriba abajo, totalmente perpleja, mient
uantos mechones osc
s
s des
ya lo hemos
desnudo. Confundido, J
Q
ró su e
a mirada-. Y estás desnudo. Así le llamaban
do por el hecho de que a una mujer le preocupara su d
in
ientras miraba la camisa de Grace y los endurecidos pezones que se ma
sabor
có para
serlo. Estaba borracha y tenía alucinaciones. O quizás se había golpeado la
ra! Eso te
emecimiento que hacía que su cuerpo ardiera. Un estremeci
decir que tenía
s agotada. Seguramente habrás estado trabajando más de la cuenta,
a dejar que le alzara la cabeza hasta que pudo mirar de frente aquellos penetrantes ojos, que con toda s
tremeció ba
en respuesta. Había escuchado hablar toda su vida de besos que hacían flaquear
damente, daba gusto tocarle y,
dujo en su cuerpo, incitándola con la erótica y sensual promesa de lo que vendría a continuación. Y mientras tanto, él s
imamente pegado al suyo, acariciándola con la int
había hecho jamás. Deslizó la mano por los esculturales músculos
te que si era un sueño, definitivamen
teléfo
r las nalgas y acercar más sus caderas, mientras su lengua seguí
sculos de su espalda desnuda, mientras los largos mech
, con la sensación de sus brazos envolviéndolo mientras sus propias
ondía. Mmm, estaba deseando oírla gritar de placer. Ver cómo su cabeza caía hacia at
aricias de una mujer. Mucho tiempo desde q
e su primera vez, devoraría a Grace como a un trozo de chocolate. La
rar a que se acostu
res siempre se desvanecían tras su primera unión.
nos t
uto más para poseerla. La tomó en br
u mente estaba totalmente centrada en el hecho de que un hombre la hubiera levantado del suelo y no hubiese gruñido por el esfuer
de caoba tallada como si se tratara de u
nsciente de que un hombre tan alto y poderoso como aquél, podría ha
iento de terr
parte de ella no estaba asustada. Algo en su interior le
io, donde podemos acab
omo si estuviesen h
rece
s hombros, maravil
vistazo alrededor de su casa, como si estuviese considerando las opciones-
seerme es en tus sueños. Y ahora déjame en
sombro, é
una vez que sus pies tocaron ti
bueno, si es que alguien podía estar alguna vez a la al
de su presencia la g
a r
abían conseguido convocar
gera muestra de que la situación lo div
toy aquí. Si no quiere
me has
s aún cuando la visión de su cuerpo dorado, esbelto y
tan increíblemente delicioso te ha
duda. Con la destreza y agilidad que caracterizaban sus mov
rumbo de sus pensamientos.
que sentía en esos momentos. ¡Nunca! Literalmente hab
nía s
ran innumerables encuentros sexuales de la forma más gráfica; algu
habían consegu
nico que tenía en mente era cogerlo, e
impropio de ella, le
u pregunta, y no dijo nada. ¿Q
de aq
beza con in
e que voy a h
cieron por la lujuria e
cuerpo, por favor, t
perder el control. La cordura gobernaría la situación, no las hormonas.
abello rubio le caía en ondas hasta la mitad de la espalda, donde estaba sujeto por una tira de cuero marrón. E
nos ojos fascinantes a la par que terroríficos. Y esos o
ía poder matar a Sele
rse en la cama con este hombre y cl
jal
rir lo que debía hacer-. Necesito sentarme un minuto y tú... -de
. Era la primera vez en toda su ex
ntentar arrancarle la ropa. Lo más rápido posible. Y después de la maldición, sus invocadoras habían dedica
dijo Grace antes de subir
tante. Echó un vistazo a su alrededor con los dientes apretados, en un intento por ignorar el ardor
Ninguna mujer podía negarse por
sa ante aquella idea
y en qué época
daba era el sonido de las voces a lo largo del tiempo, el sutil
el ceño. No había ninguna llama. ¿Qué era esa cosa? Los oj
r una bombil
Hazme el favor de darle al interrupt
lo que supuestamente debía ser el interruptor. Julian se alejó de las escaleras y apr
¿Qué otras maravillas le
tie
era. Le arrojó un largo rectángulo de tela verde oscuro. La sos
en serio lo
las caderas con la tela. Grace esperó hasta que
staba tapado. No era de e
a no tener unas cuantas en el patio. Lo único que crecía allí era
hacia la sala y se
suspiró-. Me las
, revolucionando todas las hormon
a otra punta del sofá, Gr
ra cuánto tiem
é no le preguntas por el tiempo o le pi
su mirada por todo su cuerpo, el hielo se transformó en fuego en décimas de segundo. Se inclinó sobre ella
e tengo que aguantart
í
nerlo durante un mes. ¡Un mes entero, con todos sus días! Tenía ob
o no, tengo una vida en
rostro, que a él no le importa
aquí contigo, estás lamentablemente eq
s consiguie
jo mientras dedicaba una furiosa mirada a aquella p
u regazo y vislumbrar la protubera
nto control sobre esto como
eñalándola-. Ten cuidado de que n
pudiese irm
e sus palabras, a
ordenarte que te marches?,
presión que us