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En los brazos de un dios griego

Capítulo 5 5

Palabras:3327    |    Actualizado en: 07/01/2023

se encuentra a un hombre desnudo en su

ir corriendo h

amontonado en el suelo y que aún estaban allí

zaba de forma poco elegante y dolorosa

buscaba un arma. Al sentir algo duro bajo la mano lo cogió, pe

lla de vino. Rodó hacia ella y la cogió; e

r, el hombre cerró sus cálidos dedos alrededor

ho daño? —l

ía un melodioso y marcado acento que sólo podía descri

embotados, Grace miró

as le ardieran más que un Cajun gumbo6. Después de todo, cómo no iba a

ha ternura le apartó el pelo de los ojos y pasó las

no fuese aquella increíble piel, sintió la urgencia de gemir ante la intensa sensación

ico de Nueva Orleáns, mu

do la cabeza?

to que reverberaba a través de su cuer

nsión de piel dorada por el sol, que parec

cticamente r

comprobar por sí misma que era tan

ulos de sus hombros, se quedó con la boca abierta. Y la

ra

no pod

sala de estar con las manos enterradas en su pelo. Este tipo de cosas no pa

aun

preguntó s

cos, y muy bien definidos; tenía músculos hasta en lugares donde ni siquiera sabía que se podían tener.

ojara, se abultaba con una fuer

había comenzad

tro de barba, que parecía haber sido esculpido en granito. Increíblemente guapo y cautivado

que dejaba a la vista un par de hoyuelos con forma

us

os

scuro que resaltaba sus iris. Resultaban abrasadores de tan intensos, y reflejaban intel

os, deva

en esos momentos. Cautivada por un ho

su brazo. Se sorprendió mucho cuando no se evapor

que su mano tocaba, un poderoso músculo se flexionó, y el movi

ía hacer otra c

na mujer había salido huyendo de él. Ni lo hab

él tomara forma y se habían lanzado directament

no… Era

undante melena negra le caía hasta la mitad de la espalda, y sus ojos tenían el color gris pálido del mar

rta de pequeñas pecas. Era tan ador

so importas

para servirla sexualmente. Para perderse al saborear aquel

ándola por los hombr

arriba abajo, totalmente perpleja, mient

uantos mechones osc

s

s des

ya lo hemos

desnudo. Confundido, J

Q

ró su e

a mirada—. Y estás desnudo. Así le llamaban

do por el hecho de que a una mujer le preocupara su d

in

ientras miraba la camisa de Grace y los endurecidos pezones que se ma

sabor

có para

serlo. Estaba borracha y tenía alucinaciones. O quizás se había golpeado la

ra! Eso te

emecimiento que hacía que su cuerpo ardiera. Un estremeci

decir que tenía

s agotada. Seguramente habrás estado trabajando más de la cuenta,

a dejar que le alzara la cabeza hasta que pudo mirar de frente aquellos penetrantes ojos, que con toda s

tremeció ba

en respuesta. Había escuchado hablar toda su vida de besos que hacían flaquear

damente, daba gusto tocarle y,

dujo en su cuerpo, incitándola con la erótica y sensual promesa de lo que vendría a continuación. Y mientras tanto, él s

imamente pegado al suyo, acariciándola con la int

había hecho jamás. Deslizó la mano por los esculturales músculos

te que si era un sueño, definitivamen

teléfo

r las nalgas y acercar más sus caderas, mientras su lengua seguí

sculos de su espalda desnuda, mientras los largos mech

, con la sensación de sus brazos envolviéndolo mientras sus propias

ondía. Mmm, estaba deseando oírla gritar de placer. Ver cómo su cabeza caía hacia at

aricias de una mujer. Mucho tiempo desde q

e su primera vez, devoraría a Grace como a un trozo de chocolate. La

rar a que se acostu

res siempre se desvanecían tras su primera unión.

nos t

uto más para poseerla. La tomó en br

u mente estaba totalmente centrada en el hecho de que un hombre la hubiera levantado del suelo y no hubiese gruñido por el esfuer

de caoba tallada como si se tratara de u

nsciente de que un hombre tan alto y poderoso como aquél, podría ha

iento de terr

parte de ella no estaba asustada. Algo en su interior le

io, donde podemos acab

omo si estuviesen h

rece

s hombros, maravil

n vistazo alrededor de su casa, como si estuviese considerando las opcione

seerme es en tus sueños. Y ahora déjame en

sombro, é

una vez que sus pies tocaron ti

bueno, si es que alguien podía estar alguna vez a la al

de su presencia la g

a r

abían conseguido convocar

gera muestra de que la situación lo div

toy aquí. Si no quiere

me has

s aún cuando la visión de su cuerpo dorado, esbelto y

tan increíblemente delicioso te ha

a duda. Con la destreza y agilidad que caracterizaban sus m

rumbo de sus pensamientos.

que sentía en esos momentos. ¡Nunca! Literalmente hab

nía s

ran innumerables encuentros sexuales de la forma más gráfica; algu

habían consegu

nico que tenía en mente era cogerlo, e

impropio de ella, le

u pregunta, y no dijo nada. ¿Q

de aq

beza con in

e que voy a h

cieron por la lujuria e

cuerpo, por favor, t

perder el control. La cordura gobernaría la situación, no las hormonas.

abello rubio le caía en ondas hasta la mitad de la espalda, donde estaba sujeto por una tira de cuero marrón. E

nos ojos fascinantes a la par que terroríficos. Y esos o

ía poder matar a Sele

rse en la cama con este hombre y cl

jal

brir lo que debía hacer—. Necesito sentarme un minuto y tú… —de

. Era la primera vez en toda su ex

ntentar arrancarle la ropa. Lo más rápido posible. Y después de la maldición, sus invocadoras habían dedica

dijo Grace antes de subir

tante. Echó un vistazo a su alrededor con los dientes apretados, en un intento por ignorar el ardor

Ninguna mujer podía negarse por

sa ante aquella idea

y en qué época

daba era el sonido de las voces a lo largo del tiempo, el sutil

el ceño. No había ninguna llama. ¿Qué era esa cosa? Los oj

r una bombil

Hazme el favor de darle al interrupt

lo que supuestamente debía ser el interruptor. Julian se alejó de las escaleras y apr

¿Qué otras maravillas le

tie

era. Le arrojó un largo rectángulo de tela verde oscuro. La sos

en serio lo

las caderas con la tela. Grace esperó hasta que

staba tapado. No era de e

a no tener unas cuantas en el patio. Lo único que crecía allí era

hacia la sala y se

suspiró—. Me las

, revolucionando todas las hormon

a otra punta del sofá, Gr

a cuánto tiem

é no le preguntas por el tiempo o le pi

su mirada por todo su cuerpo, el hielo se transformó en fuego en décimas de segundo. Se inclinó sobre ella

e tengo que aguantart

í

nerlo durante un mes. ¡Un mes entero, con todos sus días! Tenía ob

o no, tengo una vida en

rostro, que a él no le importa

aquí contigo, estás lamentablemente eq

s consiguie

jo mientras dedicaba una furiosa mirada a aquella p

u regazo y vislumbrar la protubera

nto control sobre esto como

eñalándola—. Ten cuidado de que n

pudiese irm

e sus palabras, a

ordenarte que te marches?,

presión que us

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