El Gran Rey del Infierno
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más que un sueño extremadamente vÃvido, necesitaba asegurarme d
nvidiado la primera vez que leà el libro, pero ahora, al ver su rostro delicado, sus labios naturalmente
ngel, solo tenÃa que desearlo y aun asà elegir la muerte
an entrado corriendo en la habi
o Asra nunca fue conocida por su bondad y car
ras intentaba arreglar el dobladillo de mi vestido
a su
o te pases -, era todo lo que podÃa pedir, porque cuando Calisto llegara a
es como el cielo despejado. Su piel blanca e inmaculada, al igual q
el infierno. No habÃa competencia, pero al menos
como si temiera que la reprendieran, y al mirarme en el
eos y me levanté de la silla -,
o me estaba esperando abajo, no cuando podÃa cambiarme algo y
corsé perfilaba mi cintura y las delicadas mangas de la camis
de - dijo Azrael desde la puerta del carruaje -. Señor, esto es realmen
decir alguna estupidez, asà que me apresuré a resoplar lo m
je, impidiendo que Azrael siguiera
ó con sorpresa y algo pa
sonrisa en sus labios -, estás realmente preciosa, a
nr
los vestidos caros y las sedas delicadas, bordados con plata y
lo que llevaba a menudo, pero la primera vez que vio ropa como esa en Elaine, se quedó sin aliento
ar pasar est
ó de mà para sentarme a su lado, lo bastante cerca com
- puede que quiera probar cómo destruir estas piezas,
nr
mos al final de aquel dÃa, pero sabÃa
el pecho y recordaba a su esposa muerta, el único ser
ome en él. El aroma de Calisto era demasiado a
tacto tantas veces, asà q
l maldito carruaje se detuvo frente a la catedral y l
dirle que continuara, asà que simplemente tiré ligerament
y dictó todos sus movimientos, un beso para que no se atreviera a pensar
usurré, - ahor
uñ
e volviste
ar. Azrael daba un portaz
imos
irada, pero aun asà abrió la
rando mi presencia. Quizá se habÃa t
alejarme, pero corrà otro riesgo. La peo
molestia - murmur
o lo negarÃa, pero aun asÃ, esperaba que no lo hicier
sorpresa -, pero deberÃas quedarte atrás, n
nr
a una infernal que le dedicaba su vida y su lealtad, sino una bruja procedente d