El Gran Rey del Infierno
750 A.
ar y Calisto me miró como si aquello fuera lo más est
to, deberí
su concubina, pero entonces... ¿Qu
a pausa, con los
nr
ño - dije, sentán
ría
es exactamente? - Su v
as respuestas que no tenía que darle, así que miré h
so
pulsivo? Para... - se detuvo, e incluso sin mirar pude o
n una sonrisa, girando la cara para mirarl
- se detuv
ntentando consolarlo,
recía f
é medios tuve
ci
sab
eso lo había sido, y al p
, todo e
é en
sie
ulparte -, mur
vuelvas
nr
, dijo sentándose en la cam
visto nunca así, ta
y las uñas rojas y cuidada
eran mis
que pude -. No creí que pudiera forzar una
lucha final, cuando atraviesa a Azrael con la lanza y mata a Calisto ant
abía salido
con la
Lo
aban lo
e cogí en brazos y no respondías
sentía algo por ella, aunque fuera mínimamente, significaba que le dolía verla sufrir
a abr
os veces, y sus ojos de cuarzo se humedeci
o como un niño asustado que p
nr
n preocuparme, le est
rojar sobre mí, su cara se hundió en mi
cesitaba para asegurarme de que era real, de que él e
me ordenó, rodeándome e
con la
uerdo -
uñ
ntinuó -, ni se te ocurra hace
nr
las próximas noches - me burlé y vi cómo Calisto s
espiadado rey del que había leído 953 páginas. Era la e
astidio, pero me subí a la cama, me arrodil
ro, no haré las cosas impulsivamente y tendré cuidado cuando entre en combate. Me entrenaré para que
el labio c
lí, en su habitación, a salvo del
ía proteger a Calisto del mund
sus labios se curvaron en
permití ser solo yo, acercándome a
or mí -, le susurré, y esa fue la m
brazo rodeó mi cadera atrayéndome contra é
uantas noches -, murmuró
ver
las noches estén pagadas -, dijo mientras recor
y su tacto era a la vez delicado y f
pasando las uñas po
e se me calentara todo el cuerpo -. Sé que estás cansada
edos subiendo por mi muslo, llevándose con
enda que ll
ronroneó -, tendré que cast
pensar en su cuerpo sobre el mío, su boca deslizándose por cad
con toda las fuerzas de mi