La esposa del Hades
a, sino porque estaba ahí, en contra de su voluntad y una mancha rojiza sobre su mejilla era prueba de ello-Dom
etándose a media noche, en una capilla anglicana antigua, en medio del bosque, lejos de la civilización o al men
lto en medio del bosque, por lo que no era de extrañarse que sus pieles estuvieran congeladas, pero Amelia le pareció que la temperatura de aquel sujeto estaba por d
padre la obligaba a casarse con ese tipo que no conocía más que su nombre, el cual había escuchado unos dos minutos antes de que comenzara la cerem
óm
nía n
qu
o sa
estamista ilegal. Aunque Amelia era un tanto tímida y reservada, no era una tonta como para no darse cuenta de que su padre había estado en malos pasos y aquella boda era una consecuencia y también la única solución que su padre tenía para que no l
es de su padre, él tenía la custodia y no tenía dinero para iniciar una d
escuchar el principio de sus votos, nunca en su vida hubiese imaginado que terminaría de esa for
opar con la base de su dedo, ella miró con cierta confusión la alianza matrimonial, se suponía que con ello se estaban prom
r lado menos en casa de su padre, pero de haberlo hecho, seguramente su fotografía hab
ue no amaba, su padre, había vivido diez años soportando sus maltratos hasta el día en que había decidido huir llevándose a sus hijas de un año y nuev
e que oficiaba la ceremonia, con voz ronca
un periodo de cuarenta minutos en los que su mente había estado perdida y divagando, pensando en su mala fortuna y como su vida y su
terminado-expreso después de unos seg
chas dolencias y lagunas mentales como para recordar que debía invitar a los novios a besarse, pero en medio de ese pensamiento, a Amelia se le cruzo la idea de que tal vez esa omisión había sido a propósito, quizás una acción sugerida por el novio para evitar
suspiro, como si hubiese estado todo el tiempo aguantando la respiración. De pronto una serie de aplausos hizo
bros para darle un beso en la mejilla, pero ese atrevimiento solo provoco mas su
ar de bofetadas o al menos un golpe en el estomago, pero su padr
z. Amelia miro de reojo al hombre pálido a su lado, él habia arqueado la ceja con leve molestia y al mismo tiempo un poco de c
te?-Amelia se atrevió advertirle, había descubierto que con esa absurda bod
prado en una tienda de conveniencia antes de salir de la ciudad y mientras caminaba, pensó que tal vez esa unión al menos había servido para ce
ar la oscuridad de las copas de los arboles. Amelia vio el auto de su padre, en el que habían estado discutiendo de camino a ese lugar, el mismo sitio donde le había dado una bofetada para lograr que dejara de protestar. Miro
de todo a donde podía ir, pero Amelia pensó que podía aprovechar su distracción para tomar el auto de su padre y volver a la ciudad sin importar si est
antes de caminar la marcha nupcial y se apresuro para tomar el auto, sabia manejar, había aprendido a la mala, pero lo hacia bien, pero antes siquie
una piel pálida. Amelia dio un paso atrás para alejarse de él, no lo había escuchado ba
cir su auto. Amelia dirigió su vista hacia donde él señalaba, era un auto negro ultimo modelo, elegant
avanzaba, Amelia observo su espalda ancha que al p
staba cerrado con seguro, el maldito, por primera vez en su vida había tenido la descendía
ojos para enfocar de lejos, pero esa expresion logro que Amelia comenzara a avanzar lejos del auto y ello significaba que tal vez no volveria a casa con Samantha, estaba sumamente p
de su esposo, dubitativa, d
uenta que en realidad era una mujer de piel morena y con la cabeza rapada quien la recibia y le daba la bienvenida c
a desde lejos, como si no quisiera dar un paso mas alla de los limit
tocarse, pero sin demostrar que todo ese circo habia sido orquestado por su padre, sin
s correctas para expresar su sentir sin provocar la ira o incluso el desinteres de su marido. Habia comprendido gracias al comportamiento de su pa
traicionado al sentir la mirada de aquel sujeto sobre su cuerp
icaban con vidas humanas y mucho menos orquestaban matrimonios forzados, pero aquel hombre, al menos desde hacia una hora atras no se habia comportado como un
avor-dijo en tono suplicante, levanto la vista y descubrio que ese hombre de mirada os
o que poco a poco se tornaba oscuro, la luz de la luna que habia iluminado
acia sus manos, las cuales temblaban, no sabia a donde iban y tampoco lo que le esperab
taba un poco recelosa respecto al porque de su matrimonio y por supuesto, al misterio que envolvía a su esposo-tu padre no se opondrá si ese es mi deseo. Tendrás tod
al sobretodo por la forma en como habia terminado atados, quiza
empre sera una farsa. Lo único que necesito de ti es que seas una di
n atencion a su esposa y si no habia ningun peligro en ello, quizas podia fungir ese papel a la perfeccion, al menos al
dia lograr, pero si la segunda no era asi, lo unico que podia hacer era pedir que la dejaran a orill
la vida, pero si no lo haces...-se detuvo, miro a Amelia con cierta incomodidad, recien se habian conocido, no podia mostrar
ratarse de una cosa seria como para tener casi que amenazar
asuntos privados. Tu solo eres una esposa trofeo, así que
a, claro que iba a obedecerle, no pondría su vida en riesgo solo por saber de donde obtenía su poder, mientras él le diera todo lo que
-cuestiono un
ria a seguir como si se tratase de una actriz, pero penso que de ser asi, eso habria hecho desde el principio, en vez de casarla de es
za para confirmar lo que su
a a esas noches en que sentia que la observaban en la oscuridad, quizas un monstruo que la miraba desde el guardarropa o debajo de la cama, ademas a esa sensación