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Flores de invierno

Capítulo 9 Cinco años antes

Palabras:3069    |    Actualizado en: 14/10/2022

ITU

AÑOS

amón di Marinia, no sabía si para siempre. Se dirigió a la casa de los Marinia, y frenó ante ella. Aspiró el aire con nerviosismo, y salió del coche en dirección al chalet de la familia. Pulsó el timbre y esperó a que el vi

con ironía don Alfonso-es usted atrevida desde luego. Es la culp

derles a nada, ni a discutir con ustedes, sino a explicarles que su hijo no tuvo relaciones sexuales conmigo esa vez ni ninguna otra. Solo me estaba consolando de un terrible problema que me estaba torturando, y él con su generosidad habitual me a

esto sí que no me lo esperaba, una furcia defendiendo el “honor” de mi e

que se comenzó a desnudarse ante el matrimonio. Un grito de escándalo escapó de la boca de

lo suficientemente? vístase por favor y má

rizaba a su hijo, la razón por la que decidió abrazarme en su apartamento, y ayudarme económicame

n su cuerpo, como una mácula profana que invadiera su persona. Lágrimas de dolor, que se añadían a la humillación que para ella suponía aquella acción, necesaria por otra parte, resbalaban por sus mejillas, como demostración irrefutable, de que la verdad, y la inocencia se daban la mano en su persona. Poco a

trato, eso es…terrible. Alfonso…-le miró con la culpa reflejada en su carablanc

solo le ayudaba a usted…¡¡Dios mío ¿qué hemos hecho?!!le hemos perdido sin razón. Por favor señorita

nicial- pero conociéndole como le conozco, creo que no querrá volver a hablar con ustedes, fueron dema

que lloraba por primera vez en su vida, sesgaban el aire c

ntidad que desee, pero por lo que más quiera ayúdenos. –le

haciendo alarde de dignidad. Me dan pena, han perdido al mejor hijo que ningún padre pudiera tener. Eso será su castigo por muchos años. Si puedo ayudarles lo haré, pero dudo que Ramón pueda, no

, corrió tras ella, y

perar a mi hijo, si no lo quiere hacer por mí, hágalo por él, por su

desee, claro está. Levántese, yo no les odio, han cometido un terrible error, y lo están pagando muy

aire con fruición de manera que se le antojó tan puro y delicioso, como nunca lo había sentido en sus pulmones penetrando renovador. Ramón le había consolado cuando se hundía en l

oso.-Se tapó la cara con las manos avergonzada por la crueldad de que habían hecho alarde

saciones nuevas, dolorosas y profundas aparecían como fantasmas que salen a la superficie con la intención manifiesta de causar el mayor daño posible. Las lágrimas salieron de manera natural de sus ojos, y la abrazó con mayor fuerza contra su pecho, sabedor como era de que Ramón, solo tenía un defecto, el rencor. Había perdido su ca

sus...sus…no sé ni cómo llamar a sus manejos. Tenemos que deshacer este ma

imiese de su pecado, y esa persona era Marisa Ordea, la perfecta cabeza de turco. ¿O acaso no había sido ella la que había propuesto que se reuniese con el trío de sacerdotes que lo habrían, supuestamente , de devolver al buen camino?. Ahora veía

para reír a boca llena. Ignorantes del drama que vivían los di Marinia. Ella se pavoneaba y realizaba una charada imitando lo que creía podía ser el contenido de la reunión con los tres sacerdotes, que habían decidido, acertadamente, of course, echar…a aquel estúpido que se había atrevido a rechazarla hacía algunos años, pocos, porque era muy joven claro…Los camareros, que ya conocían de sus reunioncitas, se marchaban lo más lejos posible de su presencia para n

Era Maria Luisa di Marinia, que llegaba elegante en su vestido de Cristian Dior, de alta costura, y dejando un rastro de perfume de Lancóme. Se acercó a la mesa de Marisa Ordea, y le sonrió c

caída de mi hijo, zorra?-los músculos faciales de la cara de Marisa Ordea, se paralizaron como si una droga le impidiese hablar de repente-. Espero que ese champán se

“Ay dios mío, ¿que será lo que quiere esta maldita mujer?, no entiendo nada. ¿Qué ha podido salir mal? todo iba de maravilla”.-Pensó para sí a modo de análisis- Sus uñas amenazaron con sacarle la sangre de las venas, de tanto hincarlas en las palmas de

qué…p

e hiciésemos el vacío a mi hijo, que es un trozo de pan, y has cizañado a la tonta de Mar

taba a pronunci

chazó ¿verdad?,¿VERDAD?¡¡resp

n hilo de voz que se

a la cara escupiendo cada palabra. Devuélveme a mi hijo, o no me hago responsable de mis actos, y ya sabes que estoy en tr

pital a ver a un amigo que se estaba muriendo. ¡Que pena!-interpretó su papel digno de un oscar. Con una sonrisa siniestra, se sentó en la barra, y pidió un Martini blanco con cereza roja, como a ella le gustaba. El camarero la invitó con el pretexto de que hacía muchos días que no se dejaba ver. Aunque en realidad era como agradecimiento por haberles libra

o la ciudad atrás empequeñeciéndose, como un mal augurio. A ciento treinta, se dejó llevar lejos de donde ella creía que el peligro le amenazaba de forma directa, para intentar tranquilizarse, y pensar donde podría hallarse Ramón. Desde luego conociendo los antecedentes de Maria Luisa di Marinia, estaba convencida de que la amenaza era seria, y no un calentón de furia desatada que se le fuera a pasar pronto, como le sucede al común de

sin quejarse. Había poco tráfico, y consciente de que era ponerse en peligro tontamente, comenzó a frenar, pero en ese instante, un ranault-5, le quiso adelantar, se le había situado demasiado cerca, y solo por un instante, el coche se descontroló escapando de las manos del conductor, chocando violentamente contra el Porsche de Marisa que saltó fuera de la calzada, en un giro imposible, dando tres vueltas de campana en el aire. Cuando se estrelló contra el césped del arcén, ella como una muñeca rota, colgaba boca abajo, con su melena chamuscada, Inconsciente. Poco tiempo después tres ambulancias, y dos coches patrulla d

cruzado con una mujer como La Ordea, que les había destrozado sin piedad. Pero ella cumpliría su amenaza, estaba dispuesta a matarla si no r

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