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Flores de invierno

Capítulo 6 El refugio de la soledad

Palabras:3082    |    Actualizado en: 13/10/2022

ITU

IO DE LA

abandonar este mundo, aun le quedaba algo de suma importancia por hacer. “La Obra” debería continuar tras su marcha, y para eso se precisaba, aun un último acto. Acomodado en su sillón orejero, dejó que sus huesos cansados, se relajaran un poco. El fuego de la chimenea le reconfortó y puso sus manos sobre sus puntas para calentarse. Miró a su izquierda, y contempló el libro que descansaba sobre la mesita auxiliar. Era un volumen viejo y desgastado, que le regaló su benefactor. Lo había leído

luz, débil y amarillenta. Como le sucede a las polillas, que no pueden sustraerse a la luz y el calor que emana de una bombilla, así le ocurrió en aquel instante. Decidió abrirla un poco más, y entrar. Su corazón se le aceleró y pareció que se le iba a escapar del pecho, a c

rse-Es necesario que hablemos de algunas cosas, y que yo responda a tus pregunta

aba con “el viejo”, pero nunca se había atrevido a quebrantar una de sus normas más estrictas, una de las escasas que había en la casa. La de no subir a

que no sirven para quienes buscan evadirse de la realidad visionando una pe

vez desde que lo conoció dos meses atrás-. Se sentó en un

siempre he creído que en realidad trataba de resolver un trauma terrible que lo llevó a ser quien fue.-tose de nuevo, y se lleva la mano a la boca-Pero hete aquí que el destino, estaba tramando algo de lo que no podría escapar fácilmente. Había heredado de quien no se hereda, la capacidad de luchar para no solo sobrevivir, si no, para triunfar all

causa del párkinson, de un cajón de la mesita de su lado derecho.-Aun guardo los recortes, y te pido que tú hagas otro tanto si yo falto, cosa que ocurrirá pronto. –Ella no se atrevió a interrumpirl

l que se reconocía el trabajo realizado por el escritor que se había convertido en protector de niños maltratados creando una especie de ONG, para recibir apoyo en ella, y poder sobrevivir, y lo que era más difíc

s dedos huesudos anunciaban una lenta degeneración y las manchas en su dorso y los temblore

r, este trataba de la detención de un muchacho, por el robo de un coche. En la foto que aparecía en el recorte, se observaba a un chico de no más de quince

hora que estoy cuerdo. Este es un legado que no me corresponde a mi gobernar, sino hasta que expire, ya que me comprometí a ello. –se giró par mirarla a los ojos y poder ver su reacción. Eloísa con las manos sobre su regazo, le escuchab

describía en el libro?-respondió e

te. Dijo que si conseguía el dinero suficiente lo llevaría a cabo. Te puedes imaginar que en los días que sucedieron

lidad su sueño de la casa de l

e libros que se vendieron… fue una a

ecaudó con

entonces comprenderás la razón de que ahora te lo oculte. Si te diré, que desde entonces su corazón se calmó, y dej

n mantenerla, claro está. –Miró en torno suyo Eloísa, aspira

uí después de recorrer tres casas de acogida, y de que me devolviesen al centro, otras tantas. Aquí conocí a mis primeros amigos, y “el viejo” me soportó con estoicidad. No sabía la razón de su aguante, pero poco a poco me fui tranquilizando, y me convertí en un chico responsable, que colaboró en todo cuanto fue necesa

o. Pero yo fui uno de esos privilegiados que vieron como su mente se abría a cosas nuevas, y evolucioné a un estado de consciencia de la realidad que me permitió descubrir facetas que yo ignoraba que e

uidados. ¿Te lo he

decirlo más a menudo. A fin de cuentas esta es una casa para niños maltratados, y

do un ángel para nosotros. Y estos chicos necesitan de una madre como tú, algo que yo no puedo darles. Quizás esa sea la razón más poderosa por la

l decir que me salvasteis la vida en aquellos días en que todo par

a a ella?. Le pasaba por alto ciertas legalidades, que de ser respetadas estrictamente, impedirían el buen funcionamiento de la casa, y la adopción de algunos de los más necesitados de aquellos niños. Así que le dijo que se llegase hasta la casa, y que se calmase, que le daría la ayuda que precisase. Poco sospechaba él, que se trataba de un caso inu

a su acompañante-verás… es que

tadas.-le ayudó a

-se sorprendió Magdalena de su visión de

rca, se me enciende una luz roja, una alarma, que en

casiones. En una de ellas casi la mata, y ahora está como loco buscándola. No tengo donde meterla ahora mismo, las casas de acogida de la comun

ar con estos casos, pero no le negaré hospitalidad a quien

entusiasmó la asistente-No podría

re el orden que rige la casa. Ya sé, ya sé, es una urgenci

jase permanecer allí. Hasta aquel momento todo el mundo creía que el viejo era un misógino. Magdalena le respondió preocupada por la seguridad de su protegida, que no era la mejor idea, pero que en todo caso era ella la que había de decidirlo. Hacía muchos años que Eloísa no se sentía en un hogar, en el que

a, era de un valor inestimable. Alrededor de la gran mesa de roble, a la que se sentaban a comer los integrantes del heterogéneo grupo de niños de distintas edades y con diferentes historiales de agresiones, se respiraba un aire cargado de tensión, a la que sin embargo se había acostumbrado, y que sabía dominar, como si de un potro salvaje se tratase. El viejo miraba sin apenas escuchar lo q

viento anunciaba, que lamería con vigor las ramas de los árboles que circundaban sus riberas. El tenía creo que cincuenta años, y finas hebras plateadas asomaban a sus sienes, dándole una di

tigo. Sus palabras me parecieron entonces un sin sentido. Tardé en comprender qu

Es un enigma?-se atr

que la gobernarían. Me preguntarás el porqué siete. Pues porque para él como para muchos el siete es un número bíblico que simboliza lo completo. Interesante ¿verdad?. Era un hombre muy es

rtes, hummm…que interesante

aban después de cenar. Las palabras se agolpaban en la garganta del viejo, y sin embargo n

oco de orden ahí abajo, yo estoy agotado

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