Te amo con todo mi corazón
Autor: Nevaeh Avery
GéneroRomance
Te amo con todo mi corazón
Caldwell apretó los dientes con una mirada furiosa.
Mientras tanto, Sabina pasó por la sala y vio a Rosina en el sofá, aún en pijama. "Buenos días, señora", saludó con una sonrisa calurosa. "¿Pudo dormir bien?".
Anoche, cuando escuchó el motor de un auto en el jardín, se levantó de la cama para revisar. No pudo evitar ponerse muy feliz cuando vio que Caldwell había regresado.
La madre de Caldwell había arreglado ese matrimonio, por lo que Sabina pensaba que Rosina era perfecta para él.
Por lo tanto, estaba bastante entusiasmada con la nueva señora Walsh.
Rosina forzó una sonrisa. "No estuvo mal", respondió tímidamente.
"Me alegro. Por favor, vaya a lavarse. El desayuno está listo", dijo Sabina dirigiéndose al comedor.
Rosina bostezó mientras se frotaba los ojos soñolientos.
Se le ocurrió que Caldwell ya debía haberse vestido.
Entonces, se dirigió de puntillas al dormitorio y tocó la puerta, pero no hubo respuesta.
Pensando que él ya debía haber salido, Rosina abrió la puerta y fue recibida por una mirada tan gélida que le provocó escalofríos.
Caldwell sostenía fuertemente un trozo de papel.
Cuando Rosina notó sus cosas esparcidas por el suelo, el corazón le dio un vuelco.
Sin embargo, respiró hondo e intentó mantener la calma. "¿Qué estás haciendo con mis cosas? ¡Estás invadiendo mi privacidad!".
"¿Privacidad?", repitió Caldwell con una mirada incrédula.
Luego, se puso de pie y arrojó el documento frente a ella. "Tuviste la audacia de casarte conmigo llevando a un bastardo en tu vientre, ¿y te atreves a hablar de privacidad?".
"Yo...". Rosina palideció de inmediato.
Caldwell se acercó a ella y le pellizcó la barbilla. "Dime, ¿cuál es la verdadera razón por la que te casaste conmigo?".
¿Quería que él se convirtiera en el padre de ese bastardo? ¿Quería que ese bastardo se convirtiera en su primer hijo? ¿El trato que le había propuesto era solo una excusa?
El rostro de Caldwell se oscureció.
Rosina sintió que su corazón estaba a punto de detenerse, pero mantuvo una expresión serena. "No fue mi intención ocultártelo. Nuestro matrimonio es solo un trato y nos divorciaremos en un mes, así que pensé que no importaba. No tengo segundas intenciones".
"¿En serio?", preguntó Caldwell agarrándola con más fuerza.
Rosina hizo una mueca de dolor. "Te estoy diciendo la verdad. Soy consciente de que si cruzo la línea contigo, tienes toda la capacidad de borrarme de esta tierra".
Los ojos de Caldwell se posaron en su vientre, y frunció el ceño. "Será mejor que me estés diciendo la verdad, o no te perdonaré".
Con un asentimiento, Rosina se tocó inconscientemente el vientre, como para proteger a su hijo.
Este niño había venido inesperadamente, pero planeaba quedarse con él. Después de todo, era su sangre.
No se lo había contado a nadie, ni siquiera a su madre. Había guardado el informe de embarazo en todo momento, para evitar que se descubriera.
Sin embargo, Caldwell se enteró al segundo día de su matrimonio.
Con una expresión malhumorada, él volvió a advertirle: "Si descubro que has estado jugando conmigo a mis espaldas...".
"Te prometo que me portaré bien. Si hago algo fuera de lugar, estaré a tu disposición", interrumpió Rosina para tranquilizarlo.
Incluso si no podía ganarse toda su confianza, no dejaría que dudara de sus intenciones.
Confiaba en ese matrimonio para recuperar las propiedades de su madre de las manos de Perry.
Caldwell la miró a los ojos, como si buscara la verdad.
De repente, alguien tocó su puerta.
"Señores Walsh, el desayuno está listo", anunció Sabina alegremente.
Caldwell retiró la mano y controló sus emociones. "Limpia este desastre".
Luego, se dio la vuelta y se marchó.
De inmediato, Rosina se reclinó contra la pared. Su corazón latía alocadamente. Le tomó mucho tiempo tranquilizarse.
Después de un rato, se agachó y recogió las cosas esparcidas por el suelo. Las lágrimas rodaron por sus mejillas cuando leyó el informe de embarazo.
Pero se las secó con el dorso de la mano y sorbió la nariz. Luego de guardar el informe, se cambió de ropa y salió.
En el comedor, vio un desayuno a medio comer y una taza de café vacía. Caldwell ya no estaba.
Rosina exhaló un pesado suspiro de alivio.
Después del desayuno, regresó a su apartamento.
Tan pronto como ingresó, Josie se levantó del sofá y se acercó a ella. "¿Cómo está el señor Walsh?".
Rosina le sonrió para tranquilizarla. "Es un buen hombre, mamá. No te preocupes por mí".
Josie empezó a llorar. "Lamento no poder protegerte".
Rosina la abrazó y le dio unas palmaditas en la espalda. "Ya te lo dije, no te preocupes por mí. Seré feliz mientras tú estés a mi lado".
Para el almuerzo, Josie preparó con amor la sopa de pescado favorita de su hija, ya que había notado que ella no se veía muy bien.
Rosina quiso tomar una cucharada de sopa, pero entonces olió el pescado.
Tuvo ganas de vomitar y se apresuró hacia el baño.
"¿Rosina?".
Josie la siguió con una expresión preocupada. Al verla vomitando junto al inodoro, su corazón se hundió.
"Rosina, ¿qué te pasa?", preguntó con una voz temblorosa.
Rosina se congeló y apretó los puños con fuerza.
Reuniendo todo su coraje, se dio la vuelta y miró a su madre.
"Mamá, estoy embarazada".