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Los príncipes de la mafia danesa

Capítulo 7 Un día común en Paladset

Palabras:3759    |    Actualizado en: 06/09/2022

penhague y sentía que mi vida había cambiado

palabra y yo continuaba sin dirigírsela a mi madre, pero el hecho de que las organizaci

yuda para evadir cualquier tipo de acercamiento con las mujeres de

así que me puse a investigar un poquito y ¡Evviva

—La miré a través del esp

ales ya no me podía negar a asistir) y al siguiente había cambia

do en una ocasión y había sido de manera fugaz, pues estaba encargándose, junto con mi padre, Ilhan

alibre más potente, pero aún así más ligeras y fáciles de sostener y transportar; con un mejor alcance en detonaciones a larga distancia; municiones

s miembros de la mafia rusa) tenía

los dieciocho años… —La voz de Fi

ntrar mi atención en su imagen, a través del espejo. Tenía la frente ar

esde hace treinta minutos, Eleano

sobre el tocador y me encaminé hast

go la cabeza llena de

comprensiva y t

—. Es que… No quiero escucharme como una perra egoísta, pero... —Dudó un seg

arcaba una ceja, instándola a contin

ntes de continuar con s

ertada de mi parte —. Si yo estuviera en tu lugar, me casaría con los ojos ce

su comentario, pero ella

e su relación es prácticamente imposible —agregó —. Nosotras sabemos desde siem

tenía

queteando todas las cosas —, se ve que tiene experiencia en… muchas cosas —me miró de una manera sugerente con ambas cejas levantadas y

re y atarías tu vida a alguien que apenas conoces solo por conve

con i

nosotras, Eleanor

ado esa misma frase antes de que termin

casó por am

so? —La pregunta me

de veces pero no fui

tan enamorados, eran el uno para el otro. Mi padre trataba a mi madre como su mayor tesoro y la vida de ella s

se a mi lado. Sujetó mis manos ent

ica —, no intentes nada estúpido; no me gustaría ver que terminas como la Capuleto y su

ay de la

nó mi subc

es para mí: Convertirme en la esposa de Nasra o terminar muerta; porque el negarse a un co

oner los pies en la tier

lena de porquería o, tal vez, era demasiado cobarde para aceptar lo que correspondía y quería seguir

lleza a los dieciocho años?—Continu

render mi cambio de plática tan repentino, pero ense

a! —canturreó con

i ser. Ni tampoco mi comentario venenoso, pero realmente había sido lo prim

s reinas de belleza es la paz mundial?.

la mano, restándole imp

tactos en el certamen? Tal v

en blanco y ne

elleza de Israel, Fi

*

como reina mundial de belleza, salió de mi habitación deci

né de alistarme para el

s me dirigía al búnker que había sido construido bajo la mansión y el cual fungía como

fondo, practicando algunas técnicas en un saco de box; mientras que Alf estaba sentado en un

erd

nis para correr que llevaba puestos. Lo ví tensar la mandíbula y arrugar la frente, aunque no comentó nada al respecto. Ví como su p

s castaños, tenía la facilidad de hacerme

uviera sufici

si no como amigo, al igual que Tanya y Helge, era tan reacio y serio que las cosas al final no habían salido como esperaba. Aquel ch

abían caído sobre su frente, apoyó las manos sobre sus ro

dos los

además de que las plataformas de las botas lo hacían crecer aún más, mi

r —Asintió con re

al a como había visto en las películas) y

rdias no se andaban con nimiedades. Las batallas cuerpo a cuerpo eran intensas, solo

sentir mejor o peor. Alf estaba conteniendo la fuerza en sus golpes y movimientos,

s nuevas se estaba acumulando sobre mí, volviéndome incluso peo

cerrado, así como llaves y otras técnicas de sumisión de MMA, en las que también se

para secar el sudor que bañaba mi frente y

destensar los músculos y descansar un rato antes de tener que

cuerpo, no quería ni imaginarme cuánto me ib

é exas

e que estaba en Dinamarca mis días eran iguales, era como un círculo vicioso en e

la este, salió Farid Akdemir, vestía un traje negro con camisa satin

no en la bolsa delantera de su pantalón y ladeaba ligerame

s dorados recorrieron mi cuerpo detenida y descaradamente, haciéndome sentir i

cubría discretamente la piel expuesta de mi abdomen con la

apareció en los labios de Farid. Algo.me dec

e, pasando de largo, si

que que quería escapar de esa intensa y escalofriante mirada que aún sentía puesta sobre

mi corazón se hubo acompasado, preparé la tina con esencias florales y burbujas, me deshice de la ropa y me sumergí en el agua tibia. La sensación

de los cargamentos que estaban preparando para enviar a América lo tenían bastante ocupado. Desde hacía un par de años, Magn

no siguiera en pie y tampoco era algo que simplemente le diría por teléfono como si se tratara

é esa pequeña brecha en mi mundo de cobardía y le envíe un mensaje diciénd

mesita de noche y me metí a la

s en la puerta se hicieron presentes, mis ojos viajaron de manera automática

¡La estúpida p

estuviera a punto de derribar la

¡Mierda!

alto el hecho de que aún llevaba nada más que la jodida bata de baño encima (que, para variar, el nudo se había aflojado u

i hombro desnudo, para luego centrarse en un punto en la nada, por encima de mi cabeza. Mientras

postura firme,

ita. No era mi inten

para la práctica ¿cierto? — En realidad no hacía falta q

smo color, botas (Que esta vez yo, por ningún motivo, pensaba

carla, ha estado esperán

í —¿Cuánto tiempo llevo

o un vist

una

ojos, sor

, voy enseg

y me dirigí corr

gura que sería la segunda opción. Conociendo a Sten, podía jurar que le había ordenado a Alf llevarme ha

de la habitación. La enfundé dentro de la cinturilla de mi

ía convertido. Esta vez mi ropa imitaba un poco a la del hombre que caminaba totalmente impasi

n las primeras salas; caminamos por un pasillo que se encontraba

tas cedieron, permitiéndonos ingresar a la sala de control del campo. Todos los que teníamos permitido ingresa

de su arma. Sus ojos viajaron hasta nosotros en cuanto nos escu

—apuntó con to

ante bien, papá. Gracias por pregu

istal donde descansaba todo un arsenal. Ingresé mi clave y abrí uno de los gabinetes, donde sabía que se gua

que, cargué el cartucho, me coloqué los protect

l del costado e hizo descender el riel donde se encontraban sujetos

ada crítica de mi padre. Aspiré profundo y fijé mi objetivo, acaricié

ar tanto tiempo para pre

ento de esperanza de que jamás necesitara accionar un arma

labras de mi padre y vo

n ligero empuje de su pie contra los

rla, señori

acción involuntaria en mi cuerpo. Asentí, s

postura, después sus manos se apoyaron en mis cad

lejándose unos

ás fijé mi objetivo, era el más cercano y tenía la diana dibujada justo al centro del estómago. Sin

atentamente el panera al que acababa de dispararle, el punto rojo del centro continua

erd

primera vez después

é menta

asperado brot

giré a verlo, pero no era conmigo con quien hablaba,

cinturón de su pantalón y comen

s de práctica de tiro, más tres de combate

n más fuerza la empuñadura de m

? —instó

ordenas, padre —res

noró mi comentario

andado, el hecho de que Alf fuera mi única compañía no aminoraba para n

apada en el cuerpo de un joven, porque no h

. No había probado más bocado que el desayuno, aquella siesta me había robado el día. Me preparé una rápida en

s a través de la ventana, agradecí el silencio y l

ansar, pero todo se fue al caño cuando cierta Italiana extrovertida

untó con una sonrisa

que debería estarlo

esta esta noche!

dita s

*

/

herm

toda mi atención en escribir el capítulo especial del mentor, que, a

. Espero que les haya gus

rtancia. Les voy a dar belleza masculina descomu

comunicado, pe

emos p

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