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Un estrella en mi recuerdo

Capítulo 9 Mis dos ángeles

Palabras:2447    |    Actualizado en: 18/07/2022

la beso y la vuelvo a abrazar. Cuanto tiempo sin sus car

y mirando a mi padre, asiente con un fuerte

–miro a la niña que está feliz y radiante. Ese vestido blanco inmaculado, le queda perfecto. Y esa melena morena, está preci

con papá y dile que le quiero mucho –la mano de mi pequeña se aleja, no quiero que se valla, por favor,

–miren, mi hermana está dormida, pero tiene lágrimas. Se está despertando? –pregunta

i hermano. Oigo murmullos, que manía tienen de hablar lejos de mí. Un momento,

abitación sabes cómo me gusta. Luego si quieres, te vuelves a dormir –sonrío a su comentario –papá, mira –se hace silencio, que mirarán, eso no se vale yo no

erfectamente, que manita tan s

le hace. Ya no noto el peso de la niña, sobre la cam

ose y quejándose. La debieron de sacar de la habitación, ya ni se escuch

pesado el médico, ya le dijo mi niña q

ean que es verdad y

–fantástico Erika, una cosa más y te dejo descansar –a ver si es verdad –intenta abrir los ojos, si no puedes, aprieta la mano, me entiendes?

so y me dicen que les alegra, que por lo menos pueda entender, pero que no me haga la remolona y despierte. Se oye que c

os malditos ojos, pero no me responden. Por favor, háblame mi amor. Necesito recup

a mí, vuelve con todos nosotros. Te estamos esperando. No sé donde estás, pero aquí te queremos. Te echamos de menos –sigo apretando su mano –además, tenemos que volver a Londres, tenemos un negocio que dirigir juntos. Tus hermanos, sabes que odian Inglaterra. Me

de abre de

a tu familia? –es Anna, le aprieto más fuerte la mano –haz e

ella se mueva, pero si noto, que en ningún momento, Giovanni me ha soltado la mano –Seguridad!!! –grita

nda de la cama, que lo mejor que hace es morir

e mentiras cu

hasta dejarla sin aliento. Que ruido es ese? Es mi máquina, pita alto, muy alto. Que alguien la baje, es un ruido molesto. Las enfermeras gritan, desalojan la habitación. Llega uno de mis médicos, dice que me pierden, alguien puede

dre me ve y se echa las manos a la cara. Viene hacia mi y todos hacen lo mismo. Rodean mi cama y llaman al control de enfermeras, diciendo que

o veo a nadie. Me intento levantar, pero el cuerpo no está por la labor

eo acercarse a Giovanni –bienvenida al mundo

rve de nada. Llama a las enfermeras, para preguntarles si

arme todo esto –ellas niegan, ti

iovanni, niego con la cabeza y él sonríe. Me siento en la

empo en cama, estás débil. En unos d

ajo está llevando la empresa de Londres? –le digo se

iado serio –tus hermanos, Erika. Ellos van y vienen, al igual que yo –no aguanto más y me empiezo a reir. Se me acerca, la agarr

nte, no puedes de

e hospital –se aleja de repente, al oir la puerta. Estoy sonriendo como una imbécil, lo cual debe

ico, para quitarme toda la maquinaria. Así podré empe

jaba de dolores, siempre era sonrisas para mí. La llevé a los mejores cirujanos, no me quedó ninguno por visitar, todos me dijeron que no había operación que la salvara. Lo único que puede hacer lo que le quedaba de vida, hacerlo más placentero y feliz –quiere decirme algo, pero no le dejo –quise llamarte tantas veces, pero me parecía egoísta, que la conocieras en el final de su vida. Ella me preguntó por ti, le dije que nos habíamos enfadado, pero que tú estabas pendiente de ella. Y

de y me abraza. Necesitaba

as sin sentido, llegué a escucharte algo como “me quiero ir con mi pequeña, dejarme ir”. Entré en pánico, llamé a tus hermanos y acto seguido a una ambulancia, te trasladaron a un hospital de Londres. Cuando entré en tu habitación, esa jodida máquina empezó a pitar, los médicos decían que te perdían…llamé a mi abogado, y le dije que no se paraba el divorcio, no iba a seguir en un

haste –asiente –Giovanni, estoy can

ar. En serio tus hermanos me van a odiar –me tapa como si fue

que seas lo primero en

a separar de ti. Descansa –cierro l

s ojos y mi madre está

cuando hago una pregunta, me gusta que alguien me responda. Os juro

habitación. Y aquí, el Sr. Ricci –me hace gracia el tono que usa para dirigirse a él, miro a Giovanni que tiene cara triste –dice que te llev

que está en Londres. Voy a empezar a trabajar en Mi empresa –o

ar

ndres y se acabó la conversación. T

é que a tu madre le parece mal, que esté todavía casado, pero est

ltima vez, que dejé que dirigieras mi vida, me fue como el culo. Si ahora me va mal, es por que yo lo elegí.

un beso en los labios, me sabe a poco. Pero ya tendré t

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