Un estrella en mi recuerdo

la última vez que nos vimos en casa de mi madre, no acabó como yo esperaba. Cuando salí de casa, fui a ver a Enzo

empresa, le esperamos en una semana, le asigné una oficina, justo al lado de la mía, dios sab

a jugar al golf. Y yo, me llevé a mis cuñadas, de compras y luego para relajarnos, al spa. Luego las llevé a comer, al Core by Clare Smyth, un restaurante

no es de él, se hizo las pruebas, pero hubo que repetirlas, porque el laboratorio las perdió y Anna, encontró otro sitio más f

chaba de menos, que quería encontrarme, separarse y tener una vida juntos. Pero fue, cuando la

o yo, lo fastidié. Mis cuñadas dicen, que no están seguras, pero se rumorea, que él pidió el divorcio a los pocos días de estar yo allí. Lo que les parece raro, es q

o. Tengo que confesar que lo sigo queriendo, él h

o que no sé, es si vendrá con la familia o solo, porque a fin de cuent

sacándome de mis pensamientos

gunta por ti –le pregunto qu

ricana, le veo entrar y mi mundo se para –no contaba contigo, hasta la próxima semana

te de mi –te he dado tiempo. Quiero conocer a nuestra hija. Vine antes d

scucha, no

la niñera,…en algún momento tienes que ir a recogerla. –se levanta y se acerca a mi silla, me acaricia la mejilla, estoy a punt

jarme de él. Su contacto me hace perde

–digo mientras le escribo la dirección y

s, tengan buen gusto –me rio, le digo que lo dudo, pero que segur

en que es la oportunidad de aclarar

e echarle al agua, cuando está lo suficiente caliente, dejo que se llene. Tengo tiempo para un baño relajado, lo necesito y mucho. Allí mismo, me voy quitando la ropa, prenda por prenda y la

Nuestra hija está muerta y él nunca la conocerá. Ahora me arrepiento de lo que hice, Dios sabe lo que me arrepiento. Mi

a, pero opto por unos playeros blancos. En casa me gusta estar cómoda, pero al tener vi

qué, tuvimos la misma idea. Unos vaqueros, camisa y americana, lo que más raro me parece, es verlo

o prefieres esperar –me dice que no deje mi rutina por su culpa, que está bien cenar

o fotos de mi guerrera. Coge una foto, la mira durante un tie

, aunque más trabajo dan los de la zona de Londres. Le comento que me gustaría los

n, llegó la hor

s, sin interrupciones. P

Erika. Tiene

momento de hablarle de la enfermedad, es difícil, pero lo consigo. Enc

a verlo? –niega, me da la mano, para que me siente a su lado. Pasan las imágenes, sonrío y le cuento algo sobre es

r y reírme con ella, coge otra foto y dice belo Ricci, de fondo mi voz animándola –siempre estaba sonriendo,

. Le acaricio su cabello, sus mejilla

años. Se lo conté a mi padre, se despidió rápido de

ve la imagen de ella,

iovanna Ri

–me mira, pero es una m

a ti, tenía la misma cara que tú. me diste u

ño, cuando vuelve, coge su ch

ue te ibas a que

hija está muerta, muerta!!!!! Necesito tiempo para pensar -de camino a la puerta, se da la vuelta –mira…la próxima s

avor. Siéntat

ja. Estaba enferma, ni siquiera pude verla entonces. Me negaste ese simple hecho. Era

de la entrada. Tengo frío, pero no me quiero mover, por si vuelve. Le sigo llamando, pero las palabras no me salen, se van apagando lentamente. Mi pequeña, la imagen congelada e

-

endo, estaba en mi casa…veo entrar a un médic

y tu psiquiatra. A partir de aho

blando Salva? –no hago caso al

lo que me pide mi hermano, le miro y empiezo a llorar.

nuestra hija, le alejé de mí otra vez. Me odia, él me odia

mos más controlada y cerca. Nadie lo sabrá, sabes que podemos mantenerte a salvo, lo hicimos una vez y lo podemos volver a h

ue él se ent

ncontró en un estado lamentable –se sienta a mi lado, me coge de

los médicos hacen salir a todos. Oigo voces, pero no entiendo lo que dicen. Después de unos minuto

de estar también en Londres –lleva en ese estad

uvo una crisis nerviosa muy grande. Su cuerpo no quiere despertar –yo me hi

ella, eso es lo

e va –pues claro que sí, yo no quiero ir a Italia, que

s hermanos. Y por la tarde, los enanos quieren ver a su bella dur

e sus juegos, le vendrá bien. Necesito saber algo, el Sr Ricci, ti

mi cuñado, ya

de ellas dice, que sí, que puede entrar. No sé quien es, no puedo abrir los ojos, ni siquiera me puedo mover. Debe de ser uno de mis he

s…mi pequeña guerrera. Ese contacto con él, hace que mi cuerpo reaccione. Mi

anes de tu padre. No tenía que haberte dicho, todo aquello, pero estaba enfadado, muy enfadado. Esa noche iba con intención de conocer a mi hija

a, mi mano

dos días, volví y me dijo tu secretaria, que no te habías puesto en contacto, que ni siquiera cogías el teléfono. Llamé a tus hermanos y me dijeron que llamara a un tal

con tranquilidad. N

Por favor, te necesito. Mi divorcio va a ser un tormento, te qu

, pero mi cuerpo no responde. Ne

iere el sonido de tu máquina a los ronquidos de Salvatore –cierto me acuerdo que de pequeños, nos met