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Un estrella en mi recuerdo

Capítulo 3 Nuestra despedida

Palabras:2337    |    Actualizado en: 15/07/2022

ue en su idioma significa, que terminará la noche en la cama de alguna de sus putillas. No dudo que tenga dicha cena, sé que es verdad, lo habló con uno

verme. Le doy permiso, para que le deje subir, ya que hizo el camino, po

ni con su impecable traje. Es guapo a rabiar, el condenado. Me quedo mirando como se acerca a mí, llevo una

n casa. Tiene una cena de negocios y dudo que venga siquiera a dorm

. Niego. No me hace caso y sigue avanzando –Erika, no puedes negar lo que sentimos. Me tienes loco. vin

a. Me arrodillo frente a él, quiero que me mire, pero no hay manera, de que levante la cabeza. Le cojo de las manos, pero baja más la cabeza, aún así le hablo –me gustas, dios sabe lo que me gustas. Llevo una semana martirizada pensando en tí y tu sola presencia, me mata. Giovanni, admite que esto es una locura. Además, tú tienes mujeres hermosas en tu club, mil veces más guapas que yo. La primera no

e digo, que no les van los trios. Vi mi oportunidad de ponerte celosa. Pero no, te fuiste. Me fuí a mi oficina que tengo en la planta de ar

mo todos y que ibas a divertirte –me rio. Le ofrezco una copa y la rechaza. Dice que quiere estar sereno, para hablar de

ie lo vería raro -me pongo de pie, lo que aprovecha, para

en, Vann

r ti…-de verdad, que es

emos hacer eso? -le digo seria, aunque no se porqu

ue me la comería entera. Sus manos, vuelven a mis muslos, habla mientras éstas suben y bajan por mis piern

en ir a comer, incluso tomar una copa juntos. Siempre manteniendo las formas -le miro con cara de asombro -vale

ita la chaqueta y el chaleco, se remanga la camisa. Me da igual todo, no quiero perderle, me da todo igual, la familia, el que dirán... Voy hasta él, dejo en la mesa la botella de vino, después de llenar nuestras copas, sin dejar de mirarnos, chocamos cristal contra cristal y bebemos. Le beso en

mis muslos, no las mueve, simplemente, me acaricia suave. Mis besos son suaves, tímidos, mis manos temblorosas aflojan su corbata

pequeños besos en mi cuello, le deseo tanto...pero ni parte racional no está p

estoy prestan toda mi atención. S

e hacia mi trasero, haciendo que me acerque más

iero apartarlas. Ahora mismo, te arrancaría la ropa y te haría mía. Estaría haciéndote el

ue nuestras bocas se busquen, se encuentren y terminen en un beso la

Vuelve a sonar el maldito teléfono, mira de reojo y al ver que es del club

u mano libre, baja desde el cuello pasando por mi escote y llega al ombligo. Contesta con

orracho. Voy a esperar por él abajo, le diré que me avisaron en el club y quise ver que estaba bien, no sospechará –se va vistiendo su traje perfecto,

ien seguimos jugando. Cuando ya está totalmente enfund

del imbécil de mi hermano. Solo.eres.mia.

usta que sea tan posesivo conmigo, nunca pensé llegar a decir eso. Recojo una de las copas. Tengo que fingir

s, le doy la bienvenida, con el tono borde

es es cuando me giro –valla, si hoy vienes con niñera y todo–me vuelvo otra vez, hacia la tele, como si no me

yo. Ella no es buena para nada, ni para un revolcón –las lágrimas salen en cascada. Les doy la espalda, de esa manera no pueden verme, eso sería una victoria p

cuartos separados, que nunca dormiría conmigo –vale, pues dime cual

er, se acerca a mí por detrás del sofá. Se agacha y me rodea con los brazos,

sólo delante de sus amigos y de él –te juro que me apetece matarlo, mi rei

sienta a mi lado. Me abraza. Me besa en la cara, me dice que me quiere y yo sólo sé llorar más y más –tienes que marcharte Giovanni –niega, le dij

sabe lo que es eso. Solamente le he visto con mujer de dudosa rep

l inminente beso que nos vamos a dar. Cuando nuestro labios están a menos de un milímetro de unirse, un ruido nos sobresal

ser algo especial, tan especial, c

vamos a tener nuestra primera vez juntos, porque no vamos a estar juntos. Tienes un montón de tías en tus clubs. Un dí

ero seguir escuchándole, porque sé qu

ia y nada más. Ahora, te agradecería que te fueras, es lo mejor par

-asiento, aunque por dentro est

Me tiro en la cama a llorar, golpeo la almohada, como si ella tuviera la c

, no. Voy a salir de la habitación, cuando veo una

ue quieres, es

ás mi cuñada.

te, que yo siemp

voy a espera

TU CUÑ

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