No te pertenezco Morgan

s. Joe, un hombre que rondaba los treinta, pero que parecía haber vivido lo suficiente ya que

—dijo Joe señalando con un movimiento de su c

quitándole la mirada a mi padre para pasarla sobr

abía terminado contigo —al

que Joe era uno otra de las personas que m

dió Joe con una media sonrisa—, comienzo a cr

colocando la palma en el cuello de mi padre—. N

mmanuel—, no hemos venido

entre personas que nunca había visto juntas en el mismo lugar. El pelinegr

de un manotazo—, aunque me mataras no conseguirías respuestas.

primera vez que me veía inmiscuida en algo de esa índole. Sobre la situación, lo que más hacía ruido en mi cabeza era el hecho de que

penas comie

o y susurrándole un “Nos vamos” a Finn. Mi padre intentó levantarse, pero su

xander molesto—. Ella no

burlona—, espero que tu libido resista hasta

ecial mi padre. En el momento en el que hubo una reacción, una

i padre mirand

preocupara más a mi padre. Quiero decir, lo habían herido en la pi

n entusiasmo—, Alexander la tenía sobre sus piernas y es

ia, soltándose de Alexander quien lo ayudaba a mantenerse de pie—. Cuando esto

ncapaz de creer que Magnus Hamilton h

papá! —

neció, inclusive se podría decir que los c

ijo Baker

mí. Terminó de conectar los puntos y su rostro se iluminó con un bril

arías esto tan fácil —d

os, abrió el auto y me s

que tu hija pasa a ser de mi

mente las chispas verdes rodearon sus palma

asará —le

e quedé estática al sentir una hoja

en cortar su precioso cuello —murmuró Baker cerca d

un paso adelante, pero la mano de Alexander

pero déjala. Ella no sabe nad

no parecía que Morgan Baker se tocaría e

o que quiero —apretó su agarre sobre mí—. Se irá con

o debes prometer no hacerle nad

ida hasta entonces —dijo B

pensando en lo poco al

ti. Te lo prometo —

xpuesto ante todos, podía ver sus

. Sé cuidarme sola —sonreí inten

pió Baker y me lanzó una v

e el alguacil ayudaba a mi padre a subir en el asiento trasero. Baker subió a

pero como has visto —sonrió de lado—,

drás nada —dije con seriedad—, solo una b

ndo a la normalidad. El castaño se acercó un poco, por reflejo intenté a

que perder —susurr

us labios, parecía haber encontrado la g