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No te pertenezco Morgan

Capítulo 4 Cambio de planes

Palabras:1661    |    Actualizado en: 28/06/2022

, el castaño señaló el jeep que estaba es

e ordenó Baker—,

rando que todo terminara pronto. Confiaba en el poder de mi padre, sin embargo era la

nte del peligro que corría al quedar en manos de dos extraños. El británico pareció perder la poca pa

o queremos que te resfríe

ra el conjunto adecuado para ser secuestrada. Desde el asiento trasero pude ver a un chico delgado,

en los planes, Morgan —dij

azotó la puerta y colocó el seguro, se

s decir mi nombre

encendió. Mis manos heladas delatan el miedo que tenía, pero por alguna razón el hecho

onará? —volvió a habla

túpida como para intentar e

usive vació el contenido de mi bolso para confiscar la batería del celular. Escuché una pequeña ca

h? —dijo mostrándome los

ahora estoy en el auto d

no en mi dirección, devolvién

mucho, entonces —dijo fin

nte soltó un largo suspiro cuando apagó el motor del auto. Las luce estaban apagadas, ú

e —sugirió el chico—, si la ll

ker—, entonces debería hac

amente. Miré a mi alrededor y reconocí esa parte del bosque gracias a una mesa hech

emente podría encontrar ayuda. Inclusive pensé en la posibilidad de esconderme en e

ir a estirar las p

hico sin mirarme—, puedes subir las pier

onerme más cómoda. Recapacité ante la idea de que no llegaría muy lejos con tacones de doce centímetros, además no

de mi asiento —me ordenó

to del piloto, inclusive podía sentir mis suel

? —dije

no por el cabello, pareci

on una princesita —masculló, met

as Baker desataba las correas de mis zapatos, dirigí mi mirada hacia sus manos y tuve la sensación de mi piel erizarse. Me sentía contrariada por la situ

—dijo en voz baja, habí

cupándome por arreglar la tela del vestido para que me cubriera correctamente. Baker en

o comenzaba a aburrirme. Sólo podía mirar la nuca del piloto, eran visibles algunos mechones de

atención ante mi mirada curiosa. Había estado analizando su rostro, su aspecto no parecía el de un de

es como una naricilla que provocaba ser apretujada. Era evidente que su naturaleza mágica lo había metido en problemas, no o

madre? —pregunté acurrucada

endido tu papel como re

rlo siendo el rompecorazones de algún instituto, quizás alguno de esos chicos brillantes y ridí

secuestrada, ¿qué se supone

de humor, negó con la

sabes sobre la relación de Miller con Hamilton. Sólo eres una garantía para obte

a garganta. Ese chico no quería hacerme daño porque pensaba que sólo había tenido la mala suerte de salir

urmuré, diciendo estupideces como cada vez que me poní

eja con ironía—, pero dudo que llegues muy lejos

es —sonreí, colocándome

tomó en serio. El castaño parecía interesado en ver cómo se desarroll

s si algún tipo raro vive por

e con diversión—, quiero ver cuantas agall

ías —dije azot

ome del área que se encontraba condicionada para picnics. Deseé tener mi teléfono para usarlo como l

lugar a la perfección. A mi derecha estaba el árbol en el que había sido tallado mi nom

suspirar, los días en los que estaba tan felizmente enam

cesidades aquí? —dijo con un

si se detuvo debido a la sorpresa. Rodé los ojos ante su coment

dicho que podía

o. Veo que te agrada mi atención, muñeca —

buscar otras tácticas para generar interés. Me pregunté a mí misma

o, casi arrebatándoselo—,

l tronco del árbol y pas

res Cl

elo, pero termi

onco—, aunque este árbol no tiene

e conocía y que hubiera podido decirle, ese chico era el s

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