Mienteme
abrieron, las tres con un gesto que no se condecía mucho con el fes
es porque es tú cumpleaños, porque... –dijo He
speto por el tiempo ajeno, pero, es su cumpleaños, así que se lo vamos a conceder como
brazos resignada y clavé la mirada en el piso–. Lo siento, juro que hago mi mejor esfuerzo
so que debe ser para ti intent
bias, mientras yo asentía derrotada. Las cuatro reímos, el enojo des
hasta el restaurante dond
ación y pertenecer tiene sus privilegios, nuestra mesa de 6 siempre estaba reservada, aun cuando solo fuéramos cuatro. La atención y el ambient
onde había encontrado mi primer trabajo serio. Fue ella quien realizó mi pr
formal y monocromática y su humor teñido por lo más seco del sarcasmo b
editorial por lejos, reconocida no solo por sus pares sino también por sus sup
y tierna. Solo tenías que lograr traspasar la muralla que había construido a su a
a había conseguido el trabajo, gracias a ella mantenía un lugar como editora externa, lo cual me daba lib
a Omar, estaba s
verdad. Por mi parte, ella merecía mucho más que una fiesta de cumpleaños. Y no era porque mis otras dos amigas no lo merecier
i la vida nos hubiera cruzado siendo las dos solteras, hubiéramos sido grandes compañeras de tiempo libre, pero mis r
te extremo se le apareciera en la línea y tenía un alto ranking de conquistas. Conservaba una relación muy cerca
o, sin necesidad de los sacrificios y operacion
para asaltar tu guardarropa o pedir ayuda financiera. Nosotras, sus amigas, y su ex marido, éramos más cercanos que la mujer
da y traumatizante batalla perdida contra el cáncer, y su único herman
versidad de Cambridge y un breve, pero tormentoso paso, por una editorial más grande. El ingreso de Ashe le dio a la empresa el impulso
años con John, sin duda era lo más cercano que yo tenía de u
o cual les permitía un amplio margen para reencontrarse y compartir su
ías. Seth, para completar la empresa familiar, estaba en el último año de una brillante carrera como Arquitecto. Había tenido
o, educado y afectuoso, combinaba en uno solo, los atributos de mis tres hijos, aunque los míos tenían más incl
ado, quedó como único heredero. Hellen y John venían de dos familias numerosas y de todos los he
onsabilidad y aunque no lo confesara, era una espina en mi costado. Ella los adoraba y colmaba de regalos y era la depos
el valor suficiente para negárselo. Con mi tercer heredero, Ashe había tenido su primera experiencia mis-hormonas-me-demandan-un-hijo, así que, en un inten
off para Marta, una copa de vino de la casa para Hellen y Ashe. Todas nos estiramos para tomar l
uerzos para volver a nuestras obligaciones laborales mientras tú te vas al gimnasio a pasar e
el costado gracioso al reclamo. Los vid
? –pregun
ije si
imos dos años
siglos de los siglos –dije, con d
aron mis tres
brindis, ojeamos el menú
l
pezaste? –pr
r mi hijo –Miré a un costado con vergüenza. Lucha
an erótico? –repu
tó Marta con solo un
a la última parte del sueño–, lo único erótico fue lo que yo sen
asentir ya a ninguna de las t
esó? –As
en tono
n sueño –dijo Hell
olo un
identificar quien había preguntado.
, unas zapatillas nuev
e miraron
? –re
es lo único que nos inspiras? –Ashe estiró
as si no las qui
esitaba renovar las anteriores
a de las botitas blanca
antan! –
tado. Debía ser el noveno par que recibía de ella
onversación. Marta miró sobre su hombro sin darse por aludida, buscando a la moza para apu
áctica de evasión, que me daba la pauta que tendría que cancelar las bu
go a mi cuñada, mi sobrinito y a mi suegra de invitados a dormir esta noche. Y podemo
an –acot
én tenía una autopista de una sola vía, en lo que a festejos se tra
me di cuenta por qué, pese a llevarme bien, tanto con mi suegra como con mi cuñada
omo lo llamab
esión. Omar era quien, después de la muerte de su padre y con el beneplácito de su madre, había quedado a cargo del negocio familiar. Si
era más que un empleado de su mujer, que tenía parte del paquete accionario. Su p
. La heredera: primera hija, primera nieta, primera sobrina, primera ahijada, la única mujer. Oc
evivido a su furia era que habían sido varones
ro estaba convencida de que la naturaleza era sabia y por cuestión de supervivencia solo había tenido varones. Y en ese latifundio, nada había más peligroso que la esposa in
e me importara mucho, pero en ocasiones como estas, cuando yo deseaba ser el centr
grarme en la conversación que había
pleaños Marta
y emborracharnos hasta el copete –Por si no me había queda
aoke o una cena normal. Estoy re
viene? –Marta se mostró interesada, mov
on mis años icónicos. Me puse de novia a los veinte,
y yo entendía a Ashe, aunque por razones diferentes. Muy lindo
conos en este número –dijo y no pudo comple–Terminó su sentencia y ahogó el final de l
partida para una nueva vida. Como decía Hellen, los n
s justo al borde del precipicio. Marta bebió hasta ver el fondo de su va
e o nos
horario. Me despedí de mis amigas y yo seguí mi camino al estacionamiento par