Apartada Para El Alpha (II libro)
salvaran y los
blemas dejándome e
stino o sólo er
ko I
cándome de mi sueño. Abrí los ojos con pesadez, si
egaba mis ojos. Mis pequeños segundos de olvido me abandonaron y suspiré con pesadez-. No estoy en casa... -
cristalina que parecía envolverla por completo. El agua era tan clara que podía ver cada reflejo, cada movimiento. A diez metros de cada lado, altas paredes se alzaban, adorna
e tocaba con su nariz. Cuando las gotas caían, se transformaban en escarcha celeste antes de regresar hacia el cielo, como si estuvieran obedeciendo a algún tipo de magia. Cada vez que tocaba el agua, las gotas caían con mayor intensidad, salpicando violentamente el
a nariz, Connor estornudó, lanzando un chorro de aire que formó una nube de vapor en el aire frío. Me acerqué, empapándome bajo la lluvia que parecía no querer cesar. Connor me miró con esos ojos llenos de a
más a Connor. Me senté junto a él, dejando que el hielo me
n una risa nerviosa, mientras me acurru
ciar su cabeza en agradecimiento. Sentí que el tiempo había pasado volando, demasiado rápido para mi gusto, y la noche ya había comenzado a caer.
ro resfriarme -le dije,
itió rápidamente, y terminó cayendo al fondo del lago. El golpe fue tan brusco que me quejé de dolor al ver có
rasero, sin poder evitar soltar una
, mirando la pantalla. Eran las cinco y treinta y dos de la tarde. Habían pasado dos días desde que huí de casa. Me sorprendió lo rápido que pasó el tiempo. Suspire, guardando el teléfono de nue
ónico, como si el mundo aquí no estuviera dispuesto a darme acceso a nadie más. No podía contactar a nadie, ni siqu
a? -murmuré para mí misma, gu
ra que se movía con el viento. Me senté en el suelo de la cabaña, observando el agua caer suavemente contra las ventanas. No sabía qué me