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La maldición de un mujeriego

Capítulo 4 Visita nocturna

Palabras:1539    |    Actualizado en: 15/11/2021

nar, solíamos escalarlo cuando íbamos de mi casa a la de ella. Era mucho más cómodo para noso

e madrugada y mucho menos en una situación de vida o muerte. No lo dudé una milésima de segundo. Cerré los ojos y me d

idos innecesarios. Estaba demasiado

supliqué zar

eros o detonar en su oído una granada. Así cayesen truenos o

uve la respiración hasta que percibí el calor de sus mejillas. Luego, revisé su pecho y disfruté aletargado cada rítmico compás. La Pequeñaja descansaba con tr

interior y me quebraba los tuétanos de los huesos y los cartílagos. Apenas me sentía la punta de los dedos. Les masajeé para hacerles en

en frente de Patricia! Aunque estuviese dormida, no me parecía digno. Con es

cundarios masculinos, pero tenía las hormonas fuera de control. El esbozo del bigote y los g

laridad. Estaba convencido de que había despistado a Gumersindo y a su camada de cerberos. Sin embargo

jar un chiquero a mi paso, tenía preocupaciones de mayor peso. Ya inventaría

preferencias sexuales fuesen puestas en duda. Pronto desistí. La Pequeñaja era treint

de pata. Vivíamos en el siglo XXI, la era de la información, el Internet y la pornografía gra

que apenas cubría la parte superior de mis muslos. Intenté desenredar la ti

ruo del armario, y la idea de que su mejor amigo se había quedado varado tras robar flores en el jardín del comisario del pueblo s

ioné la boca con mis dedos e inmovilicé su cuerpo con el peso del mío. Sus dientes ro

aún más los ojos y continuó luchando. Todavía no diluci

rmitirle moverse bajo mi panza. Busqué calmarle con las únicas ideas que se me ocurriero

mí o resolveré tus tareas de matemáticas por el resto de

esas. Alguna de ellas ten

uí? —musitó ella entr

zco, sé que no te conformarás con la versión corta.

tes. Estaba claro que le dolía porque mudó su expresión de «no sé q

golpes —me reprochó adoptando

n mi dedo meñique para probar mi inocenc

se le bajaría la hinchazón y la excursión n

su pijama rosa de Minie Mouse. Me fue imposible retener una carcajada. ¡Olor a

esión furibunda. ¡Y eso que aún no había visto el destrozo ca

vidad. Acabaría con esta situación aunque eso sig

a mala noche y el caos que h

gió afilándose las garra

, a mi

es más vagos con que me he topado,

os. Se le había ocurrido una pérfida

e el últim

y me atacó con una ametralladora de rencores.

los dulces debían andar vagando todavía por su sistema d

suelo siete. ¡Siete! Puedo justificar el trancaz

on exageración y se empinaba sobre la punta de los pies. En sus fantasía

ia la bandera blanca y

os que me corresponden. Lo prometo. —La r

negativas que me había aportado mi maldición mientras Pat

uvo y retomó las

e —aseguró levan

es lo que deseas —

í pidiese el cielo y las estrellas, n

en el baile d

a veracidad de su propuesta. ¿Sería una trampa? Recién comenzá

as en

y retomar el sueño justo donde me interrumpiste. Estaba sentada

les —protest

la has arrebatado con crueldad. Un baile de gr

rato justo. Como las promesas se las lleva el viento,

______

os

locista de ori

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1 Capítulo 1 La telepatía no funciona 2 Capítulo 2 La herencia de mi padre3 Capítulo 3 Operación " Robo de Jardín "4 Capítulo 4 Visita nocturna 5 Capítulo 5 Más problemas que un libro de matemáticas I6 Capítulo 6 El silencio de Pepe Grillo o más problemas que un libro de matemáticas 7 Capítulo 7 Un regalo maldito8 Capítulo 8 Ausencia9 Capítulo 9 Génesis de un mujeriego 10 Capítulo 10 Secuestrado por una mezcla de leviatán con Kraken I11 Capítulo 11 Secuestrado por una mezcla de leviatán con Kraken II12 Capítulo 12 Emociones desordenadas 13 Capítulo 13 El monstruo del Lago Ness14 Capítulo 14 Decisiones malévolas15 Capítulo 15 Consecuencias nefastas16 Capítulo 16 Consecuencias nefastas II17 Capítulo 17 Consecuencias nefastas III18 Capítulo 18 Paradoja19 Capítulo 19 Desterrados20 Capítulo 20 Hipnosis voluntaria21 Capítulo 21 Dentellada22 Capítulo 22 Entre un bicho y una bruja I23 Capítulo 23 Entre un bichos y una bruja II24 Capítulo 24 Preparativos 25 Capítulo 25 Escollos 26 Capítulo 26 Pervertido romántico 27 Capítulo 27 La pequeñaja impertinente28 Capítulo 28 Un bribón explorador29 Capítulo 29 Cuenta regresiva 30 Capítulo 30 De cacería 31 Capítulo 31 Nambindengue, ¡a la basura!32 Capítulo 32 Deseos carnales33 Capítulo 33 Un espectáculo en vivo34 Capítulo 34 Una piedra en el zapato35 Capítulo 35 Perfiles de camaleón 36 Capítulo 36 En una lata de conserva37 Capítulo 37 Continuos desaciertos38 Capítulo 38 ¡Trágame, tierra!39 Capítulo 39 Medidas desesperadas40 Capítulo 40 Violador con novia41 Capítulo 41 Jugueteos de parejitas42 Capítulo 42 La culpa43 Capítulo 43 Había una vez44 Capítulo 44 ¡Putas películas!45 Capítulo 45 La última raya del tigre46 Capítulo 46 ¿Felices para siempre