Tú la elegiste, ahora me verás desaparecer
e vista
no quemaba.
inación provenía de las farolas de la calle, filtrándose a través de la
asado do
ntratamos buzos. Soborna
a
es un monstruo. Arrastr
abía
ación. Los que ella intentó darme. Los que rompí. Los había vuelto a pegar anoche en un
rechinó
tuvo allí, a cont
Da
ata de seda. La seda verde esmeralda que habí
zón se
anté, la silla raspó viol
-Dante, necesitas dormir
ta. Demasiado aguda
ra E
So
de arrastrándose por el suelo. Se había
o-. Pensé que tal vez necesitabas consuelo. S
mi
ja explotó det
u muñeca
tela -
ció. -Dante, me
. ¡Eso no es tuyo!
zó, chocando con
muerta, Dante! ¡Está muerta y yo estoy
jando a un susurro mortal-. Eres
retó la bata-. Tú me elegiste.
golpearon como
egiste
ceniza-. Aposté su vida porque pensé que era
nte
te antes de que olvide
de la habitaci
en la silla. Mir
clic de sus tacones en el pasillo, sin el aroma de
o era el cadáver sen