Tú la elegiste, ahora me verás desaparecer
e vista
ido, pero yo se
tía los pulmones en carne viva, quemados, como si hubiera inhalado vidrios rotos. Cada respir
a, un centinela silencioso. N
. Su voz era baja, desprovista d
anta hinchada, las palabras r
zo. Se volvió para mirarme, sus
tamente. Me apoyé en la barandilla de metal fr
mi voz adquiriendo un filo
l forro del colchón. Mis manos estaban firmes ahora. El temb
uando era la Reina de este imperio, cuando manejaba
dos v
ndió un pesad
lai -
divertida. -Señora Montenegro. ¿A qu
La expansión de los muelles de la costa. Los pla
ión pareció tensarse. Ese territorio valía miles
io? -pregun
o un escenario. Y necesit
ec
da las cuentas en el extranjero. Las que es
en su mirada-. Este es un viaje de id
mos, ya estoy
de la pu
costé contra las almohadas, dejando que mis hombros se desplomaran, dejando que
e en
ándalo caro enmascarando el olor a cloro. Pero había una tensión en sus h
e la
é escapar una única
ento -
eó, como si no me hubier
Qu
. Estaba celosa. Fui irracional. Tenías razón. Sofía
rde de la cama. Extendió la mano y tocó mi mejilla. Sus dedos estaban cálidos. No me inmuté.
o Dante suavemente-. Sabía que sol
lugar -mentí, el sabo
entrega en los muelles. La expansión finalmente está completa. Te q
un hono
anado. Pensó que había domado a la fiera. No se dio c