Vendida a la Bratva: La Traición de Mi Esposo
techo no solo
l aire cortaba mi delgado vest
ajo, la alberca de l
o rectángulo negro de agua hela
rrastró hac
las manos a la espalda con ci
muñecas, mordiendo profundam
linaje! -rugió Damián por e
ba escu
escu
grité de vuelta-. ¡Tú fui
ramó Damián-. ¡Era
s había
e la puerta, abrigada dent
erfectame
Sin aborto
a y engreída
uavemente, pero su voz cortó claramente a t
se extendía sobre la alberca, donde se
uenla
dados d
hija del Don
a... me
o! -ladr
rededor de mis muñec
de agonía cuando mis
, balanceándome impoten
no rogando por mi vida, sin
rándome fijamente, luego
a -dijo
n cuchillo de
una úl
pentimiento? ¿culpa?- pero fue instantáneam
la c
ca
só zumband
golpeó co
eo, un shock que se a
hun
bía n
s estaba
aba como un ancla, tir
enó mi nar
como
es tuviero
í, ondeando con las luce
de Damián mira
viéndom
eslizó por los bo
aneció en una e
en M
a ve
o, n
Bip
era rítmic
los
blanca
a antiséptico
en un
pero mi cuerpo se
pert
illa junto a la cama, leyendo
uietantemen
eriódico-. Mis hombres te sacaron
as el recuerdo de la caí
qué? -
tía como si estuvi
te perdonó -di
sirvió un v
bas mal de la cabeza por culpa de Los
l popote a
ello de mi frente-. Vas a descansar. Y luego, vas a ser la esposa pe
di cuenta d
o me habí
Garza había muert
l hospital era algo co
a destroz