Vendida a la Bratva: La Traición de Mi Esposo
a solo un hogar; e
ra de la puerta principal. Lo llamó prot
estimado. No me q
nocía los códigos del elevador de servicio
o Antiguo, el tipo de antro donde el humo flotaba bajo como un suda
mí. Era un fantasma en la máquina, una
empo en formalidades. Simplemente deslizó u
Registros médicos del Dr. Elizondo. Lucía lo ha estado viendo durante siete mese
s fechas me miraban
fue una noche de b
da a cabo mientras yo estaba ocupada
dés no solo te llevaron, Sofía. Alguien les dio el pitaz
lvió, el ácido subi
ami
una bocanada de humo-. O quizá
rior se sentía pesado, sofocante, pres
ba ir a
de los De la Garza.
ertos por la superstición, como si estuvieran vi
se levantó cuando entré. Solo me miró con esos ojos fríos y cal
na en el cementeri
un *'Gracias a Dios que estás viva.
a -dije, golpeando el archivo sobre su escritori
quiera miró
iño es un Ferrer. Eso l
a, dando una
Sofía. Has estado
a como si fuer
. Damián es generoso a
palabras más fuerte que
é, mi voz temblando de
ro cayendo sobre la alfombra impecable-. Lucía estaba embaraz
ido seco y roto qu
e. ¿Así llam
o-. Vete a casa con tu esposo. Sé una buena esposa. Cría al hijo
udio, tembla
vibró en m
de un número desconoci
foto d
redondeado de Lucía. Tenía los ojos cerrados, un
de foto
e lo que jamás te amó a ti. Rí
ta que la pantalla se
ncio. Querían que fuera l
emarles