La prisión del amor, ahogándose en el engaño
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i prometido, Agustín, para salvar
en un yate, casándose con una
, pero cuando su nueva esposa, Eva, nos arrastró a los dos al
mujer que me robó la vida. Cuando ella deliberadame
una b
er y un hijo que creía que eran s
nforme médico. Agustín era
ítu
lejandra
d por la de Agustín Alexander. Y ahora estaba fuera, un fantasma en mi propia vida. Mi primer pensamiento, el único, fue Agustín. Fui a AetherCorp, la
favor -dije, con la vo
clinó l
ne un
dile que Alejandr
us ojos se abrieron de par en par
ta Brandt. El señor Alex
-insistí-.
rdias de seguridad corpulentos se adel
tiene q
me invadió, cal
Brandt. Esta
s bufó, un sonido
sa hoy. Con Eva Ochoa. ¿
o, robándome el aliento. Mi sacrificio, mis cinco años, todo para nada. Retrocedí,
de Cancún. Me escondí en las sombras del muelle, escuchando. La
igo, su voz en un susurro-.
ín su
está esperando un hijo mío.
aición definitiva. Me compensaría, le había dicho a Marcos, pero Eva era indispensable. Era e
olsillo. Mi padre. No hab
dra? ¿Es
de nadie en tanto tiempo. Una risa amarga se me escapó. El hombre al que h
re se sentía extraño en
r la sorpresa, luego por la alegr
Una mentira. Todo era una mentira. Caminé hasta el borde del muelle, el agua brillante burlándose del vacío dentro de mí. Con una oración silen
osotros. Ig
o quedaba nada para mí aquí. La fría indiferencia que se había instalado en mi p
ida comenz