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La Última Venganza de la Esposa Indeseada

Capítulo 2 

Palabras:2119    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:06

rtó el aire del almacén, fría y afila

tó la res

voz ronca, las palabras atascadas en

stante. Su mirada estaba fija en los números rojos parpadeantes, n

a ser tan

manteniendo una lealtad feroz. Sacudió la cabeza ligeram

do estaba desprovista de

dose contra las cajas, haciendo una

giró bruscame

no! ¿Qué est

ente se posó en Benjamín. Un destello de

nti

ofía. Se jactaba de robar datos de Industrias De la Garza. -Miró a Eduar

preciaba la codicia corporativa. Esto era exactamente algo

mín, t

está ahora, pero probablemente se está escondiendo porque sabe que la descubrí. -Me miró, una

erraron. Miró de Benjamín a m

tes el espiona

enjamín, su mirada inquebrantable-. Estaba vendiendo

uardo. El nombre quedó suspendi

tensó. Caminó hacia Benjamí

simplemente meter

s instintos protectores surgiendo-. ¡Y a Valeria! ¡La tratas co

ruzó el rostro de Eduardo. Pero desapareció ráp

e volvió hacia uno de los hombres-. Llama a los federales.

anzándome sobre Eduardo. Agarré su brazo, mis uñas clavándose en su co

scamente como si mi

Sofía. -Sus ojos, como esquirlas de hielo,

dose-. ¡Salvó a tu familia una vez! ¡Mi

burló-. La estupidez de Benjamín es suya. -Volvió a mirar el t

hacia los dígitos r

stá herido! ¡Está san

uego a mí. Su expr

s Sofía. ¿Vas a decirme dónde está, o vas a ver a t

taba. Ni Benjamín. Ni siquiera yo. Mis lágrimas cayeron libremente

cárcel. Necesita atención médica. Morirá. -Mi voz era una súplica d

un destello de algo

Sofía. Eso es t

, habló de repente, su

Le dio a Eduardo una dirección específica, rápidam

Sacó su teléfono, tecleando rápidame

es una

osió Benjamí

de teclear. Miró

iganla de vuelta a salvo. -Miró a Benjamín de nuevo-. En cuant

ie de un salto-. ¡Lo prometist

-. Él lo hizo. Y su confesión sigue en pie. -Se di

l temporizador parpadeaba pelig

penas mirand

sto seco a uno de los

tivo, tratando de cortar los cable

ndo! ¡Consíguele ayuda médica primero! -M

giró por completo. Sus ojos, aú

miró, una sonrisa escalofriante en sus labios-. ¿Y tú? No creas que te vas a librar tan fácil. Esto no ha ter

do en el espacio cavernoso. Lo miré, mi mente dando vue

ero sus manos temblaban, torpes con l

hacia Benjamín, tratando

OO

lvo y escombros llovieron. Sentí un dolor agudo en mi costado, luego un mareo

levanté, mi cabeza palpitando. Benjamín todavía estaba

estaba torcida en un ángulo antinatural, la sangre empapando sus pantalones rotos

riéndose con un aleteo. Logró una

eto! ¡Ayuda! -grité, mi voz quebrándose

una... una llave criptográfica. Biométrica. La guardaba en... en su collar. -Su res

a sus palabras, i

tográfica? ¿De q

taba de ello. Dijo que podía... arruinar a Eduardo si quisiera. -Apretó mi mano con má

Sus ojos miraban

evas! -grité, sacudiéndolo, pero no re

xplosión, finalmente corrieron hacia adelante. U

s. Necesitamos llevarl

s sollozos. Eduardo. Él había hecho esto. Casi

esolución apoderándose de mí en medio del dolor-. Y no voy a

mi mano firme a pesar de los temblores que recorrían mi cuerpo. El personal trajo mis cosas, ya empacadas. E

grado salvarle la vida, pero su pierna quedó permanentemente lisiada. Nunc

ierta de hollín y sangre seca, llegó el abogado de Eduardo,

al-. El señor De la Garza le envía sus sa

do? -Mi voz

r Benjamín Peña. El cargo

ngre

¿Y quieres hab

biera hablado-. Siempre que usted coopere. Requiere que usted ofrezca una disculpa públic

és de todo? ¿Después de que ella casi mata a Benja

aclaró la

La reputación de la señorita Cantú ha sido...

guridad de Eduardo entraron en la habitación del hosp

ndo? -exigí, corr

ión privada y segura, vigilada por nuestro personal, hasta que las autoridades feder

ados especializados! -Me paré frente a la cama de

paso adelante

ente se está asegurando de que el señor Peña no i

o y sin humor-. ¡Están locos! ¡Casi lo matan,

e noticias. Una foto de Sofía Cantú, con aspecto angustiado y un brazo vendado. El titular decía: "La Estrella

yendo la reputación de mi herman

tranquila. Miré el informe de noticias, luego a Mendoza, y l

pareció

Una declaración pública

í durante tres largos años finalmente se desbor

doza? Bien. Me disculparé.

to, observando la escena, sus ojos llenos de una

Mendoza, mis ojos secos, mi voz firme como una roca-. Dígale a Eduardo que estaré a

mí. Mi dignidad. Mi alma. Y el futuro de mi familia. Jugaría su juego, pero yo ganaría. La llave cripto

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