icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

La Última Venganza de la Esposa Indeseada

Capítulo 3 

Palabras:1744    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:06

na preocupación que me revolvía el estómago. Ella yacía allí, luciendo imposiblemente delicada, con un vendaje blanco impecable alrededor de su frente. Su brazo también estaba en un

ñeó, una actuación que conocía de memoria-. Todavía duele

rvada, acarició suavemente su cabello,

certe daño. -Su voz era suave, cargada de una ternura que nunca ha

iaron hacia mí, un brillo triunfante en sus profundidades. E

tono era plano, desprovi

si un puño se hubiera cerrado alrededor de ella. La imagen de Benjamín, p

voz sorprendentemente firme-. V

un sonido s

a por tu hermano. Está bien. -Sus palabras eran sacarina, got

en sus ojos-. Mi hermano, Benjamín, te ha causado una gran angustia, y por eso, lo siento de verdad. -Las palabras sabían a ceniza. Las f

se curvaron en una s

ebe ser tan difícil. Es tan... particular. Y tú eres tan... normal. -Se rio, un sonido diminuto y tintineante que me crispó los

rostro. Era una confirmación. Todo lo que ella dijo, todo lo que yo había sospechado, era verdad. Probablemente se había quejado de mí con ella, me h

de Eduardo vibró. Miró la pantal

-Se levantó, a regañadientes

ía, tirando de su manga-. No te va

omo pueda. Solo descansa. -Se inclinó y le besó la frente de nuevo-. Y tú -dijo, volviendo su mirada hacia mí, sus ojos e

o la vuelta y salió de la habitación, de

a de Sofía se desmoronó. Sus ojos, ya no inocentes, brillaron con un triunf

el vendaje de la frente, revelando una piel perfect

abrieron d

lo fingi

onido áspero

e a mí? Es completamente devoto. No eres más que un reemplazo, Valeria. Una sirvie

d de su manipulación, la audacia

a enferm

endiendo que le importas. Te odia, Valeria. Siempre lo ha hecho. Solo se casó contigo por una deuda arcaica. Eres una muleta financiera, nada más.

e tranquila, la verdad un sabor amargo en mi

mí, su mano buena volando. Sus uñas, largas y afila

¡Voy a ser su espos

te. El dolor era agudo, pero la conmoci

ojó de nuevo a la cama, retorciéndose salvajemente. Se arañó su propio braz

rdo! ¡Me atacó!

bia aterradora. Vio a Sofía, su cabello desordenado de nuevo, su rostro contorsionado por el miedo, sangre fresca brota

red con un ruido sordo, enviando estrellas danzando ante mis ojos. Me deslicé al s

-Acunó su cabeza, sus ojos llen

eñalándome con u

Me insultó... ¡me arañó! -Su voz estaba c

ás fríos que el hielo,

era baja, amenazante, una tormen

finalmente desbordándose, mezclá

isma! ¡Ella me atacó! -Intenté levantarme,

vi en sus ojos

tirando de la m

te viera. Dijo que arruinaría mi vida. Dijo... di

pura audacia de sus me

razo recién arañado de Sofía. Ni siquiera registró el corte en mi cara. Su atenc

ortalmente silenciosa, un temblor de pu

-grité, señalando mi propia mejilla h

luego retrocedió, una mirada d

-Se apartó de mí, alejándose más de mi mano extendida. Sus ojos se entrecerr

un fuego ardiente en mis venas-. ¿Por s

ción ya de vuelta en Sofía, m

riño. No volverá a t

soportar su crueldad, de creer en un amor distante e inalcanzable. Y todo terminaba aquí, con él creyendo a una

esperanzas olvidadas-. Después de todo... después de

aba fija en Sofía, su mun

nando un filo desesperado-. Estuve a tu lado, incluso cuando me t

giró, sus ojos

Sofía. Eres una vergüenza. La sola visión de ti me da asco. Lárgate de mi vista. Ahora. -Lad

ó dolorosamente detrás de mi espalda. Un crujido agudo resonó en la

lor eclipsando momentánea

azo, luego desvió rápidamente la mirada, un de

ue no contamine ni un cent

o. Lo último que vi fue a Eduardo, inclinado sobre Sofía, su mano acariciando suave

Obtenga su bonus en la App

Abrir