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El arrepentimiento de mi ex-marido, mi nuevo comienzo

El arrepentimiento de mi ex-marido, mi nuevo comienzo

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1609    |    Actualizado en: 19/12/2025

tera en convertir a mi esposo, Damián, en un arquitecto estrella

o, trajo a su "musa", Kalia, y

contré en mi recámara, usando mi ropa, después de que rompiera nues

lujos yo había financiado por completo. Pero la gota que der

ó, diciendo que estaba embaraza

rcio y compré un boleto de ida a Europa. E

ítu

él llamaba su musa, su igual artística, la que entendía su "lucha auténtica". Y ahí estaba el

vista de la calidez habitual con la que se

n los artistas que admiraba. Quería que l

oma. La que era financiada por el fideicomiso que yo había creado, aquella cuyo trabajo obsesionaba a Damián. La que

gresivamente natural. Sin maquillaje recargado, sin ropa de diseñador evidente. Llevaba un overol holgado manchado de pintura, un marcad

e, casi un susurro. Ofreció una sonrisa pequeña y vacilante. E

olví la sonrisa, solo asentí levemente. Mi

ue había financiado para el despacho de Damián. Nuestro Porsche, el que

opiloto, mi lugar de siempr

ado rápido, y alcanzó la puerta del c

quemado. Sus ojos se desviaron hacia Damián, luego de vuelta a

geló en el mar

dije en voz baja-

llenaron de lágrimas. Parecía un cervat

uebrada. Lo miró, su súplica e

e tensó. Se volvió hacia

idícula. Solo déjal

ga se me escapó-. ¿Yo soy la ridícula? Est

tono paciente y condescendiente que reservaba para mí cuando pensaba

Estaba dando excusas por ella, en

la voz-. Si se siente tan cómoda en el asiento del conductor,

e sonrojó i

os te pasa? -gruñó, s

se estaba resquebrajando. Sus ojos, aún rebosantes de lágri

No lágrimas delicadas y silencios

lbuceó, cubriéndose el rostro con

osa. Lanzó una última mirada hacia atrás, sus ojos encontrándose con los míos. En

os, volviéndose para

ró, su voz aún temblorosa pero ganando fuerza-. N

abía establecido para el despacho de Damián, me estaba dando lecciones sobre materialismo. Era única, sí. Únicamente manipuladora. La había visto ascender de s

o. El décimo. Y él estaba aquí, d

amián, comenzando a segui

, su expresión era u

tas disculparte

odas, el que yo le había puesto en el dedo hacía d

, se detuvo. Se giró lenta

isculparse. Lo entiendo. Algunas personas simplemente... no pueden com

ros, una imagen d

mirme. Apreté las manos en puños a mis costados. Quería gri

lí, respirando el aire frío de la noche.

a relajar

minando hacia el l

Miré hacia abajo. Había una mancha oscura y pegajosa

ocolate oscuro y pegajoso. Y entonces lo vi, una mancha a

ián, corriendo hacia ella. Aún no se había d

ia abajo, fing

mento de torpeza, supongo

ida. El que le había comprado la Navidad pasada, una edición limitada. Se

quilizadora-. Yo me encargo de esto. -Me miró de r

bición de la galería y lo arrojé al suelo. El estallido resonó en la calle silenciosa. No era l

n martillazo-. Y dejaste que lo arruinara. -Mi voz era p

n se

Podemos mandarlo a limpiar. ¿En serio e

. O al menos que reemplacen todo el interior. Puedes pagarlo, ¿ve

los ojos de nue

e un accidente! ¡Solo estás

da-. Quizás deberías mirarte en el espejo, Kalia.

rar, más fue

creer esto! ¡Está

siendo absolutamente maliciosa! ¿Te escuchas? Pagaré por todo

ltrarse en mis huesos. Esto ya no se trataba del coche. Nunca lo fue. Se trataba de él

o se retorcía a mi alrededor, cada sonido amortiguado, c

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