Sus mentiras millonarias, su ascenso vengativo
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o lleno de humedad. Yo me mataba trabajando como asistente legal, mientr
ura de un penthouse multimillonario. Era
lo exploté cuando Fabiola le robó el inhalador a Cecilia en un eve
ó, pasó de largo junto a nuestra
hecho?",
solo su esposa ordin
ue yo era quien iba a derrumb
ítu
sa
sentía como una mano helada apretándome el corazón. Era asistente legal, buena en mi tr
hado un millón de veces en la pantalla, cortó el opulento silencio del penthouse. Flotó hacia mí,
a tensa. "Solo hago mi t
bre los pisos de mármol pulido. Una cava de vinos hecha a la medida, un cine privado, una cocina de chef que nunca h
con desdén. "No hay necesidad de formalidades. Ustedes, la
anejar sus transacciones inmobiliarias multimillonarias, asegurar que su lujo interminable fuera i
siente tan pasado de moda. Javier insiste en comprarme cosas nuevas
etuvo en el a
o, me recorrió la espalda. Javier era un nombre
sin mirarme realmente, admirando s
oídos. Pasé a la escritura de propiedad, el documento legal que establecía
onces
ente negra, bajo "Benefi
re de m
rtista independiente en apuros. Pintaba paisajes que nunca se vendían, se quejaba de las comisiones de las galerías y apenas llegaba a f
iamante en su muñeca. "Me compró este lugar el año pasado. Dijo que era un
zas. Sentí un sabor amargo en la garganta. ¿Le compró este lugar a ella?
irándome, sus cejas perfectas arqueándose. "¿Día largo? Debe ser
a amargura era una herida a
e cuenta historias sobre gente así. Qué triste". Se estremeció delicadamente. "En fin, es el hombre más encantador. Tan poderoso, tan m
. Finge ser un pobre artista. Todo estaba encajando, un horrible mosaico de
n pequeño y feo gato de cerámica en un estante. "Dijo que le recordaba sus 'orígenes humildes'.
ida, sostenido en la mano de una figura de arcilla que se suponía que era él. Le había dicho a e
do con doblar mis rodillas. Esto no era solo una traición. Era
por supuesto. Solo dice que era un poco 'pegajosa' y 'sin ambiciones'. Ya sabes el tipo, ¿no? Siempre soñando con una casita con jardín, conform
ia. Mediocre. Así era como me veía. Así era como siempre me había visto. Pensé que éramos un equip
o cuerpo pequeño y débil traqueteaba con cada respiro, cuya vida era una batalla constante contra el moho y la humedad de
an, pero no era de miedo. Era de una furia naciente, un grito primal acumulán
macizo. Dijo que la tenía por ahí, la encontró en una caja vieja o algo así. Probablemente de algún p
iliar que me había jurado que había perdido. Otra mentira. Cada palabra que
Es demasiado pesada para mí de todos modos y, francamente, prefiero la mía con incrustaciones de diamantes". Su mirada r
tocarla me quemara. La pura arrogancia, la
, mi voz plana, des
ecta, ¿verdad? Es realmente bastante aburrido". Dejó caer la pluma sobre el escritorio con un chasquido. "Francamente, me muero de
enta oleada de asco. Sentí un sudor frío en la frente. Solo quería
etalle: el nombre en la escritura, las menciones casuales de Fabiola sobre la riqueza de Jav
ta, simplemente me di la vuelta y salí, con la espalda recta como una tabla, ca
ntra la pared pulida, mi cuerpo temblando incontrolablemente. Sentí que me estaba rom
ahora parecían burlarse de mí con su indiferencia. Cuando finalmente abrí la puerta de
il de Cecilia fue lo
jando, sus ojos abiertos de miedo mientras luchaba por respirar. S
rando su inhalador, mis dedos torpes con la tapa. Tomó
aire fresco? Como en las películas". Su voz era tan pequeñ
una vida de lujos, gastando millones en su amante, mientra
"Día pesado, amor. El arte no fluyó. Supongo que llegaré tarde
rciéndose en la herida. Pizza barata. Mient
tormenta de fuego dentro de mí. Mis manos se cerraron en puños, los nudillos blancos. La
enganza, no solo por mi propio orgullo destrozado, sino por Cecilia. Por su derecho a respirar lib
s por la preocupación, se
abello húmedo. "Vamos a tener una casa nueva. Una her
a. Una promesa silenciosa y