El engaño de su falso amor
a Bar
o familiar reconfortándome. Las piezas del rompecabezas de mi vida encajaban de
gocios y su estatus social, me veían como una extensión de su imperio, no como una hija. Sus
de azul brillante. La respuesta de mi madre fue un suspiro exasperado y una cita con e
ciosos, a menudo olvidados, o recordados con un regalo práctico que no tenía nada que ver con mis deseos.
uario era "Constructora". Él era mayor que yo, y su conocimiento de la profesión era vasto. Lo que comenzó como un intercambio de idea
", me escribió una vez. "No deje
anciar una carrera que consideraban "poco rentable" para sus planes de fusión. Fue entonces cuando "Constructora" apareció de
tra de mi aprecio. Un llavero de plata con un arquitecto en miniatura grabad
a que ahora, en el coche de Lázaro Vélez
ién una profunda emoción. Lázaro no solo había sido mi
i voz apenas un s
ía en el espejo retrovisor. Sus ojos brill
en esa palabra, sentí
rdián, siempre había sido él. No un desconocido, sino el hombre que ahor
yendo hasta convertirse en puntos en la distancia. Y con cada kilómetro, sentí que
blanco. Pero una parte de mí sabía que las sombras del pasado, representadas por mis padres y el